Ahora sí voy a bajar de peso, ahora sí voy a hacer ejercicio, ahora sí voy a abrir mi negocio, ahora sí voy a ser ejecutivo de alto nivel... y así va.

Inteligencia emocional

Felipe Moreira (*)

Ahora sí voy a bajar de peso, ahora sí voy a hacer ejercicio, ahora sí voy a abrir mi negocio, ahora sí voy a ser ejecutivo de alto nivel… y así va. Y lo más probable es que, igual que el año pasado, no cumpla ni la mitad. El 31 de diciembre es una fecha en la que estamos acostumbrados a mencionar algunas metas u objetivos.

El problema es que, en la mayoría de los casos, solamente los mencionamos por tradición. Sí… como todos están poniéndose objetivos para el año que viene, ¿por qué no hago lo mismo? Pero realmente no hay ninguna motivación o determinación para alcanzar los objetivos que transformarían mi vida.

El año pasado mencionaste algunos objetivos y no los cumpliste. ¿Qué consecuencia tuvo? Ninguna. No tuviste la determinación y compromiso personal para cambiar el rumbo de tu vida, te quedaste en la zona de confort. Te faltó una insatisfacción real que te obligara a moverte a un nuevo nivel. Eso es emocional.

Primero que nada, “mencionar” no es “establecer”. El simple hecho de “mencionar” un objetivo no lo hace relevante, no lo convierte en prioridad y no tiene trascendencia. Entonces, primero debes establecer un objetivo real y alcanzable. Ya que te saque de tu zona de confort y sea demandante es un plus. Establece un objetivo que realmente nazca de tu corazón. ¡No del corazón holístico, sino del corazón físico!

El corazón, además de ser una bomba de sangre, científicamente hablando, tiene una gran influencia en nuestras decisiones, pues tiene neuronas que funcionan de manera independiente al cerebro de la cabeza. La neurocardiología es la ciencia que estudia la inteligencia del corazón. Además, el corazón es el primer órgano que empieza a funcionar en nuestro organismo y, de acuerdo con Gregg Graden, es el corazón el que envía información al cerebro para “decirle” qué debe hacer para formar el resto del cuerpo.

El corazón tiene un rol relevante en la generación y administración de emociones, especialmente químicos relacionados al comportamiento emocional. Si no estableces un objetivo con el corazón, es muy probable que tu mente también lo ignore.

Con el corazón fijado en el objetivo meta, ahora hay que escribirlo. Escribir un plan para alcanzarlo. Si no sabes cómo alcanzarlo, acércate a gente que tenga el conocimiento y/o la experiencia y pregúntale cómo. Te sorprenderás de la cantidad de información que pueden compartir contigo sin que te cueste un centavo.

Escribir la meta y establecer un plan de acción para alcanzarla, de acuerdo con el libro “Lo que no enseñan en la Escuela de Negocios de Harvard” de Mark McCormack, marca la diferencia en los líderes más exitosos. Seguramente no te costará trabajo encontrar otras bibliografías o textos que lo mencionan y comprueban.

El siguiente paso, que personalmente me ha funcionado para completar mis objetivos, es compartirlos con otras personas. Si estableces metas con el corazón, las escribes y haces un plan para alcanzarlas y luego las metes a un cajón no tendrá ningún efecto porque, aparentemente, no alcanzarlas no tendrá ninguna consecuencia.

En cambio, en la medida que las compartes, platicas, pides opiniones y consejos, te vas comprometiendo con las personas y con los objetivos mismos. “Echarte para atrás” te hará convertirte en alguien sin palabra y poco a poco dejará de ser una opción. Además, te sorprenderás de la ayuda que puedes obtener con el simple hecho de platicarlas.

Hace un par de meses le mencioné a un amigo que tengo intención de trabajar en el sistema penitenciario, pues las herramientas de inteligencia emocional y administración del estrés pueden ser de beneficio para directores, custodios y, principalmente, los internos. Cuando terminé de decirlo me dijo: “pues mi papá es director de un reclusorio, te puedo recomendar”, en ese momento “se me cayeron los pantalones”, me quedé frío.

Algo que quería hacer, no sabía cómo y lo había postergado por miedo, ahora era una posibilidad real y ese miedo me invadió. Pero también me invadió el entusiasmo, más poderoso que el miedo, de poder ayudar a tantas personas que tanto lo necesitan. Dos días después estaba inscrito en un programa de voluntariado para trabajar en el Reclusorio Sur de la CDMX y tenía cita con el director de un reclusorio para presentar mis servicios. Aún no he entrado, pero si no lo hubiera compartido hoy seguiría siendo un objetivo empírico.

Finalmente, hay que dar un paso hacia los objetivos. Un paso a la vez, pero de manera constante.

Para esto hay que engañar al cerebro. Cuando tienes una intuición, o una información de tu corazón para ir tras un objetivo o sueño, de acuerdo con Mel Robbins, tienes 5 segundos para hacer algo al respecto, de lo contrario tu cerebro te dirá todos los motivos para no hacerlo. “Qué van a decir de mi”, “el esfuerzo no vale la pena”, “no soy la mejor persona para hacerlo”, son algunas de las frases que tu cerebro te dirá para evitar salir de su zona de confort.

Por ejemplo, si tu objetivo es salir a correr temprano y, cuando suena el despertador lo apagas y te quedas 5 segundos en tu cama, tu mente te convencerá de no levantarte.

No es la motivación lo que va a hacer que te levantes y cambies tus hábitos, en el pasado no te ha funcionado, es la planeación y determinación.

Te invito a que escribas tus objetivos para este año, única y exclusivamente lo que te dicte tu corazón, los compartas y los alcances con determinación. Que 2018 y los años por venir estén llenos de éxitos.— Mérida, Yucatán

@fgkatm

Mentor en transformación personal, consultor senior de Uniflexpro, heartMath certified trainer, EQ-i 2.0 certified coach