En un día como hoy ejecutaron a cuatro en Progreso
En un día como hoy, el sábado 22 de marzo de 1924, en los frondosos pinos del entonces cementerio municipal de Progreso, Yucatán, cuatro progreseños que luchaban por los derechos de los trabajadores portuarios y la justicia social fueron ahorcados por órdenes del tristemente célebre capitán Fermín González.
Héroes olvidados
La inédita ejecución cimbró y sembró el terror en los 11,500 habitantes que en aquel año vivían en el principal puerto de Yucatán.
El múltiple crimen, que se cometió por órdenes del militar González y propició que Progreso se convierta en cuna del sindicalismo, se recuerda solo una vez al año.
Los cuatro progreseños asesinados, conocidos como los Mártires de Progreso, son héroes olvidados.
Pocos progreseños conocen ese pasaje trágico de la historia de la ciudad que ocurrió 53 años después que Juan Miguel Castro y Martín fundó el puerto el 1 de julio de 1871.

En entrevista, el escritor Fernando Ávila Prado señala que ese episodio quedó grabado en la historia de Progreso y marcó una época en la que tomaron más fuerza los sindicatos que agruparon a trabajadores que laboraban en la carga y descarga de los barcos de cabotaje y altura.
“Por eso a Progreso se le llamó cuna del sindicalismo”, expresa.
Ese pasaje trágico de la ciudad, que fue parte de la época de tiranía y hostigamiento que vivieron los habitantes, fue recopilado por el historiador Rómulo Aguilar Escamilla, quien en su documental histórico “Progreso, su evolución política y sindical”, publicado el 20 de noviembre de 1953, dedica un capítulo a los Mártires de Progreso.
Aguilar Escamilla fue presidente municipal de 1927 a 1928 y vivió los acontecimientos que publicó en 1953.
El contexto histórico
El antecedente del asesinato de los cuatro porteños data de los primeros días de 1923, cuando Adolfo de la Huerta, colaborador del entonces presidente y general Álvaro Obregón, con el apoyo del abogado Jorge Prieto Laurence y de un grupo de militares, se lanzó a la aventura para ocupar la Presidencia de México, causando la intranquilidad en muchos hogares mexicanos, se indica en el libro.
La asonada delahuertista invadió varios estados.
En Yucatán llegó por la deslealtad de los coroneles Juan Ricárdez Broca (quien fue gobernador de 1923 a 1924) y Hermenegildo Rodríguez, quienes habían protestado lealtad al gobernador Felipe Carrillo Puerto.
Cuando la rebelión estalló en Veracruz en diciembre de 1923, los militares de Yucatán se rebelaron y Carrillo Puerto trató de huir a Cuba. Ricárdez y Rodríguez ordenaron capturarlo, lo que se hizo en la isla de Holbox, y fusilarlo, el 3 de enero de 1924 en el Cementerio General de Mérida.
Tras el fusilamiento de Carrillo Puerto y sus colaboradores, las persecuciones llegaron a Progreso.
Los directivos de la Liga “Francisco I. Madero”, como Guillermo Romero Marrufo y Eduardo Máudegui, fueron encarcelados en la Penitenciaría Juárez el 20 de marzo de 1924.
Los ataques a los directivos de los incipientes sindicatos de esa época fueron ordenados por el capitán Fermín González, jefe del destacamento militar en Progreso.
Antes de la cuádruple ejecución se le consideraba respetuoso, pero después se le tildó de sanguinario, pues desconoció a quienes lo ayudaron cuando más lo necesitaba, entre ellos el entonces alcalde, Guillermo Martín Kelly; Julián Bobadilla, presidente de la Liga “Francisco I. Madero”, y el diputado local Rodulfo Izquierdo.
En su libro, Rómulo Aguilar refiere que Fermín González, con tal de lucirse ante sus superiores como elemento útil y atemorizar a los habitantes de Progreso, eligió el sábado 22 de marzo de 1924, considerado ese año como el día más triste desde la fundación de la ciudad.
