Germán Asensi interpreta el Concierto para trompeta y orquesta en Mi bemol mayor de Joseph Hayn con la Sinfónica de Yucatán, anteayer
Germán Asensi interpreta el Concierto para trompeta y orquesta en Mi bemol mayor de Joseph Hayn con la Sinfónica de Yucatán, anteayer

Una velada bajo la precisa y enérgica dirección del yucateco Alejandro Basulto, y de la maestría en la trompeta de Germán Asensi, solista invitado, fue la que disfrutamos anteanoche con la Orquesta Sinfónica de Yucatán, en uno de los últimos programas de temporada, en el Palacio de la Música.

El programa dio inicio con la Passacaglia, Op. 1, de Anton Webern, para arpa, flautín, dos flautas, dos oboes, corno inglés, dos clarinetes, clarinete bajo, dos fagotes, contrafagot, cuatro trompetas, tres trombones, tuba, timbales, percusión (bombo, platillos, tam-tam, triángulo), arpa y cuerdas.

Para su Passacaglia, Op. 1, Webern propone un tema sencillo y claro, que es sometido a 23 variaciones sucesivas, que muestra claramente algunas influencias de Brahms, Wagner, Strauss y Reger y de su maestro, Arnold Schoenberg, pero aún marcada por la tradición romántica, recuerda el musicólogo Juan Arturo Brennan.

Exuberante en tono y textura, el Passacaglia de Webern de tan sólo diez minutos de duración muestra una tendencia a la compresión y al cromatismo en general que la OSY supo transmitir con su sonido sensual y romántico, y contornos melódicos ondulantes.

El programa continuó con el Concierto para trompeta y orquesta en Mi bemol mayor, Hob. VIIe/1 (Concerto per il Clarino) de Joseph Haydn, el único concierto para este instrumento del compositor austríaco. Es el primer concierto que muestra la evolución de la trompeta como instrumento de cinco llaves, superada por la trompeta de tres pistones creada a partir de 1813 y base de la usada actualmente en las orquestas sinfónicas.

Según fuentes históricas, el Concierto para trompeta y orquesta en Mi bemol mayor lo compone Haydn tras su segunda estancia en Londres. Corría el año 1796. Haydn ya no era un niño, en realidad tenía 64 años, edad considerable en aquella época. El concierto se estrenó el 22 de marzo de 1800 en Viena, en el antiguo Burgtheater, actualmente demolido.

El primer movimiento está escrito en forma sonata, comienza con un allegro en el que la trompeta usa la forma de fanfarria, animando la velada con aires palaciegos. El segundo movimiento es un andante, también en forma sonata con modulaciones y cromatismos. Asensi hizo “cantar” al instrumento en sus cálidos sonidos graves.

El tercer movimiento es un finale-allegro en forma rondó de carácter virtuoso, de nuevo con fanfarrias y que destiló una gran energía que el público agradeció con aplausos y pidiendo al solista de vuelta al escenario, que regaló una breve pieza para trompeta sola, de aires barrocos.

Músico galardonado

Según información de la OSY, Germán Asensi es considerado uno de los mejores trompetistas de su generación. Fue galardonado con el Premio de Honor al terminar sus estudios, completando su formación con los más prestigiosos profesores y directores del momento. Ha colaborado con las principales orquestas de España, su país de origen. Es trompetista solista de la Orquesta Sinfónica de la RTVE.

Por su parte, Alejandro Basulto, director y compositor yucateco, con estudios de doctorado en Dirección de Orquesta por la Universidad de Houston, mostró su experiencia dirigiendo orquestas en México y Estados Unidos en la Segunda Sinfonía de Beethoven. Es director titular de la Orquesta “Gustavo Río Escalante” de la Universidad de las Artes de Yucatán.

La Sinfonía número 2 de Beethoven en Re mayor Op. 36 se terminó de escribir en 1802 y se estrenó el 5 de abril del año 1803 en el Theater an der Wien. A pesar de su estructura clásica, derivada de las sinfonías de Haydn, Beethoven se libera del estilo, apareciendo sus propias estructuras, instrumentación y rítmica, como recuerda Víctor Pablo Pérez en su “Historia de la sinfonía”: “Esto se puede observar al escuchar el brillante primer movimiento, adagio molto, allegro con brío, que termina con una coda que no hubiera escrito ninguno de sus predecesores. Su adagio inicial posee un tema parecido al que usará en su última sinfonía”.

El larghetto contiene una de las más geniales melodías de Beethoven, fruto de un largo trabajo lleno de correcciones, como lo demuestran sus cuadernos de apuntes. Otro de los cambios del gran sinfonista y revolucionario musical que fue Beethoven es el tercer movimiento que ya no tiene el nombre de menuetto sino el de scherzo. Posee rápidos contrastes dinámicos. La sinfonía termina con un allegro molto alegre y triunfal.

“En Beethoven no puede observarse una relación entre su estado personal y su obra. Existe una total separación entre el hombre que sufre y la mente que crea. Como decía Goethe, ‘el clásico es sano, el romántico se queja’. Al llegar el romanticismo cambiaría el concepto y de los sufrimientos nacerían grandes obras”, concluye el catalán.

La OSY supo reconocer la entrega de Alejandro Basulto golpeando discretamente los atriles con sus arcos, y el público no se quedó atrás. Sin duda, la alegría con la que el yucateco dirige es contagiosa. El programa se repetirá este domingo, al mediodía, en el Palacio de la Música.— Patricia Garma Montes de Oca

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