Constantemente juzgamos a otros, pues es más fácil ver los errores de otros que los propios. Ciertamente habrá momentos en que podamos guiar, orientar o aconsejar a los demás, pero siempre con prudencia y sabiduría.

No debemos creer que nosotros estamos haciendo todo bien; les recuerdo que siempre será más fácil ver los errores de otros que juzgarnos a nosotros mismos.

Una guía o consejo no le hace mal a nadie, pero no es lo que se diga o se aconseje, se trata en cómo se haga, ya que si tus palabras llevan un juicio, quizá y no tengan el impacto benéfico que esperabas en las personas. Por ello, siempre antes de expresar algo analízalo y reflexiónalo bien.

Lo más importante es empezar en casa, es decir, con nosotros mismos, pues si somos capaces de ver que no somos perfectos podremos entender que los otros están también en el camino de la perfección, si es que ésta algún día es alcanzable, ya que no hay ser humano que pueda denominarse como una persona perfecta.

Así que antes de juzgar a los otros tomemos el espejo de nuestra propia vida, enfocándonos en nosotros mismos para mejorar día con día; estoy segura que si hacemos esto tendremos poco tiempo para juzgar a los demás.

La aportación que podemos dar a otros sobre una cosa u otra puede ser extremadamente buena si se hace con prudencia y sabiduría, pero fatal si solo lleva juicio y señalamiento mostrando que tú y solo tú estás en lo correcto.

Fundadora de Sublime Amor.

 

Noticias de Mérida, Yucatán, México y el Mundo, además de análisis y artículos editoriales, publicados en la edición impresa de Diario de Yucatán