Hoy escribo sobre las causas de la pérdida del olfato o, como se le conoce en términos médicos, la anosmia.

Tenemos la labor de probar vinos para dar una opinión sobre el producto que está naciendo al mercado o para una cena degustación.

El hecho de perder el olfato y el gusto es un tema complejo, ya que lo podemos comparar con que a un herrero se le extravíe su martillo, a un doctor su estetoscopio o a un sastre su tijera.

En síntesis, si no tenemos esas herramientas no podríamos dar un diagnostico con exactitud, para saber qué tan bueno o malo es ese vino. Y como colofón del tema, en esta ola de contagios, hay un nuevo soldado que cae bajo los efectos de la variante ómicron: yo.

La pérdida de olfato o anosmia no solo puede producirse por el Covid-19, puede ocasionarla diversas causas. Por un lado, la causa más frecuente son las infecciones virales del sistema respiratorio superior: resfriado común, sinusitis y bronquitis, entre otras.

Otra causa común es la inflamación crónica de la nariz y los senos paranasales: rinitis alérgica, rinosinusitis crónica.

La última causa es el traumatismo craneoencefálico, que produce un importante daño al neuroepitelio y al bulbo olfatorio.

¿Por qué perdemos el olfato? Un estudio reciente de la Facultad de Medicina de Harvard demostró que la clave de la pérdida del olfato y el gusto por el Covid-19 es que el virus SARS-CoV-2 infecta las células nerviosas de la cavidad nasal (células gliales) y no a las neuronas.

En el artículo, publicado en la revista “Science Advances”, se describe que las neuronas sensoriales olfativas no expresan el gen que codifica la proteína del receptor ACE2, que el coronavirus utiliza para entrar en las células.

En cambio, sí que se expresa en las células de soporte de las neuronas sensoriales olfativas, las células gliales, así como en ciertas poblaciones de células madre y células de los vasos sanguíneos.

Como explica Sandeep Robert Datta, neurobiólogo y autor principal del estudio: el nuevo coronavirus provoca anosmia en los pacientes no infectando a las neuronas directamente, sino afectando a la función de las células de soporte.

Muchos se preguntarán cuánto dura la pérdida del olfato a consecuencia del virus, gracias a este estudio podemos deducir que es poco probable que sea de forma permanente. Además, sugiere que existe poca probabilidad de que el SARS-CoV-2 produzca daños graves y permanentes en los circuitos neuronales olfativos.

Una vez pasado el Covid-19 y desaparecida la infección, “las neuronas olfativas no parecen necesitar ser reemplazadas o reconstruidas desde cero”. Eso nos da a muchos de los colegas enólogos y sommelier, e incluso a muchos fanáticos del vino, la luz de esperanza para no bajar la guardia y seguir cuidándose.

Mientras tanto aquí sigo haciendo mis ejercicios de respiración y de entrenamiento de la nariz, con el kit “La nariz del vino” un juego de 50 tipos de aromas en concentrado, que se usan para catar vinos, con aromas de café, cuero, cítricos, frutos rojos y pimientos para que la nariz regrese a su estado natural.

Noticias de Mérida, Yucatán, México y el Mundo, además de análisis y artículos editoriales, publicados en la edición impresa de Diario de Yucatán