Othón Baños Ramírez

El tema del retroceso democrático que vive el país y sus posibles consecuencias ha sido y sigue siendo expuesto por varios analistas. Sin embargo, no es ocioso echar una mirada desde el ángulo del modelo económico/político.

Hay un libro de Claus Offe intitulado “Contradicciones del Estado del Bienestar”, publicado por primera vez en español en 1990, que conviene releer para entender un poco más a profundidad por qué la sociedad mexicana está retrocediendo política y socialmente con el gobierno de AMLO, pues de forma caprichosa la democracia ha sido arreglada para conferir la máxima autoridad, el poder supremo, al presidente de la República.

Aunque los referentes empíricos del estudio de Claus son, principalmente, europeos sus reflexiones son válidas sobre todo para esta coyuntura política que vive el país con el liderazgo de AMLO.

En breve, el Estado del Bienestar es un modelo sociopolítico y económico que parte de la idea de la justicia social para los trabajadores.

Bajo el referido modelo, el Estado maneja las reglas de juego de la economía y la sociedad, para garantizar que la mayor cantidad posible de ciudadanos estén provistos de sus derechos mínimos fundamentales.

En el entendido que el Estado es lo que permanece más allá de un gobierno, incluye a todas las instituciones, a las normas jurídicas, y a los actores políticos de un país.

El gobierno del Estado del Bienestar hace todos los arreglos, planes de desarrollo y políticas públicas con el objeto de ayudar a los pobres.

En principio, el Estado de Bienestar se comprende como el paso de una seguridad social sólo para algunos, a una seguridad social para todos los ciudadanos: esto es, el derecho a las pensiones, a la sanidad, a la protección frente al desempleo, a la educación, la cultura y los servicios públicos (electricidad, agua, gas).

Dicho enfoque desde hace tiempo inspira a AMLO y los lleva a práctica partir de su arribo al poder como jefe del gobierno del Distrito Federal. Posteriormente, una vez que arriba a la presidencia de la república en 2018 su gobierno se hace cargo del bienestar social de las mayorías, mediante el pago de pensiones, becas y ayudas a los ciudadanos carenciados.

Empero, esto que parece progresista en el largo plazo genera más perjuicios que beneficios. Bajo este modelo el futuro de la sociedad mexicana es completamente incierto. Por dos contradicciones fundamentales. La primera es que los recursos económicos del Estado, para sostener las pensiones y ayudas —gasto improductivo— a más de 60 millones de pobres, son insuficientes y generan un déficit fiscal creciente. La segunda contradicción es que provoca la concentración del poder en el Presidente y fomenta una sociedad clientelar.

Panorama

Hoy día la economía del país marcha con altibajos y si no fuera por las condiciones internacionales favorables —como las inversiones que llegan con la relocalización de las empresas, el turismo y las remesas de migrantes—, estaríamos viviendo una crisis económica de grandes proporciones.

AMLO ha querido armar un Estado del Bienestar a imagen y semejanza de como funcionaron en la década de 1970, sin tomar en cuenta que dicho modelo ya fracasó debido a sus propias contradicciones y a la corrupción que acompaña la concentración del poder en el gobierno.

Claus habla sobre todo de los límites de ese Estado. Los estudios de Claus estuvieron enfocados hacia el futuro, hacia el porvenir de ese modelo que —cuando él escribía, 1981— daba muestras de crisis. Años más tarde, “todo lo que parecía resuelto y seguro en cuanto a tales políticas durante las cuatro últimas décadas se ha hecho discutible”. p.15

Y agrega “las condiciones de estabilidad política internacional y crecimiento económico rentable, sobre las que se han apoyado todos los Estados del Bienestar europeos y latinoamericanos, han sufrido una gran erosión.”

“Actualmente, afirmaba, pocos (expertos) se muestran propensos a proyectar un futuro no incierto para este tipo de Estado.” P.15.

En México el Estado del Bienestar ya tiene una historia negra bajo el régimen priista. ¿Qué caso tiene empeñarse en repetir la historia que dejó resultados cuestionables? Un México más igualitario —que todos queremos— exige un régimen democrático que funcione con sus respectivos contrapesos y sin esquemas clientelares.—Mérida, Yucatán

bramirez@correo.uady.mx

Doctor en Sociología, investigador de la Uady

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