Renán Barrera Concha ofrece una entrevista al Diario sobre su licencia a la alcaldía de Mérida y sus planes para la candidatura al gobierno de Yucatán

A unas horas de solicitar al Cabildo licencia para dejar la alcaldía de Mérida, Renán Barrera Concha se reporta listo para la precampaña en busca de la gubernatura y ofrece a los yucatecos como principal carta de presentación los resultados de su trabajo en el Ayuntamiento.

“Ya llegará la campaña para poder hacer propuestas concretas, pero estoy convencido de que tengo la experiencia, tengo el entusiasmo y los conocimientos y creo que puedo hacer un gran papel por Yucatán, por mi familia y por las familias que vivimos acá”, subraya.

El primer concejal, coordinador estatal del Equipo Yucatán del Partido Acción Nacional, precisa que no está pidiendo a los ciudadanos un cheque en blanco, sino que le den la oportunidad de replicar en todo Yucatán los programas de éxito aplicados en el municipio de Mérida.

“Hay deseos de impulsar un gran programa de gobierno para Yucatán”, sostiene. “No vamos a hablar de cosas que pudieran estar en el papel ni de vender espejitos. Aquí hay resultados, hay historias de gente que ha sido beneficiada con acciones de gobierno”.

Ni experimentos políticos ni improvisaciones

También señala que no es momento de improvisaciones ni de experimentos políticos y por eso se debe apostar por la continuidad, cuyos frutos se traducen en la buena calidad de vida de los ciudadanos y en la seguridad, el activo más importante de Yucatán.

En amplia entrevista, Renán Barrera advierte que el principal enemigo que asoma en la elección de 2024 en Yucatán es una visión de gobierno que ha mostrado fracaso en otras regiones del país y se ha dedicado a desmantelar instituciones, a cancelar contrapesos y a insultar a medios de comunicación que no opinan igual que quienes representan ese sistema.

Una debacle que no se quiere para Yucatán

“Vale la pena hacer una revisión en los estados donde gobierna Morena –lo digo con claridad– y se verá que ha sido la debacle”, apunta.

No concibo un gobierno que esté insultando, atacando, dividiendo a su sociedad, porque ya estamos viendo las consecuencias: crimen organizado, inseguridad, violencia familiar, polarización social, mayor número de muertos que nunca antes en la historia. Yo no quiero que llegue eso a Yucatán, porque puede acabar con lo que nos ha costado tantos años a los yucatecos”.

No lo dice la ley, pero lo imponen los nuevos retos

El alcalde confirma que hoy domingo solicitará licencia al Cabildo para separarse del cargo, para dedicarse de tiempo completo a la precampaña política en los tiempos que marca la ley, como coordinador del Equipo Yucatán. El plazo oficial comienza hoy mismo.

Añade que la ley no lo obliga a ausentarse de la alcaldía, pues marca que esto debe ocurrir 90 días antes de la elección –será el 2 de junio de 2024–, pero considera que debe hacerlo ante las condiciones del nuevo reto que asume.

Con la experiencia de sus tres períodos al frente del Ayuntamiento de Mérida –dos de ellos consecutivos– y su desempeño anterior como regidor del mismo Cabildo y como diputado local, afirma que ha crecido personal y políticamente de la mano del municipio y deja una administración con buen funcionamiento.

Los momentos difíciles de Renán Barrera Concha en la alcaldía

A una pregunta, admite que ha tenido momentos difíciles en sus tres gestiones municipales, pero también grandes satisfacciones. Entre los primeros cita la decisión de cancelar, en su primera administración y con el acompañamiento de la sociedad, el contrato de las luminarias suscrito por el Ayuntamiento anterior, que fue “un megafraude para la ciudad”.

Otros momentos complicados, recuerda, fueron las medidas tomadas por la emergencia de la pandemia de Covid en la administración 2018-2021, la atención de los efectos de las inundaciones por lluvias en 2020 y el caso del joven José Eduardo Ravelo Echavarría, que fue difícil en varias aristas: por el hecho triste de que una madre haya perdido a su hijo, por la desinformación que se generó en torno al caso y por los intentos de dañar a la administración municipal con información dolosa.

