En torno a los gatos hay mitos y prácticas humanas que contribuyen a la aparición o el agravamiento de sus enfermedades.
Parasitosis, males virales, diabetes, problemas de las vías urinarias y heridas por pleitos son las afectaciones que con más frecuencia se ven en las diferentes etapas de desarrollo de los gatos, en cuya atención juega un papel clave la relación con el propietario.
“La principal problemática, más que la frecuencia o gravedad de sus enfermedades, es que no estamos acostumbrados a observar sus conductas, a diferencia del perro. La observación sería suficiente para que nos diéramos cuenta mucho antes” que tienen un mal de salud, advierte el médico veterinario zootecnista Gerardo Jesús Herrera Suárez, encargado del área médica de Humanimals, sucursal Canek.
En los mininos, precisa, las enfermedades más comunes se pueden clasificar según la edad en que aparecen en el animalito:
Cachorros: Son más frecuentes la parasitosis, la sarna y enfermedades virales como el sida felino y la leucemia viral felina. “El problema de estas dos es que van a acompañar al gatito el resto de su vida”, dice el veterinario.
Adultos jóvenes: Problemas en las vías urinarias, principalmente en machos, y heridas por pleitos. “Por no castrarlos salen, se pelean en las cruzas y llegan muy lastimados”, explica el médico veterinario Herrera Suárez.
Adultos mayores: Diabetes (por mal manejo alimenticio y falta de actividad), y complicaciones de enfermedades virales y problemas urinarios.
¿Cómo nos damos cuenta que los gatitos están pasando por problemas? Si son muy jóvenes, la llamada de atención es su desánimo. “El gatito tiende a ser muy juguetón; desde el momento que tengamos uno deprimido, sin ganas de comer, sabremos que ahí algo está sucediendo”, señala el médico veterinario.
Las infecciones de las vías urinarias las podemos notar si el animalito orina sangre y lo hace intermitentemente y para ello se toma mucho tiempo. “Muchas veces los signos con los que nos lo traen es que no quiere comer y no se mueve porque sus vías ya se obstruyeron y tiene mucho dolor”.
El médico veterinario subraya que la gran mayoría de enfermedades es prevenible con un cambio de conducta: “El gatito, a diferencia de lo que pensamos, no necesita salir a la calle; de hecho, lo recomendable es que no salga. Tenemos que adaptar el ambiente de casa para que ahí tenga lo que necesita”, por ejemplo, ofrecerle sesiones de juego que suplan su instinto de cacería.
“Pensamos que los gatos son tercos, no aprenden; es que no los entendemos, no nos tomamos el tiempo de que el médico nos explique por qué hacen cada cosa. Una vez que los entendemos es hasta más fácil educarlos que a un perro”.
“El gato es un animal gregario y eso hace que las enfermedades virales estén sumamente diseminadas” entre los felinos. En esta propagación influye también la falta de cultura de vacunación entre los propietarios. “Se pueden prevenir muchas cosas no sólo con vacunación, sino con buena información. Es bueno que la gente lea, pero que no le crea todo a internet, debe acudir al profesional”.
El especialista dice que la frecuencia de las visitas al veterinario depende de los hábitos del felino. Si es de los que pasan mucho tiempo en la calle, lo recomendable es llevarlo cada mes o mes y medio; si permanece en casa el plazo puede ser de tres a cinco meses. “Tanto la vacunación como la desparasitación debe hacerla un médico veterinario y lo ideal es que esté acompañada de consulta”.— Valentina Boeta Madera
De un vistazo
Contagio a humanos
El médico veterinario Gerardo Jesús Herrera Suárez señala que los males felinos con los que el ser humano debe tener especial cuidado son la rabia y las enfermedades parasitarias, porque se contagian.
Un mito
“Le tenemos mucho miedo al famoso toxoplasma. Ahí hay muchos mitos, satanizamos a los gatitos y se sabe que un alto porcentaje de las mujeres que se contagian de toxoplasmosis es por consumo de alimentos contaminados”.