Llegando a esta parte de agosto hay un fenómeno interesante: la gente está tomando más vino que nunca. Y no es porque esté de vacaciones o sea la moda; considero que hay un despertar en el mexicano de ganas de consumir productos nacionales que tanta falta hace. Eso va a incrementar el consumo per cápita anual.

Beber vino en México no se está poniendo de moda, ya es una realidad. Sin embargo, voy a citar una frase marca registrada de mi amigo y colega René Rentería: “El vino es goce, no pose”.

Si nos remitimos al consumo per cápita en el país, éste tiene cifras en franco crecimiento: hace ocho años escribía en esta columna que el mexicano promedio bebía 0.55 litros y ahora es alrededor de 1.590 litros (en Argentina son 24 litros).

Vemos con buenos ojos que la industria, a pesar de la pandemia, se pone de pie y da muy buenos números, según la presidenta del Consejo Mexicano Vitivinícola, Paz Austin, quien calcula que en esta década se pasaría de consumir 70 millones de litros al año a 250 millones de litros anuales.

La industria del vino en México está integrada por más de 190 bodegas y productores de uva para vino, ubicados en diferentes zonas vitivinícolas, casi el 86% de ellos en Baja California (Ensenada, Valle de Santo Tomás, San Antonio de Las Minas, etcétera) y el resto en 13 estados: Coahuila (Parras, Arteaga, Piedras Negras), Querétaro (Ezequiel Montes, Tequisquiapan), Zacatecas (Valle de Ojos Negros), Guanajuato (San Francisco del Rincón), Sonora (Cananea, Agua Prieta), Jalisco (Chapala), Puebla, Nuevo León (Linares), Durango, Chihuahua (Encinillas, Namiquipa), Hidalgo, Colima y Aguascalientes (Calvillo, Paredón Los Romo).

Hay que consumir los vinos de todas las variedades de uva que se puedan de todos los estados, así se contribuye al crecimiento.

La industria del vino crece de manera exponencial, su consumo se asocia a beneficios para la salud. Podemos consumirlo solo o con alimentos, pero con medida, saber medirse es la clave.

A la hora de escoger un vino piense en cuántas manos pasan por el proceso: las de los trabajadores del campo, que todo el año cuidan el fruto para brindar mayor calidad; el enólogo, que busca la perfección en cada copa y botella; los propietarios, que arriesgan capital, y nosotros, los que promovemos el vino a lo largo y ancho de la República Mexicana.

Recuerden que beber es placentero, beber es vivir, pero beber sin exceso.

¡Salud!

 

Noticias de Mérida, Yucatán, México y el Mundo, además de análisis y artículos editoriales, publicados en la edición impresa de Diario de Yucatán