Escritor, librero y acérrimo defensor de la lectura: nada ni nadie ha entorpecido la pluma de Jorge F. Hernández durante estos años.
El autor mexicano conversó en exclusiva con Diario de Yucatán sobre su nueva novela Cochabamba (Alfaguara, 2023), su vida en Madrid trabajando en la librería más antigua de la ciudad y la forma en cómo se cocina la literatura.
Cuando empieza a platicar sobre Cochabamba, Jorge F. Hernández comparte que su único deseo es que todas las personas que lean la aventura de Catalina compren más de un ejemplar: “Uno para consumo propio y otro para regalar y, ya que lo regalen, armar una tertulia o una sobremesa para que todos sepan la hermosa historia de amor que fui muy afortunado de escribir”.
El autor de Réquiem por un ángel (2007) aclara que no es una historia que él haya inventado, es una novela que a él le contaron: “Me la contó el hijo de Catalina, yo fui escribiendo en mis libretas los datos más importantes, con los cuales pensaba hacer un cuento largo, que yo narraba en público”.
Durante poco más de 20 años Jorge F. Hernández lo narraba cada vez que lo invitaban a un congreso, un coloquio o donde impartiera clases; él contaba la historia de “Cochabamba” sin imaginarse que cuando se quedó sin trabajo sería el momento para ponerse a escribir lo que llevaba años narrando. Así fue como se convirtió en novela.
La contaba incluso en sobremesas cuando sus amigos se aburrían y pedían que les contara la historia de la mujer que llegó a París. “Se la conté a mis padres y a mis tíos y también se la llegué a contar a Gabo (Gabriel García Márquez) y a Mercedes (Barcha Pardo); por eso la novela está dedicada a ellos, porque fuimos muy buenos amigos”.
A la pregunta de por qué eligió el nombre de la ciudad boliviana como título de su novela, Hernández no esconde su amor por esa palabra: “Me encanta porque tiene las sílabas abiertas; parece como un tambor. Es donde nació la protagonista, pero en realidad la novela se lleva al cabo en París, es una obra bastante francesa en ese sentido, pero a mí la palabra Cochabamba me encanta, es un lugar que, creo, no podré conocer porque llevo dos infartos y la altura de Cochabamba me impide ir allá”.
“Bueno, me dije, entonces que quede en el recuerdo que yo tengo una novela que se titula así, porque además el paisaje de Cochabamba es clave para entender la novela, para entender a Catalina, a la mamá del amigo que me la narró”.
El libro cuenta la historia de Catalina, la mujer que nació en Cochabamba para después conquistar París. Como todas las mujeres del mundo, en algún momento de su vida Catalina supo que era la más hermosa.
En el libro, Hernández escribe que todas las mujeres en algún momento de su existencia saben que son la más hermosa del mundo, aunque a algunas se les olvida, a otras hasta les molesta y luego están las que lo saben hasta el último día de su vida.
Al autor le gusta hablar de la escritura no solo refiriéndose a “la receta”, sino que también disfruta de “la cocina”, del “cómo se preparan” sus textos. Su proceso es dadivoso: “Lo hago por si alguien se anima a intentarlo. En Cochabamba con todo descaro cuento que yo saqué mi libreta y empecé a escribir en cuanto mi amigo me empezó a contar la historia de su mamá y yo dije: ‘wow, aquí hay algo y no lo voy a soltar’”.
Aventura francesa
En el caso de Catalina, ella lo fue descubriendo lejos de su patria, cuando se la llevaron a vivir a París, por eso la novela es una aventura francesa, muy a la época del blanco y el negro, con música de Edith Piaf, algún bolero de Agustín Lara que se va colando, y tuvo una vida maravillosa: “Me la contó su hijo, queriendo que yo la convirtiera en libro y yo lo que hice fue escuchar muy atentamente de sobremesa lo que me narró de su mamá y fui anotando el chisme en mis libretas, porque yo soy muy de libretas y de hacer dibujitos, y la sobremesa se prolongó durante 72 horas sin dormir, escuchando la maravillosa historia de su madre y 20 años después es lo que me permite que la tengas ahora en tus manos”.
Una de las grandes sorpresas de la nueva obra de Jorge F. Hernández es la pintura de la portada, realizada por la artista Joy Laville, quien fue esposa de Jorge Ibargüengoitia e ilustradora de las icónicas cubiertas de sus libros: “Uno de los grandes honores que me ha dado la vida es que yo soy hijo putativo de Jorge Ibargüengoitia y ahora resulta que Joy hizo una portada para otro Jorge. El hijo de Joy fue quien me dio permiso de usar este cuadro que a mí me evoca todo lo que tiene que ver con Cochabamba, y se debe a que en los últimos años de su vida yo estuve muy cerca de ella, la sigo pensando todos los días y me siento muy honrado de que mi novela lleve la portada de Joy”.
Pérgamo
El 5 agosto de 2021, Jorge F. Hernández publicó un artículo que incomodó a las más altas esferas del poder en México y ocasionó que perdiera su trabajo.
Sin embargo, para él las casualidades no existen, y en tan solo un mes ya trabajaba en una librería llamada Pérgamo, la más antigua de Madrid: Cochabamba todavía no llega a España, pero en cuanto llegue espero vender aquí cerca de 17 mil ejemplares o si puedo 32 mil, porque aquí se vende mucho La emperatriz de Lavapiés (1999) y Un bosque flotante (2021). Todos los días viene aquí gente a demostrar —en primer lugar— que el libro sigue vivo, que hay que rescatar librerías (porque es lo único que nos salva), y luego, en segundo lugar, que tengo mucha gente que me quiere y que, efectivamente, se lee por placer”.
Asimismo, trata de tener todo lo que puede de la literatura mexicana actual, ya que se siente muy orgulloso de la literatura joven que se escribe en Hispanoamérica, en México en particular y de mujeres: “Yo presumo a dos de las que fui su tutor, pero en realidad, yo era el tutorando y ellas fueron mis tutoras: Valeria Luiselli y Verónica Gerber. Hay tantas jóvenes que, de veras, están partiendo el bacalao. Al igual que Brenda Navarro y Fernanda Melchor; gran literatura y yo puedo presumir que las conozco, a ver si algo se me pega”.
Por placer
Actualmente, por placer, Jorge F. Hernández relee una biografía de Frank Sinatra que se llama Por qué importa Sinatra, de Pete Hamill. Al mismo tiempo acaba de releer Moby Dick, con motivo de una tertulia en Pérgamo en la que hablaron de Herman Melville y de la ballena blanca.
“Como yo, aunque ya adelgacé, siempre he sido un cetáceo, tengo mucho que decir sobre esa novela”.
A dos años de su polémico artículo “Por placer”, el escritor de En las nubes (1997) se siente —en sus propias palabras— “a toda madre”. “Yo vendo libros, sigo creyendo que quienes profesan la lectura por adoctrinamiento son burócratas muy confundidos que no dejan de tropezar hasta con libros de texto y creo que los políticos, que están solamente proclamando locuras, deberían ayudarse a sí mismos leyendo por lo menos un libro al mes”, dice.
Para finalizar, Jorge F. Hernández comparte que planea regresar pronto a México para presentar Cochabamba: “Con toda seguridad estaré para la FIL de Guadalajara y si sigo creciendo y teniendo tanta gente buena que me quiere, ojalá que me vuelvan a invitar a la feria de Mérida, a la Filey, y en una de ésas hasta me ganó el Premio ‘José Emilio Pacheco’”.— Alejandro Casanova Vázquez
