Walter Printzen Cruz llegó por primera vez al puerto de Sisal en 2015 con el objetivo de realizar sus prácticas profesionales, ya que había estudiado biología en la Universidad de Guadalajara.
En Sisal empezó su labor estudiando el pepino de mar y gracias a la continuación del proyecto tuvo la oportunidad de regresar y seguir trabajando, posteriormente tuvo más oportunidades en otros proyectos del Cinvestav, Epomex y la UNAM.
Guiados por un ejidatario, Walter y sus compañeros conocieron la selva del ejido de Sisal, ahí aprendieron que la zona estaba en riesgo de destrucción por el desarrollo inmobiliario, así que decidieron hacer algo al respecto, narró en entrevista.
Entonces se creó el colectivo ambiental “Garra Balam” con el objetivo de crear conciencia desde la difusión de los problemas y la importancia de estos sitios y especies, mediante la divulgación científica y labores sociales.
Certificados
Walter explica que “conformé una sociedad cooperativa con dos familias de Sisal, los cuales somos guías federales certificados y comenzamos a crear las experiencias”.
“Lo que hacemos en Sisal es turismo comunitario de naturaleza. La gente de la comunidad son los actores y es una actividad que se hace dentro de un área natural protegida, vas en compañía de un guía que te va llevando a través de estos ecosistemas en un recorrido de interpretación ambiental”, mencionó.
“No había turismo en Sisal y no había muchos lugares donde quedarse, por eso abrimos el hostal ‘Casa Balam’, para que la gente pudiera quedarse desde una noche antes e ir al día siguiente al recorrido”, añadió.
Su labor en Sisal aún no termina: Walter y la cooperativa están en la búsqueda de financiamiento de proyectos como un parador turístico, donde las familias de Sisal puedan proveer alimentos tradicionales, ofrecer los recorridos, además de la creación de viveros de manglar y cultivos de jaiba y mojarra, que son especies locales de los manglares.— ALESSANDRA CARRILLO AMARO