VALLADOLID.— Las lluvias que han caído en los últimos días y el bloqueo de la calle 32 con 35, que rodea el mercado municipal, deriva en las bajas ventas de los locatarios, afectando tanto a los que están ubicados en sus locales comerciales construido con palos y techo de láminas como a los que están dentro de la nave principal.

La construcción y la ampliación del mercado municipal aún no termina, lo cual genera molestia a todos los locatarios, pero a pesar de haber amenazado con manifestarse, hasta el momento nadie hace nada, según se comenta entre ellos; tienen miedo que alguno sufra represalias o que sea marginado al momento de la distribución de los locales comerciales.

Javier Fernández Arzápalo, ex líder de los abastecedores comentó que desde hace poco más de un mes comenzó la reconstrucción de un tramo de la calle 32 con 35, justo en uno de los cruceros que rodea el mercado municipal, y hasta ahora no lo han abierto al tránsito.

Esta situación deriva en que los clientes del mercado casi no acudan al lugar debido a que no tienen por donde circular en sus vehículos al estar bloqueada la calle, de tal modo que los pocos que llegan sobre la calle 35 de oriente a poniente no pueden continuar en su circulación y se ven obligados a dar vuelta y regresar en sentido contrario unos metros para buscar la calle 30 y salir con rumbo a la colonia Fernando Novelo.

Comentó que además, sobre la misma calle 32, a las puertas de una tienda de autoservicio, permanecen montículos de escombro. La empresa se comprometió a retirarlos el pasado viernes, pero hasta ayer lunes aún permanecía el material en el mismo lugar, complicando más la vialidad en los alrededores del mercado municipal.

La semana pasada acordaron los abastecedores retirar el escombro ellos mismos si la empresa no cumplía, pero al final, según Fernández Arzápalo, nadie salió por miedo

En el caso de los locatarios que fueron reubicados en los locales comerciales construido de madera y techo de láminas de cartón sobre la calle 32-A, manifestaron su molestia porque se filtra el agua de las lluvias afectando los productos que ofrecen a sus clientes.

Comentaron que cuando llueve, debido al declive de la calle, el agua les pasa por debajo de sus pies, por lo que tienen que usar cajas de madera para sentarse y evitar mojarse, pero de los techos les cae el agua.

Insistieron en la necesidad que de una vez les entreguen sus locales comerciales en la ampliación del edificio, pero les han dicho que aún no se termina la obra, incluso les dijeron que es probable que el próximo mes de julio se termine.— Juan Antonio Osorio Osorno

 

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