A continuación, los términos de la entrevista, en las oficinas de la Presidencia Municipal:

¿Ya se dispone a solicitar licencia al Cabildo?

Acordamos que sea el domingo 5 de este mes. Lo hacemos así porque la precampaña arranca por ley el día 5 de noviembre y decidí dedicarme de tiempo completo a aprovechar este período que concede la autoridad electoral para hacer un recorrido en todos los municipios del interior del Estado.

¿Debe dejar el Ayuntamiento? ¿Qué sigue?

Es una decisión que siempre hay que poner y ponderar. Me pasó algo similar en 2021. Recordemos que soy el primer alcalde reelecto en forma consecutiva en Mérida, en algo que fue novedoso, que rompía un esquema y que para todos fue un aprendizaje. La ley no me obligaba a pedir licencia en 2021.  Yo podía seguir siendo alcalde y al mismo tiempo ser ya no digamos precandidato sino incluso candidato a la alcaldía y desempeñar ambos papeles o funciones, como es de alguna manera la lógica de una reelección, que el trabajo no se interrumpa.

A pesar de que la ley no me obligaba, decidí pedir licencia porque no puedes tener una actividad como servidor público con manejo de recursos públicos, con estructura, y al mismo tiempo ser candidato. Es muy difícil poder hacer esa diferenciación al momento de entrar a una campaña. Y aunque la ley no me obligaba, la solicité durante ese tiempo.

Ahora está pasando algo similar. La precampaña no me obliga a pedir la licencia. Lo que la ley marca es que son 90 días antes del día de la elección. Estamos hablando de que pudiera ser (la separación del cargo) en febrero del próximo año, pero creo que es importante que, dadas las condiciones del reto que viene para la elección, tenga yo la oportunidad de estar concentrado al cien por ciento en la función de recorrer el Estado.

El Ayuntamiento marcha bien. Es un Ayuntamiento que tiene una dinámica propia.

Sale del Ayuntamiento, pero ¿es un adiós? ¿Es un hasta luego?

 Por supuesto, no me voy a ninguna parte. Sencillamente pido permiso para poder dedicarme a esta función que, como decía, hay que ponderar, porque es un bien mayor el que se busca. Es un bien mayor que significa que la función que hoy desempeño con la  confianza de los meridanos seguramente es importante y muy necesaria para el reto que viene, de poder dar garantías de que tendré un desempeño adecuado.

No es un adiós, es un hasta luego. Me voy de este Palacio Municipal donde prácticamente he hecho los últimos años de mi vida, desde mi juventud, desde que tuve la oportunidad de ser regidor en 2007, en estos pasillos, en estas oficinas, en estos escritorios.

Aquí llegue soltero, aquí también fue parte de mi historia casarme, tener mi primer hijo en 2015 y Daniela en 2016. Ahora, con mis hijos grandes, puedo decir hasta luego a este Palacio Municipal en mi calidad de alcalde, pero siempre estaré como ciudadano cerca de él.

Detrás de su decisión hay tres períodos como alcalde de Mérida, una etapa como diputado y otra como regidor. ¿Qué representa esa experiencia a estas alturas?

Mira, creció Mérida y crecí yo. Crecimos a la par, o crecimos de la mano, de manera paralela, en un crecimiento que creo que todos tenemos en nuestra vida. Nuestra vida está compuesta por ciclos, por etapas y por experiencias. Y todos tenemos experiencias diferentes en distintas etapas de la vida.

A mí me tocó ser regidor de este Ayuntamiento a los 26 años, y no solamente ser regidor sino coordinador de la bancada del PAN, siendo el más joven del Cabildo. Con personajes que tenían más experiencia que yo se decidió que fuera el coordinador.

Aprendí mucho de la administración municipal, aprendí mucho de cómo funciona el Ayuntamiento, aprendí mucho de temas de desarrollo urbano, de cultura, y fui tomando una fortaleza propia, digamos voluntad fuerte, para enfrentarme a lo que no me gustaba. Y decidí ser candidato a diputado local en el cuarto Distrito en 2010. En esa elección se perdió la alcaldía de Mérida.

