Cientos de personas pasan a diario frente a su fachada. Otras tantas lo visitan por trabajo o para resolver asuntos con la intervención de la autoridad. Es una presencia tan habitual que podría pensarse que siempre ha estado así y ahí.

Pero en realidad el Palacio de Gobierno solo comenzó a verse como es ahora en 1892, hace 130 años, cuando el actual edificio fue inaugurado —aunque inconcluso— durante las fiestas de la Independencia.

La obra se levantó sobre la demolida sede de las Casas Reales, que se habían construido en la época colonial para servir de residencia a los capitanes generales y gobernadores de la Provincia de Yucatán.

De su inauguración fue testigo “La Revista de Mérida”, antecesora de Diario de Yucatán, que en una publicación del 20 de septiembre de 1892 describía al nuevo Palacio de Gobierno, del que solo se había terminado “el primer cuadro de todo el edificio”, como “bello y uno de los más hermosos y mejor construidos de Mérida, sin faltarle sin embargo algunos defectos arquitectónicos muy disimulables”.

De él decía que era “muy amplio, sólido, de materiales escogidos y muy bien ventilado”. Destacaba la escalera, “una de las partes más bellas y mejor construidas del edificio: su primer tramo es de piedra de Ticul, de las canteras Las Candelarias, así como toda la balaustrada”, y “las dos ramas superiores son de piedra de Tekax, de color semejante a la anterior”.

“Todos los techos son de varengas de zapote, menos el del salón de recepciones que es de vigas de fierro y de ladrillo hueco especial. Este salón es notable por sus dimensiones: 49 varas por 10, el techo está todo estucado, con artísticos rosetones: el piso es de mármol”, detallaba la publicación.

La construcción contaba igualmente con “aljibe, agua de servicio corriente y excusados (sic) públicos y privados”.

Apertura del Palacio de Gobierno de Yucatán

El Palacio de Gobierno tuvo su estreno la noche del 15 de septiembre, en la conmemoración del inicio de la guerra de Independencia, que tuvo lugar 82 años antes. En su salón de recepciones se desarrolló el programa alusivo, musical y literario, que una orquesta dirigida por José Jacinto Cuevas abrió con la interpretación de una obertura de Gioachino Rossini, de acuerdo con la edición del 18 de septiembre de ese año de “La Revista de Mérida”.

En la velada se escuchó asimismo una tarantela del maestro Cuevas, que “mereció una ovación de los entendidos en el divino arte y por ello felicitamos a nuestro joven compositor”.

“Al anunciar las campanas de los templos, las salvas de artillería y el Himno Nacional ejecutado por las bandas militares la hora en que el insigne Cura Hidalgo lanzó el grito de emancipación en igual fecha de 1810, ocupó el balcón de honor el (gobernador de Yucatán) coronel (Daniel) Traconis y empuñando el glorioso pabellón mexicano avivó a la Independencia, a Hidalgo y demás héroes, que la muchedumbre entusiasmada que ocupaba las calles adyacentes y plaza principal contestó con ruidosas aclamaciones”, señalaba la crónica.

“Este acto que por primera vez presenciamos en Mérida causó gratísima impresión”, continuaba. “Media hora después terminó la fiesta de palacio, durante la cual se sirvieron a los asistentes helados y licores”.

Para la ocasión, agregaba la reseña, el Palacio de Gobierno fue “sencillamente adornado y con iluminación eléctrica, ofreciendo el salón y las galerías una perspectiva grata y majestuosa”. Al fondo del salón de recepciones se colocó el escenario donde actuó la orquesta y “un magnífico busto en bronce del (presidente) general (Porfirio) Díaz”.

El periódico auguraba que ese salón, “único por su amplitud y condiciones arquitectónicas que existe en Mérida, está llamado a ser el centro de nuestra buena sociedad en las solemnidades que se organicen para conmemorar las glorias patrias, y cuando se encuentre ya decorado del todo habrá de ser digno de la cultura de la capital del Estado y de la representación del Poder Ejecutivo”.

Hasta entonces en los trabajos se habían invertido 150 mil pesos, más del doble de lo autorizado por la Legislatura estatal en 1879, cuando el gobernador Manuel Romero Ancona solicitó la aprobación de un presupuesto de 60,373 pesos para la obra, que fue diseñada por Olegario G. Cantón y Cámara.

La primera piedra del Palacio de Gobierno

Sin embargo, la construcción no empezó de inmediato, por falta de recursos. Hubo que esperar a la siguiente administración estatal, la del general Octavio Rosado, para que se iniciara en enero de 1883 la demolición de la antigua sede y se colocara en abril del mismo año la primera piedra del actual Palacio de Gobierno.

En la dirección de los trabajos también participaron David Casares y Vicente León Solís.

Al día siguiente de su inauguración en 1892, el edificio recibió la visita de “constante concurrencia”, según relato de “La Revista de Mérida”. Asimismo, siguió “engalanado y alumbrado como en la noche anterior, repitiéndose la serenata en la Plaza de la Independencia por las dos bandas de música, con fuegos artificiales e iluminación de farolillos de colores, así como en el palacio municipal, una reunión popular”.

Para cuando fue demolida, la antigua sede de las Casas Reales ya había dejado de servir de residencia a los gobernadores y se había limitado a albergar secretarías y tribunales superiores. Con el nombre de Palacio de Gobierno se le conoció desde 1821, de acuerdo con la entrada que le dedica la enciclopedia “Yucatán en el tiempo”.

Desde entonces ha sido escenario de numerosos sucesos relevantes para la vida política del Estado y el país, entre los cuales el compendio cita el discurso en maya que desde su balcón pronunció Felipe Carrillo Puerto en 1922 al asumir la titularidad del Ejecutivo, y la exposición en 1937 por Lázaro Cárdenas de los planes de reforma agraria para Yucatán.