Con el fruto del esfuerzo y la creatividad entre las manos, pasando por la escucha, la crítica y la satisfacción de la labor realizada, concluyó ayer por la mañana el taller de narrativa de la Universidad Marista de Mérida.

Éste tuvo como instructora a Érica Millet Corona, quien aceptó la invitación a impartir el curso del citado instituto a través del Departamento de Educación Continua, coordinado por Vanessa Mendoza Alcocer, quien también estuvo presente en la sesión de clausura del curso.

Once personas participaron en el taller, que se ofreció por 3 meses con 10 sesiones de tres horas cada una, es decir, un total de 30 horas.

Érica Millet comparte que los alumnos exploraron los elementos básicos del arte de la narración y los diferentes géneros, con la idea de que pusieran en práctica su creatividad para producir obras literarias a través de disparadores narrativos.

En las clases llevaron al cabo diversos ejercicios y por medio de éstos redactaron sus textos como parte del aprendizaje. En ellos aplicaron elementos como el tiempo, la persona narrativa, los diferentes tipos de narrador, estrofas y párrafos con ambientes, entre otros.

Como proyecto final y antes de concluir las jornadas, tres semanas atrás los alumnos comenzaron a alistar sus textos para integrarlos en una sola obra, que se entregó y leyó en la última sesión de las actividades.

Las páginas previamente se “tallerearon”, es decir, los compañeros las revisaron y analizaron para su posterior integración en conjunto.

La autora externa que brindar este taller fue una gran satisfacción para ella y para los estudiantes, pues comprobaron que narrar es un ejercicio de voluntad creativa, que requiere dedicarle tiempo y compromiso para obtener buenos resultados.

Participaron personas de distintos grupos de edad, dado que hubo adultos mayores, adultos y jóvenes universitarios.

Todos ellos cuentan con bagajes diferentes: uno es profesional del área de recursos humanos, otro es médico veterinario retirado y uno más licenciado en comunicación. Además, asistieron amas de casa.

Esto originó que sus aficiones, intereses y trasfondos, diferentes entre sí, se reflejaran en los escritos, que abordaron escenarios apocalípticos y cotidianos, al igual que historias misteriosas.

De igual manera, una abuela escribió una introducción destinada a un libro con recetas para alergias, que dedicó a su nieto.

Se invitó a las escritoras María Elena González y Rossana Colomé a compartir su retroalimentación.

La instructora destaca que el resultado fue exitoso, sobre todo porque queda sembrada la semilla en los participantes para continuar con la escritura.

Los asistentes al taller son Belinda Abud Ramírez, Ana Valeria Bracamonte, Ileana Espejo Sauri, Martha Fernández Benítez, Adrián Flores Madrigal, Maximiliano Mandujano Aguilar, María Mercadillo Aguilar, Micaela Rossi, José Alberto Valle y Alberto Villamil Alonzo.

Erica Millet tiene intenciones de generar una publicación digital de los textos, para que sean leídos por el público en general.— IRIS CEBALLOS A.

De un vistazo

Los alumnos

Belinda Abud Ramírez, Ana Valeria Bracamonte, Ileana Espejo Sauri, Martha Fernández Benítez, Adrián Flores Madrigal, Maximiliano Mandujano Aguilar, María Mercadillo Aguilar, Micaela Rossi, José Alberto Valle y Alberto Villamil Alonzo.

Invitadas especiales

A la sesión final de lectura de trabajos asistieron a las escritoras María Elena González y Rossana Colomé, quienes compartieron su retroalimentación.

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