Fui parte de la última administración panista consecutiva de los últimos 18 años que tuvo el PAN. Ya no nos quedaba nada como partido político. Es decir, se había perdido la gubernatura en 2007 y luego se perdió la alcaldía en 2010, cuando yo gano mi Distrito.

El Congreso del Estado era la caja de resonancia. No teníamos otro espacio para poder expresar como oposición nuestra postura. Fueron años difíciles, de desencuentros del gobierno con la sociedad civil, un período muy polémico y difícil de la administración municipal que estaba en ese momento.

Y yo era, digamos, el que encarnaba un poco esa voz de la oposición en la ciudad de Mérida, y te diría que en todo el estado de Yucatán, porque no había otro espacio donde se pudiera hacerlo. Y aprendí mucho con esa combinación de juventud y de inexperiencia en ese momento, pero con mucha convicción y mucha causa.

Recuerdo debates de tres horas, de cinco horas en el Congreso del Estado, difíciles porque perdíamos todas las  votaciones. Éramos siete de 25 diputados y nos hacían “moloch” con argumentos y con votaciones. Creo que fue el momento en que más aprendí, a defender lo que creo, a sentir coraje, a sentir una obligación de participar más en política y dar el siguiente paso para poder crecer y recuperar cosas y espacios perdidos.

Así decidí ser candidato, primero precandidato en un proceso interno (en el PAN) donde pocos apostaban a que yo pudiera ganar contra un personaje que, además, yo admiro, como Beatriz Zavala, que tiene una trayectoria muy grande. Luego recuperé para el PAN la alcaldía de Mérida (en 2012) y empezamos a recomponer la ciudad. Yo dije que era una administración de transición, pasar del caos al orden.

Luego de esa administración tuve un período fuera de la ciudad y regresé en 2018.

Como podrás ver, gran parte de esa etapa de mi vida fue crecer de la mano con Mérida, fue crecer en lo profesional, en lo personal, en lo espiritual, en lo familiar, y dedicar los mejores años de mi vida a esta mi pasión que es servir a mi ciudad.

¿Cuáles han sido los momentos más difíciles en sus tres administraciones?

Siempre es una responsabilidad enorme atender una ciudad de un millón de habitantes con un millón de formas de pensar distintas, con un millón de necesidades diferentes, de opiniones o de interpretaciones, incluso de lo que puede ser bueno o no para la ciudad.

Creo que pasamos momentos difíciles en muchas circunstancias. En la primera administración me tocó enfrentarme a muchos temas políticos y de recomposición de la propia administración municipal. Recordamos el caso de las lámparas, que fue uno de los temas que nos llevó casi un año y dos meses decir qué iba a suceder con ese contrato que, independientemente de lo jurídico, para todos los que tienen uso de razón fue un megafraude para la ciudad.

Mi obligación era componer eso y darle luz a la ciudad, devolverle el alumbrado público, independientemente de cualquier otra interpretación o litigio que pudiera estar en turno. Yo devolví la iluminación a la ciudad y fue un reto que siempre recordaré como muy difícil, pero siempre acompañado de la sociedad civil. Nunca tomamos decisiones unilaterales, creamos un consejo ciudadano de expertos, de gente que conoce muy bien esos temas y nos acompañaron en ese momento.

A la administración 2018-2021 le tocaron la pandemia (de Covid-19) y las inundaciones, con circunstancias meteorológicas complicadas. Le tocaron también recortes presupuestales. El gobierno federal empezó a cancelar programas y recursos que estaban destinados a los estados y las ciudades, y programas que eran importantes, como Estancias Infantiles. Recuerdo que aquí recibía a muchísimas mamás que venían a pedir apoyos y creamos programas para atenderlas.

Y, bueno, los lamentables hechos del caso José Eduardo, que fue una circunstancia muy difícil, muy triste para mí, para la administración. Independientemente de cualquier otra interpretación, el hecho de que una madre pierda a su hijo será siempre una noticia triste para todos.

