En un entorno apacible y silente, poco a poco el sol comienza a bañar capital yucateca. El complicado 2020 se ha ido y Mérida despierta al primer día del 2021.
Paulatinamente el bullicio de la pirotecnia que saludó la llegada del nuevo año ha quedado atrás y en el ambiente el trino de las aves comienza a hacerse presente junto con aquellos madrugadores para los cuales la mañana de este viernes podría parecer como cualquier otra.
Personal de Aseo Urbano comienza a recorrer las calles y avenidas de la ciudad al tiempo que, presurosos, algunos transeúntes se dirigen a sus centros laborales para comenzar a trabajar o, como en el caso de los empleados de empresas privadas de seguridad, relevar a sus compañeros que realizaron la guardia nocturna.
Pocos turistas, algunos acompañados por sus mascotas, caminando, trotando, en bicicleta o patines, disfrutan de las otrora congestionadas calles y aceras, hoy despejadas de expendios de pirotecnia y otros artículos, sobre todo para las celebraciones.
El amanecer podría pasar como cualquier otro amanecer de Año Nuevo, de no ser por el uso de cubrebocas.
Podría creerse que la pandemia por el Covid ha quedado atrás, sin embargo el uso responsable de esta prenda, parte ya de la cotidianeidad de todos, es un recordatorio de que el Año Viejo queda atrás pero la pandemia sigue, entre la esperanza de que 2021 traiga la derrota definitiva de la enfermedad.
