Andrés Flores Cauich

HUNUCMÁ.— Andrés Flores Cauich, quien anteanoche perdió la vida trágicamente en un accidente ocurrido en la carretera que conduce a Celestún, de donde era originario, era ampliamente conocido no solo en su comunidad, sino en todo esta zona, por ser un pítcher y buen bateador.

A pesar de que solo contaba con 27 años de edad, destacaba entre los beisbolistas de la zona y era conocido con el sobrenombre de “Yuyo”.

De acuerdo con datos recabados, su primer equipo fue “Pulperos de Celestún”, luego fue contratado por otros equipos de la zona, incluso en una novena de Isla Arena, Campeche.

Apenas el pasado domingo jugó en esta ciudad con el equipo Ayuntamiento de Hunucmá, donde militaba en esta temporada.

También jugaba sóftbol nocturno en esta comunidad, con el equipo Astros, campeón en el torneo pasado.

Era considerado un refuerzo de lujo por su buen pitcheo en el béisbol y también como bateador.

Como informamos, Flores Cauich y su pequña hija Vivian Flores García, de 7 años de edad, perdieron la vida al colisionar el Seat Córdoba en que iban contra la camioneta CR-V placas V88-AMD, en la que iban cuatro turistas del Estado de México, quienes resultaron lesionados.

En el accidente, ocurrido a la vera de la carretera Mérida-Celestún, unos dos kilómetros después de entronque con la carretera Chunchucmil, resultó con múltiples fracturas Yajaira García, esposa de Flores Cauich y madre de Vivian.

El accidente sucedió alrededor de las 7 de la noche y presuntamente fue el vehículo de los turistas el que invadió el carril en el que iban los esposos con dirección a Celestún, de donde son originarios.

Personal del Servicio Médico Forense se hizo cargo de los cadáveres y hasta el medio día de ayer no eran entregados a sus familiares.

Familiares tenían programada para ayer una misa de cuerpo presente en la casa de la abuela del fallecido, en la calle 12 de este puerto, a las 9 de la noche.

Hoy, a las 10 a.m., se tiene programado un homenaje de cuerpo presente en el campo de béisbol.— José W. Cob Chay/ Jorge Castilla Franco