Fue difícil enfrentar esa circunstancia, primero por la desinformación o por la fabricación de información dolosa para afectar a la administración, pero finalmente allí están la investigación y los resultados de lo que sucedió.

Fue un momento muy difícil porque no se había vivido, al menos en la historia reciente de la ciudad, algo que pudiera poner en tela de juicio el actuar de algún funcionario en ese sentido, y mi compromiso fue siempre defender la verdad, por muy dolorosa que pudiera ser. Siempre he estado comprometido con defender la verdad y al costo que sea, y para mí fue muy importante también estar seguro de que no se fuera a juzgar a inocentes.

En el otro extremo, ¿cuáles han sido sus mayores logros en las tres gestiones?

Son muchos. En la primera administración fue devolver los servicios públicos. Recuerdo, por ejemplo, que fui a ver las instalaciones de Servilimpia en ese entonces y no había ningún camión de basura que tuviera llantas. Había sido prácticamente despojados los vehículos de motor, de llantas… No teníamos tampoco vehículos de transporte para servicios públicos y allí estaba el problema de las luminarias, que fue angustiante.

Lo fuimos solucionando y en términos generales le devolví a la ciudad el ritmo que había perdido, el ritmo de atención, de servicios, de pavimentación de calles. Reparar el paso deprimido fue una tarea tortuosa a lo largo de varias administraciones, porque era una obra que tenía problemas de origen. Ahora podemos ver que está funcionando.

Entre 2018 y 2021 fueron muchas acciones. Por ejemplo, el Centro Municipal de Atención Médica y Diabetes. Diana (Castillo Laviada), mi esposa, al ser nutrióloga tiene una fibra muy sensible por el tema de la obesidad infantil y de la diabetes mellitus, que es una de las enfermedades más caras y más mortales que tenemos en Yucatán. Me dio mucho gusto que se pudiera hacer.

También está el Centro Municipal de Danza, un espacio al que le devolvimos dignidad. Antes estaba en una casona del centro, lo que es ahora el Museo de la Gastronomía Yucateca, un lugar que requería mucho mantenimiento por ser una casona antigua.

Tenemos el hospital de Animaya. Animaya fue construido sin quirófano y sin hospital. Lo pudimos hacer.

Podemos mencionar muchas obras emblemáticas. El Parque de Deportes Extremos, que se inició pero tuvo una pausa y luego lo continuamos en la administración anterior.

Te puedo hablar de la Academia Municipal de Box, que recientemente abrimos, y de la Academia Municipal de Música, de la creación de la orquesta infantil, de la creación de la Noche Blanca, la consolidación de programas culturales como el Paseo de las Ánimas y el Mérida Fest, el cambio de derrotero del Carnaval, que también fue una polémica en su momento y una decisión muy complicada, pero creo que es el mejor ejemplo de ese tipo de decisiones.

Cuando yo hablo de la ponderación de las decisiones quiero decir que no todas tienen que ser políticamente rentables, sino responsables, por la función que se tiene. Allí es donde el político tiene que estar sopesando si lo que quiere es su popularidad o responsabilidad frente a decisiones que incluso pueden ser impopulares.

Para mí era un tema (el cambio de derrotero del Carnaval) un tema de responsabilidad, era un tema de seguridad que al final costó trabajo que la gente pudiera entender. La gente creía que era un tema más anímico, de querer cambiar y sacar el Carnaval porque había gente que no le gustaba allá (en el centro de la ciudad y en Paseo de Montejo). No, fue un tema cien por ciento de seguridad de los asistentes.

Con un Carnaval que había cuadruplicado el número de asistentes no había manera de garantizar la seguridad de niñas, de niños y jóvenes, donde ya había actos de vandalismo e incluso de violencia. Yo creo que fue una decisión responsable, impopular en un principio y hay que aceptarlo, pero hoy ya llevamos más de diez años teniendo ediciones de Plaza Carnaval y no me arrepiento de haberlo hecho. Creo que fue lo correcto por la ciudad y, sobre todo, por los asistentes.

