Eduardo Huchim Omnia
Eduardo R. Huchim, periodista.

La revelación de que un dirigente priista, Alejandro Moreno Cárdenas, asistió a una cena de magistrados electorales convocada por la presidenta de la Suprema Corte en diciembre de 2023, ha generado una tormenta política de la cual la ministra Norma Piña Hernández difícilmente saldrá indemne.

Propongo al lector dos ángulos de análisis: la cena y el activismo político de la ministra presidenta y el intercambio de mensajes de Whatsapp entre la propia ministra y el magistrado Felipe Fuentes Barrera

La cena fue convocada para “limar asperezas” de la ministra con el triunvirato que hoy domina el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Mónica Soto, presidenta, Fuentes y Felipe de la Mata), tras de la defenestración de Reyes Rodríguez Mondragón, quien al celebrarse la cena ya había renunciado con efectos a fines de diciembre.

El periodista Zedryk Raziel informó en enero de 2024 sobre la celebración de esa cena, pero no se conocía la asistencia de Alito, hasta que lo informó Salvador Frausto en “Milenio”. La imprudencia que ha caracterizado a Norma Piña en su desempeño al frente de la Corte la llevó a invitar o aceptar a Alito Moreno como comensal en la cena y, aunque algunas versiones le atribuyen a éste un papel de “amigable componedor” entre Piña y el triunvirato, dada la cercanía del líder priista con éste, lo cierto es que la reunión se ha visto como un acto de parcialidad de los cuatro juzgadores respecto a un partido político.

Quizá esa infortunada cena pudiera ser insuficiente para inferir parcialidad, pero revelaciones sobre otras reuniones impropias de la Presidencia de la Corte no dejan duda de un deplorable activismo de la ministra Piña. De acuerdo con versiones publicadas en “La Jornada” y no desmentidas (https://shorturl.at/HaYPv), Norma Piña ha encabezado reuniones para definir actividades contrarias al gobierno, con la participación de un conjunto de declarados adversarios de la 4T, entre ellos Marko Cortés (PAN), Lorenzo Córdova (ex INE) y Alejandro Poiré (Gobernación con Calderón).

En esas circunstancias, Norma Piña podría preguntarse si, priorizando el interés institucional, debe continuar a la cabeza del Poder Judicial.

Por otra parte, el contenido de varios de los mensajes de Whatsapp de la ministra al magistrado Fuentes tiene relevancia.

“Tus compañeros tienen mucha cola que les pisen… De los tres, en el único que confío es en ti. Tampoco defiendo a Reyes, pero van a abrir una verdadera cloaca”. Tiene razón la ministra, los magistrados que acompañan a Fuentes tienen mucha cola y a estas alturas —a la luz de la filtración de los mensajes de Whatsapp— quizá ya tampoco confíe en su interlocutor. También acierta cuando habla de cloaca, una cloaca donde proyectos y votos parecen mercancía y donde son frecuentes el acoso sexual y el laboral.

“Tengo mucho que decir!!!”, escribió la ministra. Y la pregunta es obvia: ¿Lo dirá?

¿Juzgador imparcial? ¿Por qué la presencia de Alito Moreno en la cena de diciembre podría explicarse como la de un “amigable componedor” como suponen algunos?

Fundamentalmente por su cercanía con dos de los asistentes: Fuentes y Mónica Soto. Esa cercanía quedó en evidencia, en el caso de Fuentes, con una serie de mensajes intercambiados entre el juzgador y Alito, en los cuales se hablan como “brothers” y amigos. Ello fue revelado en el programa Martes del Jaguar, de Layda Sansores.

El tercer magistrado del triunvirato, Felipe de la Mata, en realidad es más cercano al PAN, en especial a Marko Cortés, y así podría explicarse que a la cena decembrina fuera también invitado Santiago Creel, quien no asistió. El periodista Raziel narró en “El País” (17/01/24) otra cena, ésta de De la Mata con el ex senador panista Roberto Gil Zuarth, en un fallido intento para constituir un bloque con este magistrado y con Rodríguez Mondragón y Janine Otálora.

Hay un sector de la 4T que supone confiable al triunvirato, a pesar de que sus integrantes han participado en la resolución de importantes asuntos en contra del morenismo y con argumentación frágil como el caso de los “amlitos” en el que se prohibió el uso de ¡una caricatura presidencial!, o como el despojo de las candidaturas a gobernador a dos militantes de Morena por no presentar informes de gastos de campaña para su fiscalización.

Como he escrito anteriormente, lo más aseado políticamente es que el Senado convoque a período extraordinario y nombre, por lo menos, a los dos magistrados faltantes de la Sala Superior y, de preferencia, también a los más de 40 magistrados electorales federales y estatales pendientes.— Ciudad de México.

@EduardoRHuchim

Periodista

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