La pobreza es un lastre que afecta no solo a las personas que la padecen directamente, sino también a la sociedad en su conjunto. La baja escolaridad en los países menos desarrollados se traduce en niveles de crecimiento económico insuficientes.

Los programas sociales aplicados por los gobiernos son importantes y necesarios, pero no alcanzan para revertir la condición de desigualdad socioeconómica tan extendida. Hay que atacar el problema de raíz.

Por ello, considero oportuno revalorizar el poder de la educación para transformar la vida de los humanos. Es comprobable que, a mayor escolaridad, los individuos disfrutan de una mejor calidad de vida en sentido amplio.

No solamente se trata de incrementar la probabilidad de conseguir un empleo digno y redituable, sino que una persona educada tiene mayores oportunidades de cubrir necesidades básicas como salud, bienestar familiar, seguridad social y ahorro.

Desde luego, las autoridades gubernamentales tienen el deber de garantizar que toda mujer y hombre cuenten con servicios públicos de calidad que les permitan vivir dignamente; el Estado tiene un elevadísimo grado de responsabilidad respecto de esta asignatura.

No obstante, la evidencia demuestra que la educación es de enorme utilidad para afrontar los retos que se van presentando a lo largo del ciclo vital de las personas. El conocimiento es poder y la formación educativa es una gran herramienta para salir adelante.

Más aún, las naciones con mejores modelos educativos como Finlandia y Canadá ofrecen múltiples beneficios a sus ciudadanos, quienes gozan de mayor esperanza de vida, capacidad de desarrollo profesional y mínima probabilidad de caer en situación de pobreza.

Invertir en materia educativa es apostar por un mejor futuro. Empero, para los grupos poblacionales más vulnerables no siempre es accesible cursar programas escolares. Incluso, es frecuente que niñas, niños, adolescentes y jóvenes dejen de estudiar por tener que trabajar o por no disponer de recursos para ir a la escuela.

El gobierno, el empresariado y las sociedades de la sociedad civil han identificado este problema, por lo que cada vez existen más políticas públicas, fundaciones y proyectos para impulsar la educación en México.

La formación académica no solo brinda conocimientos técnicos básicos; a la par, contribuye en la formación de valores cívicos y éticos trascendentales para el progreso de cualquier comunidad.

Aquí cabe precisar: no es que las personas con menor grado de escolaridad sean ciudadanos de segunda; soy un convencido de que todos los seres humanos valemos por igual. Simplemente, es comprobable que la educación puede marcar una diferencia al darles a las personas más y mejores oportunidades de desarrollo.

La mayoría de los padres y madres dicen preferir que sus hijos e hijas estudien y logren egresar de la universidad. A pesar de muchas variables, la formación educativa es un significativo predictor de la movilidad social.

La educación de las nuevas generaciones es la esperanza de una mejor sociedad. No obstante, ello implica poner el acento en los programas curriculares para que los alumnos y alumnos realmente aprendan lo indispensable para afrontar los retos del siglo XXI.

La nueva educación debe cubrir el aprendizaje de habilidades blandas como la colaboración, la comunicación efectiva, el liderazgo y la empatía. Es la única manera de formar a personas capaces de fungir como agentes de cambio en su entorno.

Una población educada se traduce en una sociedad más capaz de ejercer sus derechos y cumplir con las obligaciones ciudadanas. Crear un modelo educativo vanguardista y eficiente es quizá el reto fundamental de cualquier país.

En una era contemporánea de grandes cambios apostar por la formación educativa es la única opción para superar como humanidad temas como el calentamiento global, la desigualdad económica y la decadencia de valores.

La educación no es la respuesta a la pregunta, sino la posibilidad de dar respuesta a todas las preguntas.— Mérida, Yucatán.

fournier1993@hotmail.com

Licenciado en Derecho, maestro en Administración

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