MADRID (EFE).— La declaración del estado de emergencia en varias regiones italianas es el nuevo episodio de larga serie de problemas causados en todo el mundo por la sequía, que se relaciona en buena medida con la actividad humana y augura un futuro sombrío en la gestión de los recursos hídricos.

El Consejo de Ministros de Italia destinó 36 millones de euros para paliar la situación agrícola en Emilia Romagna, Friuli Venecia Julia, Lombardía, Piamonte y Veneto, regiones afectadas por los “bajos mínimos” del río Po, el más largo y caudaloso del país, e incluso planteó nombrar un comisario extraordinario para las medidas contra la falta de agua.

El aumento progresivo de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones están muy relacionados con la sequía, pero también con otros dramas ambientales, como el desprendimiento de un glaciar en la cadena montañosa de los Dolomitas, que es no solo una tragedia humana por los siete alpinistas fallecidos y 13 desaparecidos, sino también un recordatorio de que la desaparición de glaciares significa disminución de recursos hídricos.

El director del Instituto de Ciencias Polares del Consejo Nacional de Investigación de Italia, Carlo Barbante, advierte que, sin importar las medidas que se tomen, “los glaciares alpinos están ya perdidos y van a continuar su fusión”. Esas grandes masas de hielo y nieve “son la mayor fuente de agua dulce potable para nuestro planeta” y recurso vital en países como Bolivia e India.

Las noticias relacionadas con la sequía son cada vez más abundantes y preocupantes en el mundo: la pequeña república de Kiribati en Oceanía se declaró en junio “en estado de desastre” por la falta de lluvias; la ciudad de Los Ángeles comenzó a restringir el consumo de agua a principios del mes pasado; la principal ciudad del sureste de Sudáfrica (Gqeberha, antigua Puerto Elizabeth) está en riesgo de quedarse sin agua por su escasa reserva…

Un estudio publicado por “Nature Geoscience” afirma que la península ibérica presenta las condiciones más secas de los últimos mil años debido al anticiclón de las Azores, que ahora abarca un área mayor debido al aumento de emisiones de gases de efecto invernadero.

El problema es tal que la Convención de la ONU para combatir la desertificación advirtió en mayo que la sequía es “una encrucijada para la humanidad”, ya que su cantidad y duración han aumentado 29% desde 2000, por lo que se precisan soluciones urgentes, como “sistemas ecológicos funcionales”.

Entre 2000 y 2019 el problema afectó a 1,400 millones de personas, con lo que se convirtió en el segundo desastre natural de mayor importancia del planeta, después de las inundaciones.

 

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