El pitcheo de relevo de los Leones vivió un fin de semana de pesadilla en el Estadio “Alfredo Harp Helú”.

De las 25 carreras que anotaron los Diablos Rojos en los primeros dos encuentros de la serie de playoff, 18 las han permitido los relevistas.

Y eso no es nuevo. Pero es con lo que los melenudos llegaron a los playoffs y eso tienen para afrontar a los pingos. Lo malo es el descontrol, como el mostrado ayer en el segundo juego. Parte esencial de que el marcador haya sido otra paliza (12-1) fue porque los bomberos no hallaban la zona de strike y ellos firmaron 11 de los 13 pasaportes que recibieron los escarlatas.

En el racimo grande de la séptima, era bola, tras bola tras bola. Trevor Kelley regaló tres bases y tiró seis strikes de 20 pitcheos. Jake Miednik dio dos, con nueve buenas de 24 disparos, y Jonathan Vargas dos, con 14-7. Casi una hora duró ese tormentoso séptimo acto.

El problema, se pensaba, estaría en el abridor, Odrisamer Despaigne, pero el cubano estuvo bien hasta que, su segunda base por bolas del partido, firmada en la quinta entrada, le causó el daño que lo llevó a la derrota.

El antillano lanzó cuatro y dos tercios con cinco hits, dos carreras (una sola limpia), dos bases y tres ponches. Sus pitcheos rompientes, entre curvas y lentos cambios de velocidad, hicieron daño a los escarlatas.

Pero en su labor en la loma, no tuvo respaldo, más que el jonrón de Webster Rivas que emparejó las acciones en la segunda entrada.

En la tercera, Norberto Obeso recibió base y Yadir Drake bateó para doble matanza, a la primera pitcheada. Y los restantes hits fueron espaciados por el abridor y ganador Ricardo Pinto, quien toleró en cinco entradas los seis imparables.

El relevo diablo estuvo bien afinado y se fue sin inatrapables y firmando sólo un pasaporte en cuatro entradas. Y en el bateo, Allen Córdoba fue un verdadero demonio: se fue de 6-5, con tres producidas, mientras la parte central del orden al bate melenudo, de tercero a sexto, se fueron de 13-2. Diferencias enormes entre unos y otros, sin duda.— Gaspar Silveira Malaver