Los antiguos maestros del periodismo relatan que los periódicos tuvieron sus orígenes en los puertos italianos, en una época lejana. En ese entonces, los navegantes traían productos enigmáticos del lejano oriente que tendrían un impacto duradero en la vida europea.
Los comerciantes utilizaban hojas o pliegos rudimentarios para mostrar los precios del orégano, la seda y el té.
Estos productos llegaron y dejaron una marca indeleble en el mundo occidental, que estaba experimentando transformaciones significativas en ese momento.
Es importante destacar que ésta no es la única instancia histórica del periodismo, ni serían esos tiempos los últimos testigos de cambios significativos.
Sin embargo, esta narración previa sirve para recordarnos que a pesar de todas las transformaciones que hemos presenciado, algunos valores perduran. Tanto ayer como hoy, la información desempeña un papel crucial y crea comunidades.
A pesar de que el agua en el río siempre cambia, siempre habrá piedras que resistirán la fuerza del flujo.
Regresando a los tiempos italianos, debemos recordar que esas informaciones, entregadas a cambio de una gaceta, sentaron las bases para la formación de una sociedad efímera pero esencial. Un comerciante anunciaba productos a precios específicos, y los compradores los adquirían atraídos por las ofertas que veían en esos folios.
Nos preguntamos: ¿qué habría sucedido si esos precios hubieran sido falsos? ¿Qué pasaría si los compradores de orégano, seda o té descubrieran que los productos eran más caros de lo anunciado en los anuncios? La respuesta es evidente.
Aunque este ejemplo es simple, destaca la importancia de decir siempre la verdad.
Los seres humanos necesitan guías que iluminen su camino, brújulas que les muestren direcciones y barandales en los que puedan apoyarse con confianza mientras avanzan.
Es innegable que en la actualidad la verdad no es tan sencilla de determinar en esta era posmoderna y desafiante.
Afortunadamente, hemos superado las épocas de imposiciones en las que se silenciaba lo diferente sin tener en cuenta su validez. Hoy nos enfrentamos a una época de valores cambiantes y formas efímeras, donde debemos buscar el entendimiento a través del diálogo.
En la Universidad Anáhuac Mayab, creemos que vivimos en un mundo en el que existen múltiples perspectivas. Reconocemos que somos una comunidad de individuos subjetivos, imperfectos y con límites, y entendemos la importancia de construir puentes hacia los demás para descubrir la verdad.
Todo lo anterior cobra un significado especial cuando consideramos la importancia y el papel de los medios impresos como Diario de Yucatán.
Estos medios permiten una profundidad y análisis mayores en la narración de los acontecimientos locales, nacionales e internacionales que nos conciernen.
Sin embargo, no podemos pasar por alto la relevancia del Diario de Yucatán en la búsqueda de la verdad. Reconocemos la importancia de un espacio donde se aborden los problemas que afectan a nuestra sociedad y donde la crítica se exprese con respeto, pluralismo y seriedad. En estas páginas, todas las voces tienen cabida.
Cada mañana regresamos a estas páginas porque aquí recordamos, encontramos y descubrimos los valores que nos unen como sociedad: la democracia, la libertad y la transparencia. Estos principios, por los cuales otros lucharon en el pasado, siempre tienen un lugar en estas secciones. Aquí también encontramos guías que nos orientan, nos dirigen y apoyan mientras avanzamos.
En vísperas de celebrar los 100 años de Diario de Yucatán, no podemos dejar de reconocer su trascendencia en la vida peninsular, la cual se comprueba con su testimonio de los más importantes eventos para Yucatán, México y el mundo: travesías a la luna, contiendas democráticas, crónicas beisboleras o el paso de ciclones. Pretender enumerarlos todos es tarea de titanes, no obstante, sabemos de cierto que el Diario siempre estuvo allí.
Por todo lo anterior, honramos el compromiso del Diario como un espacio permanentemente abierto a colaboraciones académicas, crítica social, análisis político y crónicas que reflejan nuestro pasado, presente y futuro.
En resumen, aplaudimos el diálogo que fluye entre sus páginas, convencidos de que solo a través de él alcanzamos una comprensión más profunda de la verdad.— Mérida, Yucatán
Rector de la Universidad Anáhuac Mayab