MÉXICO.- No, no fueron las motivaciones de Benjamín Gil las que ganaron la Serie del Rey. Triunfó el equipo que fue diseñado y cumplió a cabalidad con hacer las cosas bien.
Los Diablos Rojos del México, más sólidos que nunca, hicieron historia con su 18o. título de la LMB, al barrer a unos decepcionantes y desangelados Charros de Jalisco. El Juego 4 lo ganaron los pingos 7-3 y se convirtieron en el primer equipo que se corona dos veces seguidas por barrida.
Los campeones de la temporada del Centenario de la LMB fueron apabullantes para sacar las escobas en el Estadio Panamericano de Zapopan. El año pasado se coronaron en Monterrey, donde barrieron a los Sultanes.
Malleck Smith rodó al pircher Tomohiro Anraku para el último out de la campaña, mientras Benjamín Gil y los Charros se quedaban mirando. Gil habló mucho toda la serie, pero no pudieron sus pupilos jugar una pizca de como lo hicieron en las anteriores series.
El trofeo de las 108 costuras lo recibieron Alfredo Harp Helú y Santiago Harp Grañén, quienes lo entregaron a Juan Carlos “Haper” Gamboa, capitán y tricampeón pingo, y Robinson Canó, la gran estrella Dominicana que fue el símbolo de este equipo bicampeón.




