Olivia Colman, izquierda, y Jessie Buckley posan para promover “Wicked Little Letters”, en Nueva York. A las actrices las mantiene unidas una buena relación personal y profesional de varios años
Olivia Colman, izquierda, y Jessie Buckley posan para promover “Wicked Little Letters”, en Nueva York. A las actrices las mantiene unidas una buena relación personal y profesional de varios años

NUEVA YORK (AP).— Olivia Colman y Jessie Buckley interpretan a mujeres unidas por la escritura de cartas en la nueva película “Wicked Little Letters (Pequeñas cartas indiscretas)”, pero su medio de comunicación preferido es WhatsApp.

Con sus maridos tienen un chat grupal con un nombre imposible de publicar, inspirado en el lenguaje soez de su película. ¿Qué se escriben entre ellos?

“Hay mucho “te quiero (grosería), te quiero. Te voy a besar la cara cuando te vea”, dice Colman.

Ambas han sido buenas amigas desde que se conocieron en una noche que pasaron, apropiadamente, con cartas. “¿Así fue como nos conocimos?”, pregunta Colman tratando de refrescar su memoria. Con acento estadounidense, Buckley, quien es de origen irlandés, dice: “Qué buen ángulo”.

Cada una asistía a una representación de “Letters Live” en Gran Bretaña, donde los actores leían dramáticamente correspondencia histórica y literaria. Buckley leyó una carta de amor de Maud Gonne a W.B. Yeats. La noche continuó con karaoke hasta las 6 a.m. Las canciones incluyeron “Someone Like You” de Adele y “Back to Black” de Amy Winehouse.

“Lo que tal vez resumió la noche”, considera Jessie Buckley. “‘Someone Like You’ es una canción de amor, ¿no? Oh, no, es una canción de ruptura. Nos estábamos enamorando. ‘Back to Black’ trata sobre la adicción”.

Buckley hace una pausa para causar efecto y luego agrega: “Estaba adicta a ti”. Colman aplaude.

En “Wicked Little Letters”, de Thea Sharrock, que Sony Pictures Classics estrenó el viernes pasado en cines de Estados Unidos, Colman y Buckley interpretan a vecinas muy diferentes en la Inglaterra de comienzos de los años 1920.

Edith (Colman) es conservadora, va a la iglesia con un padre dominante (Timothy Spall) que vive al lado de Rose (Buckley), madre soltera que dice muchos insultos. Cuando los vecinos empiezan a recibir cartas anónimas llenas de groserías las sospechas se vuelcan en Rose.

Basada en la realidad

Está basada en la historia real de las Cartas de Littlehampton, que en su momento se convirtió en un escándalo nacional. “Wicked Little Letters” es algo raro: una película de época obscena. “Tenemos la idea de que Gran Bretaña y las mujeres que vivieron en la década de 1930 solo hacían pan saludable e iban a la iglesia”, dice Buckley. “Pero la verdad es que eran (grosería) sucias. Eran como todos nosotros”.

La película, que Colman produjo con su esposo, Ed Sinclair, se desarrolla en tiempos en que las sufragistas emprendían su lucha. Y aunque Edith y Rose son enemigas juradas, están unidas por su experiencia mutua de opresión masculina.

“Sin duda, es reconocer la travesía que han tenido las mujeres”, opina Colman. “En ese momento era mejor que lo que había sido antes, y muestra lo lejos adonde hemos llegado desde entonces. No hemos llegado lo suficientemente lejos”.

Parte del deleite de “Wicked Little Letters” es que reúne a este enérgico par de amigas por primera vez en pantalla. Buckley interpreta a una mujer libre y franca, no tan diferente a ella, y Colman interpreta a alguien opuesta a ella. Colman convocó a Buckley para ofrecerle el papel. “Le dije: ‘Hay un guion y seríamos tú y yo como vecinas insultándonos y divirtiéndonos’”, recuerda Colman. “Y creo que dijiste: ‘¡Está bien!’”.

En entrevistas en un hotel del Soho, la conversación de Colman y Buckley se centró principalmente en cuánto tiempo tendrían para disfrutar esa noche. O, más específicamente, en cuántas bebidas podrían conseguir consumir. “Nueva York es la tierra de los martinis sucios”, afirma Buckley.