Haría una lista muy larga de logros, de satisfacciones. Acabamos de inaugurar el nuevo edificio del DIF, que va a ser por muchos años una sede para servir a las ciudadanas y los ciudadanos. Tenemos el corredor gastronómico de la calle 47 y mi participación no directa pero sí indirecta en la construcción del Parque de La Plancha, porque al principio iba a ser una estación de tren y luego un cuartel militar. Cuando escuché eso me senté a platicarlo con el gobernador y finalmente me pidieron que el municipio donara un predio para que se construyera un cuartel militar en un lugar que no fuera La Plancha.

Mi aportación al Parque de La Plancha fue de casi cien millones de pesos con ese terreno para liberar el primer predio.

¿Cambiaría alguna de las decisiones que tomó?

No sé si cambiarla o a lo mejor haberla tomado con un poco más de tiempo, o a lo mejor con un poquito más de reflexión. Hay decisiones que son muy difíciles que la gente pudiera entender en un principio. El parque Tho, por ejemplo, es un tema que sigue en proceso administrativo. Es un tema complejo por lo que significa, por el INAH y por todas las cuestiones burocráticas que hay que pasar, pero es un buen proyecto, un proyecto que va a beneficiar a la ciudad y seguramente se iniciará en algún momento en la etapa final de esta administración.

A veces no te da el tiempo completo para socializar o explicar uno por uno los temas que pueden generar dudas o que pueden estar rodeados de desinformación. Por eso he estado cerca de los medios de comunicación para precisar cualquier cosa.

¿Hay algo que le hubiera gustado hacer en el Ayuntamiento y no pudo?

Bueno, el espectáculo que vamos a tener próximamente en el Parque de la Paz. Es una remodelación completa del parque, con la recuperación y rehabilitación de la fachada de la ex penitenciaría, donde están hoy oficinas administrativas.

Este proyecto lo traíamos desde 2018, lo suspendimos por la pandemia y lo estamos retomando. Seguramente será en el marco del aniversario de la ciudad cuando se presente. Va a ser un videomapping y habrá espectáculos artísticos y culturales y vamos a darle vida a esa zona como parte de la descentralización de la cultura. Es un proyecto que voy a ver como ajeno a la administración, como alcalde con licencia, y me hubiera gustado estar.

También me hubiera gustado estar en la inauguración del Parque de La Plancha, una obra que durante muchos años estuvimos gestionando y buscando la forma de hacerla y que hoy es una gran realidad,

No importa que yo no esté. Lo importante es que sean para beneficio de la ciudad,

¿Cuáles son los cambios más significativos que ve en Mérida bajo su gestión en tres períodos?

Si bien la ciudad tiene más de 480 años de fundada, tuvo un comportamiento acelerado en los últimos 35 ó 40 años. Muchas de las cosas de que adolecía Mérida las  construimos. Por ejemplo, en una época no tan antigua, cuando era todavía gobernador Víctor Cervera (Pacheco), funcionaba la extinta Cousey, que hoy es el IVEY (Instituto de Vivienda del Estado de Yucatán).

Mérida no tenía reserva territorial propia. Me refiero a Mérida como ciudad, como Ayuntamiento de Mérida. No teníamos tierra con la que pudiéramos controlar lo que pasara frente a ese desarrollo explosivo que tuvimos.

¿Qué es lo que detonó esta explosión en el crecimiento de la ciudad? La venta competa de la reserva territorial de la ciudad. La Cousey, y estamos hablando de los años 1997 ó 1998, vendió todo. Prácticamente nos quedamos sin ningún tipo de reserva, y es lo que hoy conocemos como Francisco de Montejo, lo que hoy conocemos como Las Américas, como Ciudad Caucel, hacia la parte de Umán… Toda esa reserva la compraron particulares y de repente vimos una explosión, de la noche a la mañana.

Increíblemente no teníamos un instituto que pudiera regular la planeación de la ciudad. Cada administración llegaba y hacía un Plan de Desarrollo Urbano. Llegaba otra administración y cambiaba el plan. Eran parches que se fueron dando a lo largo de la historia.

