El padre rector del Seminario Conciliar de Yucatán, presbítero Ricardo Atoche Enseñat, en la misa en la que cuatro jóvenes de nuevo ingreso recibieron la sotana y el uniforme del Seminario Menor, celebrada en marzo pasado; la casa formadora estará de fiesta del 21 al 28 de abril
El padre rector del Seminario Conciliar de Yucatán, presbítero Ricardo Atoche Enseñat, en la misa en la que cuatro jóvenes de nuevo ingreso recibieron la sotana y el uniforme del Seminario Menor, celebrada en marzo pasado; la casa formadora estará de fiesta del 21 al 28 de abril

“La mies es mucha y los obreros pocos”, es el lema de la Semana del Seminario y el Vocafest 2024 de la Arquidiócesis de Yucatán, que este año se llevará al cabo del domingo 21 al domingo 28 próximos con diversas actividades, cuya programación se daría a conocer en los próximos días.

El objetivo de la Semana es reflexionar en torno a la labor formadora de sacerdotes que lleva al cabo el Seminario, la crisis de vocaciones que se vive hoy día, así como atraer a la juventud yucateca al llamado de Dios a la vida sacerdotal.

Aunque el Seminario aún no presenta el programa completo de actividades, que incluye conferencias, encuentros y discernimientos, se sabe que la Colecta del Seminario se realizará en todas las parroquias de la Arquidiócesis el próximo domingo 21.

En la cuenta de Facebook del Seminario Mayor de Yucatán el rector de la casa de formación, el presbítero Ricardo Atoche Enseñat, hace una reflexión acerca de la próxima Semana del Seminario y el Vocafest:

“La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos; por eso rueguen al dueño que envíe trabajadores para su cosecha (Lc 10, 2). Y tú, ¿estás orando?

“Quiero mandarle un saludo lleno de afecto y admiración a todos nuestros hermanos sacerdotes, religiosos y laicos que, sin desanimarse, continúan colaborando de muchos modos en la promoción de las futuras vocaciones sacerdotales. Poniendo nuestra confianza en las palabras de Nuestro Señor: ‘Les daré pastores según mi corazón’ (Jer. 3, 15), les invito a levantar la mirada y ver con esperanza el futuro; sabemos muy bien de la grave crisis de vocaciones que, no solo México, sino todo el mundo está atravesando, y no pretendo que cerremos los ojos a dicha realidad. Pero, siendo hijos de Dios no podemos quedarnos mirándola solo con los ojos de nuestra carne, calculando con números fríos nuestra aritmética muy humana, sin dejar de considerar que uno de los factores, incluso el más importante en la ecuación, es la intervención de un Dios que nos ha prometido enviar obreros a su mies.

“No es la primera vez que el mundo entero enfrenta una crisis vocacional ni será la última. Nuestro caminar en la fe implica estos momentos de aridez, de desierto, en los que el corazón se purifica de muchas ‘idolatrías’ como el ‘clericalismo’, en donde se rompen nuestros esquemas y vemos con angustia cómo se disuelven nuestras seguridades. Pero es necesario estos momentos para regresar nuestro corazón a Dios, para volver a vivir de lo esencial.

“Les aseguro que en muchos ambientes ya se está gestando una nueva revaloración del ministerio sacerdotal.

“No solo nosotros los sacerdotes nos hemos dado a la tarea de dialogar y buscar los modos de concienciarnos de esta situación, también la vida religiosa y los laicos se presentan ahora con un gran deseo de influir en la cultura vocacional de nuestras futuras vocaciones. Tenemos ahí un área de oportunidades muy grande: podemos sumar voluntades como nunca en favor de la promoción sacerdotal.

“No bajemos la mirada con tristeza, como aquel joven rico que ensimismado en lo que estaba perdiendo dejó de percibir la mirada llena de amor de un Dios que lo llamaba a seguirlo.

“Levantemos los ojos y miremos los campos, que ya están listos para la cosecha… es el momento de orar con más insistencia a Nuestro Señor para que envíe operarios a su mies.

“Si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir cualquier cosa, mi Padre del cielo se las concederá” (Mt. 18, 20), concluyó.— Emanuel Rincón Becerra

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