Muchos de los migrantes en el país prefieren venir a Yucatán porque “es un estado fuera de serie” y un “oasis de seguridad”, dice Shannan Mattiace, profesora de Ciencias Políticas y Estudios Internacionales del Colegio Allegheny, de Pittsburgh, Pensilvania.

No obstante, esta migración “inusual y dramática” causa también preocupación a los meridanos porque ven en ella, afirma, una amenaza para su cultura tradicional y sus bajos niveles de delincuencia.

Mattiace, junto con Tomás Nonnenmacher, profesor de Negocios y Economía en el mismo Colegio, realizaron la investigación “Migración interna a Yucatán, México: mudanza por seguridad”, que publicaron en 2022 en la revista Estudios Mexicanos, de la Universidad de California. El mes pasado la presentaron en Mérida en el Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM.

Como ya informamos, en las dos entregas anteriores de este reporte, el estudio advierte que la población de Mérida creció 41% entre los años 2000 y 2020 y que un tercio de este aumento, casi 96,000 personas, provino de otros estados del país, principalmente de Ciudad de México, Estado de México, Tabasco, Quintana Roo y Campeche.

Muchos de estos nuevos pobladores son “migrantes de seguridad”, puntualizan los investigadores; es decir, personas que huyen de la violencia de sus estados de origen.

Yucatán, un lugar ”fuera de serie”

En entrevista con el Diario, Mattiace afirma que estos migrantes llegan a Yucatán porque “este es un caso fuera de serie, nada que ver con lo que ocurre en el resto del país”.

Ellos vienen atraídos no solo por los bajos niveles de violencia y criminalidad en el estado, sino también, dice, porque “los yucatecos forman comunidades homogéneas, que dan confianza a quienes llegan de fuera. Son gente abierta, con un gran orgullo de ser yucatecos y de sus raíces”.

Entrevista a Shannan Mattiace, profesora de Ciencias Políticas y Estudios Internacionales del Colegio Allegheny, de Pittsburgh, Pensilvania. Foto de Megamedia

Además, afirma la investigadora, Yucatán es un caso atípico en el país, en cuanto a la tasa de homicidios y a la percepción de la gente sobre la seguridad.

Desde 2006, la tasa promedio de homicidios en Mérida ha estado en torno a 4.8 por cada 100,000 habitantes, en el resto de Yucatán esta tasa ha sido igualmente estable y mínima, rondando por abajo de 2.5 homicidios por 100,000 personas.

En cambio, la tasa nacional de homicidios se ha triplicado en los últimos años, al pasar de 10 a casi 27 por cada 100,000 habitantes y en varios estados, esta tasa se dispara a más de 70 homicidios por 100,000.

Ranking de seguridad en Yucatán

La investigación señala que, de acuerdo con encuestas del Inegi, los residentes de Mérida ocupan el primer lugar en México en reportar bajos índices de inseguridad y altos niveles de confianza en su policía.

En 2019, agrega, la revista Ceoworld (una de las publicaciones de negocios más leída en el mundo) ubicó a Mérida como la segunda ciudad más segura de América del Norte y la más segura de Latinoamérica.

Para muchos habitantes del resto del país, Yucatán y Mérida y su zona conurbada —no obstante la inseguridad prevaleciente en el vecino estado de Quintana Roo— son “un oasis de seguridad, un lugar comparativamente seguro y protegido para vivir y un destino deseable para mudarse”, explican Mattiace y Nonnenmacher.

Yucatán figura como un lugar seguro para vivir. Foto de Megamedia

Sin embargo, aunque puede ser un dato anecdótico, este dramático aumento de migrantes causa inquietud entre los meridanos, quienes “comentan en taxis, en peluquerías y en conversaciones casuales su preocupación por el creciente número de ‘extranjeros’ que se mudan a su ciudad”.

De igual manera, añaden, “Mérida y Yucatán son conocidas por su insularidad y muy a menudo estos comentarios sobre los extranjeros están teñidos de preocupación por las nuevas costumbres y los malos hábitos que los migrantes pueden traer consigo”.

“Los meridanos se intranquilizan por el potencial aumento de las tasas de delincuencia y el efecto que esta migración pueda tener en la cultura yucateca ‘tradicional’”, refieren.

En la entrevista, Mattiace afirma que, en efecto, existe preocupación de que la llegada de migrantes traiga desventajas a la ciudad, “pero yo creo que también puede traer beneficios y propiciar una sociedad más diversa”.

“Tengo la esperanza de que las ideas de los migrantes logren impulsar una mayor apertura de pensamiento entre los yucatecos”.

Fraccionamientos privados en Mérida, hogar de migrantes

En su estudio, los investigadores señalan que muchos de los migrantes de seguridad que llegan a Yucatán, sobre todo los de mayor ingreso, se establecen en los fraccionamientos privados y de acceso controlado construidos en el norte de Mérida y, principalmente, en la zona conurbada con Conkal, lo que ha cambiado significativamente el perfil poblacional de ese municipio.

Utilizando Google Street View, una herramienta que proporciona panorámicas de las ciudades a nivel de la calle, Mattiace y Nonnenmacher lograron ubicar más de 50 privadas.

Apoyados en los micro datos del último Censo de Población y Vivienda 2020 del Inegi, por manzanas y conjunto de manzanas, determinaron que en esos fraccionamientos cerrados vivían en 2020, 31,543 personas, 46.93% de ellas oriundas de otros estados.

De acuerdo con el estudio, la edad promedio de los vecinos de esas privadas es de 44.79 años y su índice de escolaridad asciende a 14.67 años, muy por arriba de la escolaridad de Yucatán, 9.59, y de Mérida, 11.4 años.

 

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