En la primera administración me tocó crear el Instituto Municipal de Planeación. Allí don Edgardo Bolio, que es una persona muy reconocida, ex director de la Facultad de Arquitectura de la Uady, se puso a trabajar para crear un plan que pudiera darle certeza a Mérida en los próximos años

Te podría decir que eso es una aportación importante porque hoy hemos contraído y regulado de manera mucho más estricta lo que antes era prácticamente un cheque en blanco para que cualquiera que quisiera desarrollar algo lo hiciera sin ningún tipo de restricción. Por eso se convirtió la mancha urbana en un tema muy importante.

Luego tenemos el transporte público, la movilidad. Cuántos años y cuántas propuestas de campaña y cuántos proyectos fallidos escuchamos y vimos a lo largo de los años con el tema del transporte público.

Además de que respeto a los concesionarios y les tengo aprecio porque he tenido diálogo con ellos, hay que reconocer que lo que menos era el transporte era público. Es decir, cuando pones servicios públicos en manos de particulares mediante las concesiones tiene que haber una vigilancia permanente para que lo que prevalezca sea la calidad del servicio público y no el ingreso o la utilidad del particular. Allí tiene que haber un equilibrio.

Y luego, malamente, con el paso de los años el transporte público se convirtió en un botín político, en un control político con el que no te daban concesiones si no estabas con el gobierno en turno, en donde se utilizaba el servicio para el acarreo en los mítines y donde no podías poner publicidad ni pagando cuando había campañas. Además, el servicio dejaba mucho que desear.

Nosotros decidimos crear el Pimus, el Programa Integral de Movilidad Urbana Sustentable. Es un documento que tardó cuatro años en poderse realizar. Es la base de lo que hoy vemos en el nuevo sistema de transporte público, lo que hoy conocemos como Va y Ven, que si bien son acciones del Estado, impactan en la movilidad de la ciudad.

Lo que siempre he dicho es que una ciudad con mejor movilidad necesariamente debe tener un transporte público eficaz. No podemos construir más calles, hacer segundos pisos o construir pasos a desnivel, distribuidores viales si no hay un buen sistema de transporte público, como en las mejores ciudades del mundo, donde tiene un coche el que lo puede pagar, pero para qué tener un coche si tienes un buen sistema de transporte.

Yo creo que eso son acciones que en los últimos doce años han transformado la historia de esta ciudad.

Hablemos de lo que viene ¿Por qué quiere ser gobernador?

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Accidentalmente me fui acercando a la política porque toda mi familia siempre se ha dedicado al comercio, a la empresa, y precisamente por mi actividad empresarial, por el giro de negocio que teníamos en ese entonces con mi abuelo Renán, era muy cercana mi relación con lo que pasaba en el gobierno. Éramos incluso proveedores del gobierno en los eventos de ese entonces, con el gobernador Cervera.

Yo estaba chavito y veía con inquietud que había cosas que no cuadraban, que no estaban bien. Sentía que podía hacer las cosas de manera diferente y platicaba yo mucho con la gente, escuchaba sus quejas.

Esto te va llevando como un río  con corriente, te va llevando a diferentes oportunidades. Yo decidí ser alcalde y hoy estoy concluyendo una tercera administración.

¿Por qué considero que es importante, desde mi punto de vista, y por qué decidí ser precandidato o candidato a gobernador? Porque hay muchas cosas que he aprendido como alcalde de Mérida, hay muchos programas, muchas historias. Hay mucha experiencia que he acumulado a lo largo de estos años y creo que debo ponerla al servicio de mi Estado.

A Yucatán le faltan muchas cosas. Hay temas en los cuales creo que se puede mejorar: temas del campo, temas de desarrollo humano y personal de las familias, entre muchos otros. Ya llegarán las campañas para poder hacer propuestas concretas, pero lo que te puedo decir es que estoy convencido de que tengo la experiencia, tengo el entusiasmo, tengo los conocimientos y creo que puedo hacer un gran papel por mi Estado, para que tengamos un mejor Yucatán, por mi familia y por las familias que vivimos acá.

