Un aspecto de la conferencia “La ópera y la inteligencia artificial”, que, con asistencia de músicos y cantantes, dio Gerardo Kleinburg en la jornada de clausura de la Feria de Arte y Ciencia Apokalypsi, en el Siglo XXI
Un aspecto de la conferencia “La ópera y la inteligencia artificial”, que, con asistencia de músicos y cantantes, dio Gerardo Kleinburg en la jornada de clausura de la Feria de Arte y Ciencia Apokalypsi, en el Siglo XXI

“Con la inteligencia artificial (IA) hoy podemos escribir técnicamente una ópera”, señaló Gerardo Kleinburg, director del proyecto “Hablemos de ópera”.

Afirmó que desde hace varios siglos la tecnología ha estado al servicio de este arte, por lo que no hay que asustarse de que la IA esté cada vez más presente en las manifestaciones artísticas, sino al contrario: hay que saber aprovechar las oportunidades que brinda.

Kleinburg ofreció ayer la conferencia “La ópera y la inteligencia artificial”, en la Feria de Arte y Ciencia Apokalypsi, que luego de dos días de actividades finalizó este viernes en el Centro de Convenciones Siglo XXI.

Ante un auditorio en el que estuvieron presentes varios músicos y cantantes, el invitado habló de cómo la tecnología fue aplicándose a las artes en general.

Por ejemplo, dijo que cuando comenzaron a hacerse las primeras grabaciones de cantantes la mayoría de la gente las rechazaba porque afirmaban que no sonaban igual que en la vida real.

Enrico Caruso fue el primer tenor que aceptó grabar con el gramófono, al cual consideraba el aparato del futuro. Tras esto, se convirtió en una superestrella.

Indicó que, además, antes de asistir al teatro el público no conocía las voces de los intérpretes, lo que cambió cuando éstos comenzaron a hacer las grabaciones.

“Cuando la tecnología nos quiere retratar pasan cosas raras e inexactas”, puntualizó al referirse a las primeras grabaciones, en las cuales la voz no sonaba exactamente como la original.

Sin embargo, en la actualidad incluso se puede mejorar recurriendo a herramientas tecnológicas.

“Yo que canto mal puedo entrar a un estudio e interpretar un aria de ópera, y con la tecnología pueden mejorar y afinar mi voz”, afirmó.

Hay artistas que recurren a la tecnología en sus sesiones de grabación no solo mejorar sus tonos, sino igualmente para crear el efecto de que interpretan más rápidamente y como ejemplo Kleinburg se refirió a los raperos que cantan como “3 mil palabras por segundo”.

Mn más áreas

Hay otros campos en los que se emplea la tecnología en producciones de ópera y otras artes, como las luces robóticas, con las cuales se pueden hacer muchas cosas con solo apretar un botón.

Aseguró que la tecnología y los espectáculos han ido siempre de la mano, así que no debemos asustarnos por ello ni por la injerencia de la IA en las artes.

Apuntó que la tecnología también se hace presente en los equipos hidráulicos de los teatros, ya que hacen posible que partes del escenario se puedan mover.

Sin embargo, consideró que la situación que puede ser preocupante es que la IA va a deshumanizar los eventos artísticos, pues cuando la gente asiste a la ópera, un concierto o el teatro en general, les atraen las personas en el escenario, no quieren escuchar o ver una reproducción pregrabada.

Mostró cómo con la IA se puede crear un libreto para una ópera con tan solo darle indicaciones específicas. A pesar de que para escribirla se requieren conocimientos literarios y musicales, una solicitud de ese tipo a una herramienta de IA para componer una ópera al estilo de Verdi arrojó en cuestión de segundos una trama y arias.

Posteriormente fue más allá al pedir a la IA que completara la sinfonía inconclusa de Franz Schubert.

Cuestionó sí se podría decir que esas creaciones fueron realizadas por una máquina o personas, porque es evidente que la herramienta se nutrió de información. Para él, las secuencias son obra del ser humano.

Asimismo, se refirió a las posibilidades de poner a cantar lo que sea a cualquier intérprete que haya fallecido con la ayuda de hologramas y la recreación de voz.

Reafirmó que la tecnología está presente en la ópera desde 1639 y seguirá incidiendo en el arte.

Con respecto a la IA, sentenció que “esto está sucediendo… es inevitable, es mejor entenderlo”.

No obstante, externó que la vida y las emociones del intérprete son parte de su espontaneidad y esencia, y es algo que no se puede programar, pues cada persona está marcada por el libro de sus vivencias.

Los errores forman igualmente parte importante del arte, “que no funciona corrigiendo errores, sino equivocándose”.

Por último, manifestó que la experiencia en la ópera es un acto de empatía entre el artista y el espectador, y en ese sentido no cree que la IA pueda generar empatía con las personas, aunque es innegable su presencia y hay que saber usarla.— IRIS CEBALLOS ALVARADO

Ópera Tecnología e IA

Gerardo Kleinburg destacó ayer el papel de la tecnología en el ámbito de las artes.

Gramófono

Dijo que Enrico Caruso fue el primer cantante de ópera que aceptó grabar con el gramófono. El tenor consideraba que era el aparato del futuro.

Demostración

Además, en su intervención mostró cómo la IA puede crear un libreto de ópera en segundos.

Presencia

Reafirmó que la tecnología está presente en la ópera desde 1639.

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