El historiador relata que Fermín González, al frente de una partida de soldados, detuvo a Francisco Morales Gollez, Piedad Luna, Cecilio Pérez y Luis Zavala.
Los condujo al cementerio, que se ubicaba en la calle 98 con 31 y era los límites de la ciudad, y los ahorcó en los pinos que estaban a un lado del pórtico del camposanto.
Su delito
“Los sacrificados no tuvieron más delito que el de sentir con la causa del trabajador ultrajado en sus organizaciones y en sus personas, ellos en forma viril elevaron sus protestas pero fueron acallados por las bayonetas”, asienta Aguilar Escamilla.
Cuando asesinaron a los cuatro progreseños se iniciaba la época del sindicalismo en el puerto y Fermín González, cumpliendo las órdenes de los enemigos de los sindicatos, desde las 6 a.m. se instalaba en la entrada del muelle y elegía a quienes laborarían en la carga y descarga de barcos, quienes tenían que darle dinero, lo que denunciaron sus víctimas.
Quiénes fueron
Los Mártires de Progreso son los siguientes:
Francisco Morales Gollez, originario de Islas Canarias, España; trabajaba en una casa consignataria de buques, fue socio fundador de la liga de empleados “Benito Juárez”, a la que se le puso su nombre después de su muerte y ya no existe. Luego, a una antigua logia masónica de la que fue parte la denominaron “Francisco Morales G”.
Piedad Luna fue un modesto trabajador, líder del movimiento sindicalista y socio fundador de la Sociedad de Trabajadores Terrestres “José María Pino Suárez”, que después en su memoria se llamó “Piedad Luna”. Tampoco existe.
Cecilio Pérez fue integrante de Plataformeros de Progreso y uno de los trabajadores que protestaron por los atropellos que sufrían sus compañeros.
Luis Zavala fue policía municipal y se identificaba con los obreros sindicalizados. No figuraba entre los elegidos por Fermín González, pero, enterado de los planes del militar, alertó a líderes sindicales y pagó con su vida ese acto de valentía.
Los sindicatos que hoy existen en Progreso no se acuerdan de la lucha de los líderes sindicales de hace casi un siglo.
Las agrupaciones que funcionaban cuando fueron ahorcados los Mártires de Progreso ya no existen.
Se formaron con la actividad marítima y portuaria y desaparecieron con los años por la privatización de esas actividades, la liquidación de la empresa Servicios Portuarios de Progreso y la concesión de terminales especializadas.
Con ésta surgieron hace 20 años los sindicatos de Multisur, Contenedores y la terrestre que durante años fue “Emilio Barragán”.— Gabino Tzec Valle
Homenajes
A partir de 1925, cada 22 de marzo se recordó a los Mártires de Progreso.
Memoria viva
Cada año, los trabajadores sindicalizados y las autoridades municipales, en manifestación pacífica, fueron al cementerio para recordarlos y en sus tumbas depositaron coronas y flores.
Suspensión
Desde que el 28 de noviembre de 1928 se clausuró el antiguo cementerio y se abrió el nuevo en la calle 33 entre 110 y 112 de la colonia Vicente Guerrero, trabajadores y habitantes dejaron de ir al antiguo camposanto a recordar a los mártires.
Iglesia católica
La capilla de Guadalupe se construyó en el lote que ocupó el antiguo cementerio, en el costado norte de la avenida 31 con 98 de la colonia Juan Montalvo, en el poniente de la ciudad.
Monumento a Juárez
Al centro de esa avenida está el busto de Benito Juárez, donde ayer jueves se hizo homenaje del aniversario de su natalicio. En esa esquina está la cancha deportiva “Juárez”, remozada y reinaugurada la semana pasada por la Comuna.
Acto luctuoso
También en el lado norte de la 31 con 98 se ubica el parque “Mártires de Progreso”, construido por la Comuna 2015-2018. Ahí, hoy viernes a las 8 horas se hará una ceremonia luctuosa organizada por el Ayuntamiento y la logia masónica “Francisco Morales G”.