Yucatán es el único estado del Sureste que no tiene un gobierno guinda ¿Representa eso un doble reto para sus aspiraciones?

Seguramente sí. Antes de ser guinda (el Sureste) era rojo. Yo estuve acostumbrado a pelear, a estar en las contiendas electorales en desventaja, a empezar en las encuestas 20 puntos abajo, a que todo mundo me dijera que yo no iba a ganar, que el PRI tenía una maquinaria impresionante para aplastar a cualquiera, que ese partido tenía mucho más recursos, que tenía mucho más aparato. Y si te pones a pensar en los riesgos no te atreves a nada.

Siempre he sido muy “aventado”. Es algo que la juventud me dio. A veces hay que medir qué tanto se avienta uno al ruedo sin capota, como dicen, pero finalmente siempre he competido en condiciones de adversidad.

Creo que hoy la mayor fortaleza que tengo, a pesar de que estamos rodeados (de gobiernos de Morena) y seamos una isla en esta ocasión, es que me conocen ya muchos yucatecos igual que los meridanos que a lo largo de ocho años han visto mi trabajo. No es un cheque en blanco. Creo que mi trabajo es mi mejor carta de presentación, es la mejor garantía de que tendremos un futuro seguro.

¿Qué ofrece Renán Barrera para que el ciudadano lo vea como opción?

Es tan sencillo como cuando vas a depositar la confianza en un maestro para que eduque a tu hijo. Tienes dos opciones: hay un maestro que tiene experiencia, que es recomendado y presenta resultados. Te puedes sentir más tranquilo y seguro al dejar a tu hijo con ese maestro que con otro que ha brincado de escuela en escuela y que ha tenido señalamientos o reportes de sus superiores.

La gente va a tener las opciones en la próxima elección. Lo que yo tengo es experiencia probada, cercanía con la población y he tomado decisiones responsablemente, pues he sido alcalde en tres ocasiones. Creo que si hubiera sido mal alcalde en la primera ocasión es imposible que hubiera ganado una segunda, e imposible que hubiera ganado una tercera.

Ésa es la garantía. Es mi currículum, es mi experiencia, que la gente pueda sopesar hacia dónde quiere poner el futuro de su familia, de sus hijos. La seguridad de este Estado es lo más importante. Hay que contrastar los buenos resultados con lo que está pasando en el resto del país,  porque no se trata solo de personas. Se trata de todo un estilo de gobierno que viene atrás y en el que a veces el que menos toma decisiones es el propio titular.

Conozco el interior del Estado, he platicado con muchos alcaldes para replicar lo bueno que se hace en Mérida. Hay deseos de impulsar un gran programa de gobierno para Yucatán. No vamos a hablar de cosas que pudieran estar en el papel, de vender espejitos. Aquí hay resultados, historias de gente que ha sido beneficiada con acciones de gobierno que hemos podido consolidar para dignificar a las personas.

No se trata solamente de un programa técnico, frívolo, donde se den apoyos a lo loco sin que haya un desarrollo integral de las personas. Nosotros las acompañamos en su mejoramiento personal. Es algo que para mí es fundamental.

¿Cómo avizora la campaña electoral?

Va a ser como cualquier campaña, seguramente una campaña de mucha intensidad. Habrá una elección donde no se puede desestimar a ningún partido, a ningún candidato y a ninguna candidata. Ojalá que sea una campaña de propuestas, de respeto.

No nos gustan a los yucatecos, creo yo por lo que he visto a lo largo de estos años, las campañas de descalificaciones, de ataques, de insultos. Nadie gana con eso, y la verdad es que es un tema que a todos desgasta. Espero que haya una campaña de altura. De mi parte habrá respeto a mis contendientes.

¿Cuál es el enemigo a vencer en 2024?

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Es una visión que ha demostrado su fracaso permanente. Vale la pena hacer una revisión en los estados donde gobierna Morena –lo digo con claridad– y se verá que ha sido la debacle.

