En el premiado y violento filme de Alejandro González Iñárritu The Revenant (El renacido), el personaje central es un cazador que en los 1820 y en el norte de lo que hoy es Estados Unidos es dado por próximo a morir y abandonado por sus compañeros, pero sobrevive y cobra venganza.

Bueno, el expresidente norteamericano Donald Trump, derrotado en su intento de reelección, va camino a ser un moderno revenant pues tras inspirar un espectacular motín que tomó por asalto el capitolio en Washington el 6 de enero de 2021 fue dado por muerto políticamente y abandonado por su círculo íntimo.

Sin embargo, y en medio de un trio de procesos penales en su contra en cortes estatales, Trump pareciera haber sobrevivido políticamente y estar de regreso para retomar la presidencia en 2024.

De salirse con la suya, Trump ya anunció que entre sus objetivos está usar el poder del ejecutivo para destruir al “Estado profundo” norteamericano y además cobrar venganza a quienes no le apoyaron en su empeño por desconocer los resultados de la elección de 2020 para continuar en la Casa Blanca.

De lograr sobreponerse a sus rivales en las próximas elecciones primarias del partido Republicano —lo que es muy probable— y luego vencer a su rival demócrata en las elecciones generales de noviembre de 2024, Trump se propone ajustar cuentas con quien fuera su vicepresidente, Mike Pence, con su exprocurador William Barr, con el exjefe del Estado Mayor Conjunto general Mark Milley, con el expresidente del Partido Republicano Michael Steele y muchos otros que él considera que le abandonaron en el momento crítico y también vengarse de los fiscales que hoy le siguen cuatros juicios.

En realidad, el expresidente Trump que ha retornado como la gran fuerza política conservadora de Estados Unidos y se propone, según lo anunció el “Día de los Veteranos” el 13 de noviembre, “erradicar a los comunistas, marxistas, fascistas y a los matones de la izquierda radical que como alimañas pululan en los confines de nuestro país”. Con toda razón un analista del “Washington Post” Philip Bump (13/11/23) calificó esa oratoria y proyecto de hitlerianos.

Pero ¿qué tan factible es que Trump en su papel de revenant se haga de nuevo con la presidencia de su país? Las encuestas nos dicen que muy factible. Un sondeo de opinión del “New York Times” y Siena College (05/11/23) muestra que, en cinco de los seis estados más disputados en la última elección presidencial, las preferencias por Trump superan entre un 5% y un 10% a las de su probable rival demócrata y en la entidad donde Biden va adelante —Wisconsin— su ventaja es de apenas 2%.

¿Pero todo lo anterior nos concierne? Pues sí, ya que desde la perspectiva del interés nacional mexicano el discurso trumpista no es sólo una amenaza para su país, sino que es, como lo sostiene “The Economist” (16/11/23) en sus predicciones para 2024, un auténtico peligro para el mundo pues en las condiciones actuales el retorno de Trump simplemente “confirmaría sus instintos más destructivos en relación al [uso del] poder” de la mayor potencia del globo. Y que conste que la revista británica argumenta desde una perspectiva conservadora.

México, en concreto, tiene varias razones para temer las consecuencias de esos “instintos destructivos”. En primer lugar, porque Trump ya está volviendo a usar el tema de la migración indocumentada y del narcotráfico como justificación para ofrecer a sus posibles electores una política de mano dura en “una frontera sur descontrolada”, posición que, según encuestas, suena bien a los oídos de la mayoría republicana (US News & World Report, 13/07/23).

Greg Grandin, un historiador de la universidad de Yale, acaba de publicar un artículo en el “New York Times” (05/11/23) donde analiza el uso histórico de la fuerza por Washington en su relación con México. El historiador no descarta del todo la posibilidad de que Trump pueda usar algunos de los instrumentos de fuerza a su disposición contra objetivos mexicanos.

En realidad, en algún momento de su presidencia Trump insinuó a su secretario de Defensa un bombardeo selectivo contra bases de narcotraficantes en México, pero afortunadamente el secretario lo desaconsejó. En tiempos más reciente han vuelto a considerar esta posibilidad de actuar con violencia frente a México líderes republicanos como el gobernador Ron de Santis y varios congresistas.

En fin, si Trump se convierte realmente en un revenant, quien asuma la presidencia de nuestro país en 2024 quizá afronte un gran problema con Estados Unidos.— Ciudad de México.

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Historiador y analista

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