LONDRES.- La exmodelo Amy Morris acusó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de agredirla sexualmente durante el torneo de tenis US Open de 1997, cuando la manoseó y le metió “la lengua hasta la garganta”.
Según explicó en entrevista publicada hoy por “The Guardian”, el ataque ocurrió el 5 de septiembre de 1997, cuando ella tenía 24 años.
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La también actriz, que reside en Florida, afirmó que ese abuso la hizo sentirse “enferma y violada”.
Le tocó de todo, afirma
Según Amy Morris, Trump se le acercó cerca de los baños de su tribuna VIP durante el campeonato disputado en Nueva York y la sujetó tan fuerte que no pudo escapar.
“Me metió la lengua hasta la garganta, yo le empujaba”, señaló, y agregó que después comenzó a tocarle “el trasero, los pechos, la espalda, todo“.
Ella, dice, intentó frenar el avance de la lengua mordiéndole la suya y cree que pudo “hacerle daño”.
Respuesta de Trump
“The Guardian” señala que, a través de sus abogados, el mandatario, quien en noviembre buscará la reelección, niega categóricamente haber acosado, abusado o haberse comportado de manera inapropiada con la exmodelo.
Como “pruebas” de su versión de los hechos, Amy presentó una entrada al torneo de tenis US Open y seis fotos en las que aparece en Nueva York con el magnate inmobiliario, que en esa época tenía 51 años y estaba casado con su segunda esposa, Marla Maples.
“The Guardian” agrega que el testimonio de la mujer, de 48 años, es corroborado por varias personas a las que ella contó el suceso.
La antigua modelo, madre de dos hijas gemelas, afirmó que se planteó hacer pública la agresión en 2016, cuando otras mujeres denunciaron acoso de Trump, pero no lo hizo porque pensó que perjudicaría a su familia.
Referencia para las niñas
Ahora, en cambio, siente que quiere ser una referencia para sus niñas, quienes, con casi 13 años, deben saber que “no hay que permitir a nadie hacerte nada que no quieras”.
“Quiero que vean que no me callé, que confronté a alguien que hizo algo que era inaceptable”, afirmó Amy, quien conoció a Trump a través de su novio de entonces, Jason Binn, fundador de varias revistas y marcas de lujo.