Colman, sin embargo, iba de entrada por salida, y Buckley tenía llamada temprano al día siguiente. Una situación similar a la que tuvieron en “The Lost Daughter (La hija oscura)” de Maggie Gyllenhaal, para la que Colman también sugirió a Buckley. (“¡Me la debes!”, dice Colman con acento londinense).

Pero en esa película interpretaban al mismo personaje en diferentes momentos de su vida. Colman y Buckley no tuvieron ninguna escena juntas, pero coincidieron en el set durante una semana mientras Colman estaba en cuarentena.

“Yo le decía: ‘Vamos, ¿cuándo terminas? ¿Qué quieres beber? Lo tendré listo’”, recuerda Olivia. “Pasábamos la tarde en el Sol, bebíamos, tocábamos la guitarra y cantábamos. Y Jessie decía: (Insulto). Estoy a punto de irme a trabajar’. Fuiste tan heroica tocando hasta altas horas de la noche y luego yendo a trabajar”.

Colman parece ser una mala influencia en tales circunstancias.

“Hay una broma entre nuestros amigos en la que Olivia dice: ‘No, no puedes irte a casa’. En tu cumpleaños había toda una canción sobre no dejar que nadie se fuera de la fiesta”.

“He hecho cosas horribles”, reconoce Colman, bajando la cabeza. “He cerrado la puerta de mi casa y he escondido la llave. (Cambia a una voz borracha) ‘No sé dónde está’. Tengo imágenes de amigos corriendo. Ven una puerta abierta y salen corriendo”.

Quizá no hace falta decir que Colman y Buckley soportan poco de la represión que acecha en los bordes de “Wicked Little Letters”. Las separan algunos años (Colman tiene 50, Buckley 34), pero logran papeles dramáticos y cómicos con naturalidad y agallas.

“El mayor regalo que te da este trabajo es que puedes aprender algo que necesitas desaprender en ti mismo… Hay tantas cosas en nuestro mundo que creemos que necesitamos porque están a nuestro alrededor”, considera Buckley. “Lo que he aprendido es que solo tienes que seguir educándote, alimentándote y cuidándote. Y hay algo mucho más interesante que adoptar lo que se considera aceptable en la sociedad”.

Trabajar con personas como Colman, añade Buckley, le ha ayudado a abrir los ojos ante esas posibilidades que quizá nunca imaginó cuando tenía 15 años. “Y sé que eso nunca se detendrá en mi vida”, asegura. “¡Hay demasiado que desempacar!”.

“Me encanta el hecho de que no ingresé en ninguna escuela de arte dramático aparte de Bristol, a la que entré porque alguien más la abandonó”, recuerda Colman. “Me encantan todas las audiciones que no conseguí para poder decir: ‘¡Ja! En tu cara’. Creo que te da un poco de impulso”.

Poco después, es hora de que Buckley y Colman sigan adelante. A medida que el Sol baja en el horizonte, el par vuelve a reflexionar sobre sus planes para la noche.

“Haremos algo pequeño”, anticipa Colman, resolviéndolo. “Nos estamos volviendo mucho más adultas, ¿no?”. Buckley sacude vigorosamente la cabeza. “¿No?”, pregunta Colman. “Entonces puedo obligarte a salir esta noche”.

Amistad “Pequeñas cartas indiscretas”

Olivia Colman y Jessie Buckely actúan en una comedia negra ambientada en los años 20.

Una hermandad

Las actrices afirman que realizar la película les permitió entender que a veces, solo a veces, un lenguaje obsceno es capaz de poner el mundo “patas arriba”, incluso en el mundo de los hombres.

Buen recibimiento

“Pequeñas cartas indiscretas” tuvo su premiere mundial en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de Toronto, en el cual despertó buenos comentarios de críticos y espectadores por igual.

Críticas delirantes

La prensa internacional ha elogiado la película como “desternillante” (la revista “Variety”), la “comedia británica más deslenguada del año” (“Deadline”) y ha destacado las actuaciones “absolutamente maravillosas” de Olivia Colman y Jessie Buckley (“The Playlist”).

Muy entretenida

La película promete ser “tremendamente entretenida y con un guion gloriosamente profano” (“Screendaily”). “Vanity Fair” destaca la diversión de Colman y Buckley en la pantalla.

En México

Aún no hay fecha de estreno.

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