Muchas veces podemos hablar a la ligera de los demás sin darnos cuenta que podemos dañar, afectar o lastimar a las personas.

Necesitamos ser más maduros y responsables de lo que decimos de los demás, sea quien sea merece nuestro respeto.

De lo que habita en el corazón habla la boca, así que cuando escuchemos a una persona hablar de otros afectando su imagen, de quien debemos tener cuidado es de la persona que está hablando, pues en su corazón solo habita falta de amor, envidia, resentimientos, inseguridad y hasta baja autoestima.

Quiero invitarte a que no seas parte de lo común: cuando estés en un grupo o reunión donde se empiece a hablar mal de otros, ten el valor de poner límites.

No seamos parte de algo que por mucho tiempo se ha hecho normal y común, cuando en realidad deberíamos hablar de las virtudes de las personas.

No dañemos la imagen de nadie, no dividamos a la gente y mejor tengamos cuidado de quien sí lo hace porque, si hoy habla a espaldas de otros, quizá mañana pueda hablar mal de ti.

Seamos cautelosos, maduros y responsables de lo que hablamos cada día, que nuestra boca sirva para bendecir y no maldecir.

Fundadora de Sublime Amor.

 

 

Noticias de Mérida, Yucatán, México y el Mundo, además de análisis y artículos editoriales, publicados en la edición impresa de Diario de Yucatán