“TE FELICITO SIERVO BUENO Y FIEL…”
El patrón se fue y dejó a sus criados un amplio margen de autonomía y de acción. Entonces cada uno, según su propio estilo, trabajó para multiplicar lo que recibió. Es el área creativa del esfuerzo personal con el que cada uno trabaja con su fantasía, su sabiduría o, en cambio, se abandona como un parásito buscando sólo supervivencia y tranquilidad pasiva.
Ahora bien, la ausencia del patrón es larga, pero no definitiva. Un día se abrió la puerta y el patrón comenzó a pedir cuentas a sus criados. Aquí es donde la parábola tiene su desenlace simbólico. Porque muchos comienzan a rendir cuentas de lo sembrado con el deseo de construir un mundo nuevo a través de los dones que Dios puso en sus manos. A éstos Cristo les ofrece su alegría y su paz.
Pero también rinden cuentas los que, egoístamente, viven preocupados de lo suyo, mientras conservan el talento recibido sin haberlo puesto al servicio del enriquecimiento del mundo y de la construcción de la unidad y de la paz. La reacción de Dios ante estos egoístas es de rechazo porque no sirven para la construcción del Reino de Dios. Son como la sal que ya perdió el sabor.
Así pues, son dos las dimensiones que Jesús entreteje en la narración. La primera no es tanto aquella de las acciones, de las obras, del fructificar, sino la de la acogida laboriosa de los talentos, es decir, de los dones de Dios. Recordemos que el talento se da a todos inicialmente: en la raíz está siempre el don de Dios. Además, el premio y el castigo finales van mucho más allá de cuanto los distintos personajes hayan merecido con su empeño o su inercia. La enseñanza de Jesús es, pues, un llamado no tanto a desarrollar las propias dotes cuanto —mas bien— a reconocer y aceptar activamente el don de la salvación, abriéndole nuestro corazón y nuestras manos.
Como aquellos de los dos o de los cinco talentos, estamos llamados a no considerar los dones de Dios como frías piedras preciosas sino como semillas para sembrar y cultivar para que se conviertan en espigas o árbol frondoso.