El padre Jorge Martínez Ruz, vocero de la Arquidiócesis de Yucatán, en la misa por el descanso de Jorge Álvarez Rendón
El padre Jorge Martínez Ruz, vocero de la Arquidiócesis de Yucatán, en la misa por el descanso de Jorge Álvarez Rendón

En una ventanita de cristal, arropado como los mismos ángeles, de alba vestidura y sin la rigidez de una mortaja, descansaba un cuerpo que aún se adivinaba suave. Suaves sus facciones, sus pestañas, sus manos entrelazadas. Había paz en el rostro de Jorge Álvarez Rendón, un sosiego que también traía serenidad a quienes lo observábamos del otro lado del vidrio, aún incrédulos.

Y tal vez esa paz de su semblante era porque anteanoche, en la Funeria Quevedo, los que lo queríamos rezamos por el descanso de su alma en la Eucaristía de cuerpo presente que ofició a las 10 de la noche el padre Jorge Martínez Ruz, vocero de la Arquidiócesis de Yucatán, quien recordaba en su homilía “la finura, delicadeza y precisión para escribir, un don” que tenía el cronista.

También dijo del que fuera periodista, docente y poeta que era una persona piadosa, de fe, que reconoció y supo abrirse a Dios y que también escribió de él.

Pocos cronistas

El presbítero Martínez Ruz se dijo preocupado porque al fallecer el vecino de La Mejorada “cada vez quedan menos cronistas en el Estado, que además son historiadores, y que hay que ver quién va a tomar el relevo”.

Recordó que la Iglesia de Yucatán tuvo su propio cronista, el padre Camargo (con Jorge Álvarez Rendón y Gonzalo Navarrete Muñoz, el cronista de Mérida era el padre José Florencio Camargo Sosa, quien murió en 2013 y era doctor en Historia).

Un día especial

El vocero de la Arquidiócesis destacó la fecha de fallecimiento del maestro Álvarez Rendón, el 21 de marzo.

“Hay varios signos que acompañan su despedida. Estamos en una semana particular, previa a la Semana Santa; también es el día del inicio de la primavera, ese florecimiento de la vida y del equinoccio que es el Sol en su plenitud; además, es Día de la Poesía”.

Agregó que, como dice el Evangelio, “los justos brillarán” y Jorge Álvarez Rendón, “como persona justa que era, seguro tiene un lugar delante de Dios”.

“Una de las cosas que más padecemos hoy son las ‘fake news’, las falsas noticias, los mensajes negativos, la mala prensa, él (Jorge Álvarez) era todo lo contrario, dejaba riqueza histórica, social y personal”, dijo.

“En el Evangelio Jesús dice ‘tengo miedo, pero no me voy a echar para atrás’. Al llegar el final de nuestra vida seguramente también tendremos miedo, pero igualmente la satisfacción de haber logrado una vida periodística llena de riquezas y con trascendencia, la satisfacción de haber hecho cosas buenas en beneficio de la ciudad y de la sociedad, de los yucatecos y los meridanos; con su muerte nos da vida Jesús y las buenas obras no se dan en balde”, recordó.

Finalmente pidió hacer una oración breve por el maestro para que dejado ya este mundo goce eternamente en el Paraíso, y pidió que los dones que Dios nos da también los pongamos al servicio de los demás, como hizo el cronista.

Algunas lágrimas brillaban sobre el cristal del féretro y acompañaban así al poeta a su última morada, que adivinamos rodeada de querubines con trompetas celestiales. Porque tiene que haber música ahí donde descanse su alma. Y literatura. Y pan francés tostado con mantequilla y azúcar, que preparaban especialmente para él en uno de los restaurantes que solía visitar.

Ayer hubo otra misa, a las 11 horas, en la Funeraria Quevedo, y después el cuerpo de Jorge H. Álvarez Rendón fue cremado y depositado en una cripta del Centro Comunitario de Itzimná. Descanse en paz.