Acabamos de ver una circunstancia en Guerrero, tristísima, donde hubo una torpeza gubernamental nunca antes vista en este país. Nosotros que aquí hemos vivido huracanes, como lo fueron Gilberto e Isidoro; a los que nos tocaron las inundaciones y hemos vivido fenómenos naturales, tenemos protocolos, tenemos formas de actuar, tenemos medidas de seguridad.

Me preocupa mucho ver un partido político como Morena que se ha dedicado a desmantelar instituciones, a cancelar contrapesos, a insultar a medios de comunicación que no opinan como sus representantes. Eso es el principio de un totalitarismo, de una visión egoísta y unipersonal de ver el servicio público, y es muy claro.

La principal responsabilidad de un gobernante es generar armonía en sus gobernados. No concibo un gobierno que esté insultando, atacando, dividiendo a su sociedad, porque ya estamos viendo las consecuencias: crimen organizado, inseguridad, violencia familiar, polarización social, mayor número de muertos que nunca antes en la historia. Y yo no quiero que eso llegue a Yucatán, porque eso puede acabar con lo nos ha costado tantos años a los yucatecos.

Entonces, ¿su oferta es de continuidad?

Por supuesto. Hoy tenemos un Yucatán con retos, con desafíos, que tiene aciertos y también  errores, pero somos un ejemplo nacional de positivo, y eso lo dicen hasta los opositores, hasta los que de alguna manera se la pasan buscando qué criticar. Yo siempre digo esta frase: Si México tuviera más estados como Yucatán sería un mejor país, al menos un país más feliz.

No es momento de improvisaciones, no es momento de experimentos, y tampoco de aceptar “chapulineos”, donde lo único que se demuestra es que hay una ambición personal de poder y no un deseo real de servir.

Ya que habla de “chapulineo”, ¿qué opinión tiene de los recientes cambios de partido?

Me da tristeza por las personas que lo hacen. Incluso he tenido oportunidad de platicar con algunas de ellas, antes de que hicieran lo que hicieron. Y después de mi plática les daba un consejo: el daño más fuerte que se hace cuando te guías por una ambición personal es a la misma persona. La persona paga muy caro el hecho de demostrarle a todos que no tiene ningún tipo de convicción.

Por eso dije que hay que hacer una ley “antichapulines”. Todo mundo tiene derecho de brincar al partido que quiera, siempre y cuando, si tiene un cargo, lo deje al momento de saltar. Si no lo hace, lo que está haciendo es nada más pasarse de chamba en chamba y lo que menos le importa es la confianza de la gente.

A mí me da mucha pena por ellos. No tienen impacto. Yo lo he vivido a lo largo de muchos años, En cada proceso electoral alguien se va y alguien llega. A quien se va no le va bien, es la realidad.

¿Cómo es un día normal de Renán Barrera, desde que se levanta de la cama hasta que regresa a su casa?

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Son jornadas muy largas y muy intensas. Empezamos alrededor de las 5:30 de la mañana o cuarto para las seis, porque a mis hijos hay que despertarlos a las seis y ver que esté listo el desayuno, ver que Daniela (su pequeña hija) se peine, que a veces tarda mucho en arreglarse, tiene siete años. Renán (su hijo mayor) es muy práctico, muy rápido, muy disciplinado. Él solito se viste.

Dependiendo de la época del año, porque hay temporadas cuando puedo y otras no, hago ejercicios con Diana mientras  los niños están desayunando. Allá en la casa hay alguien que nos ayuda.

En la medida de lo posible trato de llevarlos a la escuela. Antes era un poquito complicado porque entraban en horarios diferentes. Ahora que ambos están en primaria entran a la misma hora.

Para mí es un momento muy especial el ponerme mi “short” y una playera y llevarlos a la escuela. Converso con ellos en el camino, los dejo y regreso a casa. Desayuno, me baño y no regreso sino hasta las diez o diez y media de la noche, cuando ya están dormidos mis hijos.

Por eso valoro esa hora de la mañana en que puedo estar y platicar con ellos. Es como enchufarme a una energía que requiero todos los días para poder trabajar.

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