El periodismo independiente cumple muchas funciones, pero una de ellas, quizá la más relevante, es la de fungir como contrapeso del poder político y económico y servir de canal de expresión de los ciudadanos.

Lo hace difundiendo información precisa y equilibrada sobre la ética de las empresas y de los gobiernos y de cómo sus funcionarios ejercen los recursos públicos.

Muchas veces el periodismo libre es un verdadero trabajo de transparencia que busca la rendición de cuentas y la contención de los abusos de poder y también la discusión libre de temas e ideas que den a la gente una mejor visión de las cosas.

En definitiva, el periodismo independiente es la mejor herramienta de una sociedad para saber qué es lo que funciona mal y cómo puede defender sus intereses.

Es, además, pieza fundamental para mantener la democracia, porque impide a los gobiernos y corporaciones controlar la información y el debate y, por ende, controlar los votos.

Diario de Yucatán, que este año cumple 99 de historia, se ha ajustado fielmente a esta idea de periodismo y lo ha ejercido muchas veces en un entorno dominado por gobiernos autoritarios y reacios a la rendición de cuentas y a la crítica.

Son innumerables los episodios de nuestra historia reciente en los que aparece esta actuación del Diario.

Muchos aún recuerdan las denuncias periodísticas sobre corrupción del Banco Agrario en el campo henequenero o los incontables fraudes electorales del gobierno.

No se exagera si se dice que, como prensa independiente, Diario de Yucatán fue uno de los soportes de la transición a la democracia en el estado. Lo hizo informando sobre los esfuerzos de miles de personas inconformes con el antiguo sistema de corrupción, prebendas y autoritarismo practicado por políticos coludidos con algunos empresarios y dirigentes campesinos y obreros.

En los últimos 30 años, por poner solo el último tramo de su larga trayectoria, el Diario ha seguido el legado de su fundador y ha denunciado en sus páginas la corrupción de los gobiernos, sean éstos del PRI o del PAN.

A cambio ha recibido represalias comerciales, denuncias penales y hasta agresión a sus periodistas.

Esto, empero, no ha sido obstáculo para que el Diario siga con la misión establecida por su fundador: la crítica al poder.

Pero esto, ¿sirve de algo a los ciudadanos? Por supuesto.

Hay muchos casos que muestran cómo la prensa independiente en el estado ha sido canal de expresión de la gente y herramienta para construir una mejor comunidad.

Hace doce años, por ejemplo, en marzo de 2011, un grupo de meridanos acudió al Diario para denunciar la puesta en marcha, por parte de la entonces alcaldesa priista, de un plan para cambiar todas las luminarias de la ciudad. Ellos no sabían mucho, pero sí lo suficiente para pensar que se trataba de una maniobra que escondía un fenomenal fraude.

Los reporteros de este periódico hicieron su trabajo, como periodistas independientes. Después comprobaron que, en efecto, se trataba de una de las obras públicas peor planeadas en la historia de la ciudad y ejecutadas con el único fin de desviar cuantiosos recursos públicos al bolsillo de funcionarios y particulares.

Con la aprobación de los regidores del PAN, que no entendían el alcance del plan de la alcaldesa, ésta mandó colocar 82,000 luminarias chinas de inducción magnética en lugar de otras tantas de vapor de sodio —que funcionaban bien— en todo el municipio.

Lo hizo no obstante que las nuevas luminarias no cumplían con las normas establecidas y eran caras y de mala calidad. Esto ocasionó la disminución del 40 por ciento en el nivel de iluminación de la ciudad, provocando el famoso “efecto cebra”, así como la inconformidad de la gente.

Para realizar su plan, la alcaldesa priista contrató un arrendamiento financiero por $460 millones, mediante una licitación amañada, que favoreció a una compañía que apenas firmó el contrato cedió el cobro de las rentas a un banco, a través de un contrato de factoraje considerado también ilegal y abusivo.

El Diario aportó numerosos elementos técnicos a la discusión pública del cambio de las luminarias que luego fue un factor decisivo para que el partido de la alcaldesa perdiera las siguientes elecciones.

El nuevo alcalde, el panista Renán Barrera Concha, canceló el contrato y restituyó las antiguas lámparas.

Esta historia es un ejemplo, entre muchísimos otros, de la utilidad social del periodismo independiente, capaz de brindar a los ciudadanos un conocimiento real de sus gobiernos y de las políticas que llevan a cabo.

Proteger y alentar a la prensa libre sería, pues, una causa de utilidad pública.— Mérida, Yucatán.

hernan.casares@megamedia.com.mx

Integrante de C9, la Unidad de Investigación Periodística de Grupo Megamedia

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