Imagen del 22 de octubre de 2019 de pasto marino y corales con el síndrome blanco en Quintana Roo. La Semarnat actualizó una Norma Oficial Mexicana (NOM) para garantizar la supervivencia de especies como el pasto marino y corales, actualmente amenazados por fenómenos catastróficos como esa enfermedad o el sargazo (Foto de EFE)
Imagen del 22 de octubre de 2019 de pasto marino y corales con el síndrome blanco en Quintana Roo. La Semarnat actualizó una Norma Oficial Mexicana (NOM) para garantizar la supervivencia de especies como el pasto marino y corales, actualmente amenazados por fenómenos catastróficos como esa enfermedad o el sargazo (Foto de EFE)

CANCÚN.— La Semarnat actualizó una Norma Oficial Mexicana (NOM) que pretende garantizar la supervivencia de especies como pasto marino y corales que están amenazados por fenómenos como sargazo y el síndrome blanco.

Tras un proceso de nueve años, el Gobierno Federal actualizó la lista de especies en riesgo contenidas en la NOM-059, en la que ahora se incluyen cuatro tipos de pasto marino y dos de coral, todos habitantes de Quintana Roo.

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De esa manera, los pastos marinos de manatí y de estrella son considerados ahora especies amenazadas, es decir, en peligro de desaparecer en corto o mediano plazo.

Mientras que los pastizales caribeño y de tortuga fueron considerados especies sujetas a protección especial, a fin de propiciar su conservación.

Pérdida de miles de hectáreas de pastos marinos

El resguardo es importante si consideramos que en los últimos 17 años se perdieron más de 100,000 hectáreas de pastos marinos en el país a causa del cambio climático, dijo Tania Cota Lucero, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Brigitta Ine Van Tussenbroek, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, indicó que en el país ya se extinguieron cientos de miles de hectáreas de pasto de una especie que funge como alimento para tortugas, manatíes, langostas y peces.

“Mientras más amplia sea la pradera de pasto marino en el mar, más rico, diverso y saludable es el ecosistema marino”, explicó.

Amplio porcentaje en la Península de Yucatán

El 35% del pasto marino en México se concentra en la Península de Yucatán, de ahí que no sea raro que las nuevas especies protegidas por la NOM sean de esta región.

En 2017, cuando se cumplieron dos años del primer arribo masivo de sargazo al Caribe, Brigitta Tussenbroek lideró una investigación para dar cuentas del impacto de esta macroalga en Quintana Roo.

Los efectos del sargazo

Cuando el sargazo se descompone genera lixiviados, los cuales producen condiciones de poco oxígeno, cambian la composición química del mar y tiñen el agua de café, impidiendo la entrada de luz solar.

Un estudio publicado recientemente en Marine Pollution Bulletin, evaluó cuatro sitios: Nizuc, Xcalak, Xahuayxol y Puerto Morelos, y determinó que en este último, tras un año del arribo de sargazo, perdió 5,700 metros cuadrados de pastos marinos y cambió su ecosistema.

Se rompen récords del sargazo

Y luego llegó 2018, año en que se rompieron todos los récords del sargazo: islas flotantes de la macroalga de hasta 2,800 kilómetros cuadrados, según la Universidad del Sur de Florida, y millones de toneladas recolectadas en Quintana Roo.

De entonces, lamentó la experta, los esfuerzos se centran en el control la macroalga, pero no se investiga más sobre las consecuencias en el pasto marino.

Emisión de dióxido de carbono

Los pastizales marinos que murieron, advirtió la científica, liberan el carbono azul almacenado durante cientos de años.

“Pasaron de ser secuestradores a fuentes de emisión de dióxido de carbono: un gas de efecto invernadero que conduce al calentamiento global y a la acidificación de los océanos”.

“Por eso me da gusto esta nueva medida (de protección)”, afirmó.

Variantes del coral estrella montaña

Las otras especies integradas a la NOM-059 como amenazadas son dos variantes del coral estrella montaña, que son animales con presencia masiva en el Caribe mexicano.

Fueron infectadas, junto con otras 20 especies de coral, por una rara enfermedad, aún sin cura, denominada síndrome blanco.

A decir de Anastazia Banaszak, representante de México ante la Red de Restauración del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), este mecanismo “es muy necesario, pero llegó muy lento”.

Detectado en junio de 2018

El síndrome blanco se detectó por primera vez en junio de 2018 y en seis meses acabó con el 30% de los corales de Quintana Roo.

Los cálculos más recientes indican que esta inédita enfermedad en el país no se detiene e incluso se extendió a más arrecifes de la región.

Las fallas de la normativa

La actualización de la NOM-059, enfatizó Anastazia Banaszak, también investigadora en el Instituto de Ciencias del Mar, no solo llega tarde, sino incompleta.

Y es que la convocatoria para solicitar una anexión de alguna especie a la NOM-059 cerró a principios de 2018. Entonces el síndrome blanco aún no había sido detectado.

“Ahora ya nos pegó y van 22 especies afectadas y solo dos están en la NOM”.

“La NOM-059 se actualiza cada cinco años, entonces mi preocupación es que el mecanismo es muy necesario pero lento”, insistió“.

Medida que agrada a la científica

No obstante, el coral montaña se podrá preservar de mejor manera, pues la ley lo pone bajo resguardo ya no de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), sino de la Semarnat.

En consideración de la científica, la Semarnat “es más eficaz y eficiente” al otorgar permisos para realizar estudios.

Los corales de montaña y arrecifes

Los corales montaña sirven como refugio para otras especies y son estructuradores de colonias.

Los arrecifes son organismos de una importancia superlativa. Aunque comprenden solo 2% de los sistemas marinos, albergan al 30 % de las especies marinas.

“Son sistemas que ocupan poco espacio, pero concentran una alta biodiversidad”, concluye Nallely Hernández Palacios, directora regional de la Conanp.