“Libre, y para mí sagrado, es el derecho de pensar. La educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos”. Benito Juárez.

En el año de 1921 se instituye la Secretaría de Educación Pública, y el presidente Álvaro Obregón nombra a José Vasconcelos Calderón como su primer titular. Durante el periodo de Vasconcelos se comienza la lucha contra el analfabetismo, y para ilustrar al pueblo, crean la escuela rural mexicana, incrementan las bibliotecas, editan libros e impulsan las bellas artes.

La educación que Vasconcelos propone ya en ese entonces, es aquella que da destino, sentido y unidad al ser humano, al colmar su anhelo de superación, de trascendencia y de apertura al Absoluto, al ponerlo en contacto con las construcciones más excelsas de la humanidad a través de la cultura.

Al recordar al extraordinario Maestro, no queda menos que aceptar que la realidad del “Nuevo modelo Educativo” que tiene como objetivo principal el de transformar completamente las formas de enseñanza dentro de las aulas de todo el país, deja un espacio en blanco cuando reduce un 14% el gasto de la SEP (Secretaría de Educación Pública).

“De 207 mil escuelas que existen alrededor de toda la república, gran número sigue sufriendo graves problemas de infraestructura como: la falta de aulas, pupitres, baños, ventanas, carencias mobiliarias y de desarrollo artístico que se acumulan a la gran problemática que vive hoy en día el país.”

Y hoy leemos que México, ocupa el lugar 102 en educación entre 137 países evaluados, (PISA) realizado por la OCDE, en donde Etiopía está dos posiciones arriba y Kuwait una abajo, y que si precisamos evaluación sobre calidad de la educación en ciencias y matemáticas, bajamos a la posición 117, cifra que encoge el corazón de todo mexicano de bien.

“No puede ocultarse la realidad: La educación pública en México se encuentra en una crisis profunda y el retroceso es muy alarmante. La Nueva Escuela Mexicana no es la solución y está profundizando el deterioro en los aprendizajes”.

Además, y muy grave, el analfabetismo en Mexico, constituye un verdadero reto social, a mas de una deuda aun sin pagar con el sector menos favorecido de los pobres en nuestro país: indígenas y adultos mayores.

Esto se debe a que no asisten a la escuela, o que carecen de ella en su lugar de origen. Incluso cifras oficiales brindadas por el (INEGI), plantean que 6 de cada 100 hombres y 8 de cada 100 mujeres de 15 años o más, son analfabetos.

Para poner solución efectiva al grave problema hay que acompañar el esfuerzo alfabetizador, con acciones que combatan la pobreza y la desigualdad en la que están sumidos.

Recuerdo una frase, “se habla para que se escuche, se escribe para que se lea.” La escritura es un arma muy poderosa porque da sentido al pensamiento, y permite expresar las emociones humanas en toda la amplitud de su significado, así como el razonamiento y el verbo en una escala mas elevada y excelsa.

Cuando hablamos de tantos mexicanos que no saben leer ni escribir, no es posible pensar que Mexico posea una sociedad equitativa y justa. Los excluimos de la experiencia extraordinaria del hoy, y los abandonamos al ayer y a un injusto desierto de conocimiento que no han pedido ni deseado.

El objetivo más importante de la educación primaria consiste en aprender a leer y a escribir de forma correcta.

Unicef subraya que se necesita “un gran proyecto educativo que esté libre de ideologías, posicionamientos caudillistas o totalitarios que quieran modificar la historia, los valores y la identidad del mexicano”.

La organización se pronuncia por un verdadero modelo educativo humanista con sentido trascendente, “acorde a las necesidades del país y a los retos educativos por superar”. Tal como hizo Vasconcelos en su momento.

Paradoja

A pesar de que nuestro país ocupa el lugar 20 con las mayores riquezas del mundo, la paradoja existente comprueba que es una de las economías más desiguales. Y este problema solo lo puede subsanar la educación y alfabetización a todos los niveles.

John Dewey (1859-1952) afirmaba que, “La educación no es una preparación para la vida. La educación es la vida misma.” Esta solo se termina al final de la existencia… y aun en ese momento recibimos muchas lecciones que aprender para abandonar esta con aceptación y paz, rumbo al eterno misterio de la inmensidad.

Y nos la siguen debiendo… educación de altura, alfabetización total. Finlandia no tiene analfabetos. Sírvanos de modelo a seguir. La educación alimenta la confianza. La confianza alimenta la esperanza. La esperanza alimenta La Paz decía Confucio. Y sigue siendo verdad.

Nunca las mejores aspiraciones han sido demasiado altas cuando son suficientemente nobles y justas. Seguimos confiando. Y, seguiremos esperando y trabajando por lograrlas. ¡Feliz Navidad!—Mérida, Yucatán

Abogada y escritora

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