A la izquierda y bajo estas líneas, aspectos de la misa que el arzobispo de Yucatán ofició en la parroquia del Señor de la Divina Misericordia
A la izquierda y bajo estas líneas, aspectos de la misa que el arzobispo de Yucatán ofició en la parroquia del Señor de la Divina Misericordia
  • A la izquierda y bajo estas líneas, aspectos de la misa que el arzobispo de Yucatán ofició en la parroquia del Señor de la Divina Misericordia
  • Arriba y a la derecha, misa oficiada por el arzobispo de Yucatán por la fiesta del Señor de la Divina Misericordia

Hay mucha gente en el mundo que reza diariamente la coronilla de la misericordia, pero es cierto que aunque se rece todos los días, si no se tiene misericordia con el prójimo, no se va a alcanzar la misericordia de Dios, expresó el arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, durante el mensaje que dio en la misa patronal del Señor de la Divina Misericordia, que se efectuó ayer domingo.

El prelado encabezó la misa de la fiesta patronal en la parroquia de San Ramón Norte, que oficiaría el obispo auxiliar Pedro Mena Díaz.

Monseñor Rodríguez Vega, quien estaba en reposo por el accidente que sufrió hace un mes, dijo que era la primera visita que hace a una parroquia desde el percance que tuvo hace cuatro domingos atrás, en el que se fracturó la clavícula.

Recordó que el miércoles Santo participó de la misa crismal para tomar la renovación de las promesas sacerdotales para bendecir los óleos y consagrar el crisma, ya que es una misa muy importante, pero confesó que fue muy difícil.

Ahora, compartió, que ya se siente de mejor ánimo para salir, aunque sin báculo, y no puede incensar el altar, pero poco a poco se va reintegrando, y “qué mejor que en la fiesta de la octava de Pascua y de la fiesta del Señor de la Misericordia”.

Ante una iglesia repleta de fieles, algunos de los cuales escucharon la misa de pie, y otros afuera, en el atrio de la iglesia, ante la falta de espacio, resaltó que esta fiesta está muy bien colocada en el segundo domingo del tiempo de Pascua, porque “no hay mayor misericordia de Dios que la resurrección de su hijo, si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe”.

“Cuando Cristo se apareció a sus discípulos esa noche de la resurrección, todos estaban llorando, tristes, y llevaban desde el viernes en esa situación, y Dios viene para ofrecerles la paz, lloraban por un motivo doble, por una parte la tristeza de la muerte de Jesús, por otra parte, el sentimiento de culpa de haber abandonado a Jesús, de haberlo traicionado, y de Pedro de haberlo negado”.

“Y un motivo más, el sentimiento de haber perdido la esperanza. Lloraban y Jesús llega no a regañarlos, ni inculparlos, sino a ofrecerles la paz”.

“No hay mayor misericordia de Dios Nuestro Señor que darnos la paz ante cualquier sufrimiento, ante cualquier culpa que nos inquieta en el corazón, cuanta paz se adquiere cuando reconocemos y adquirimos el perdón del Señor, especialmente en el sacramento de la reconciliación”.

Para todo el mundo, para el que lo quiera recibir, la paz fue puesta en los ministros de Dios para poderle extender por todo lugar y por todo tiempo, es la paz misericordiosa que ofrece Jesús Resucitado, dijo

Indicó que se comenzó a celebrar la fiesta del Señor de la Misericordia recientemente, en coincidencia con la Octava de Pascua, y dijo que hay que hallar siempre la relación de la resurrección de Cristo y de la misericordia de Dios.

También desde hace tres décadas se viene recomendando y promoviendo en la Iglesia el rezo de la coronilla, pero enfatizó que aunque se rece todos los días, si no se tiene misericordia con el prójimo no se va a alcanzar la misericordia de Dios.

“Una devoción auténtica del Señor de la Misericordia es que yo beba de esa misericordia y la dé a mis hermanos, los que sufren por cualquier enfermedad o situación de vida, a los que nos han ofendido para que tengan de su parte la sanidad por el perdón que se les otorgue, la misericordia por todas las necesidades que puedan tener los que nos rodean”.

Se refirió a San Juan en la segunda lectura, quien habla del amor de Dios “que se cumple en el cumplimiento de sus mandamientos, eso significa amar a Dios, no solamente sentir, sino cumplir todos sus mandamientos”. Traducirse en fe y traducirse en obras de misericordia, ahí está la autenticidad de la fe y del amor a Dios.

En su mensaje, el arzobispo también habló de la vida de la primera comunidad cristiana que tenían todo en común y a nadie le faltaba nada , y quienes tenían alguna propiedad la vendían y la ponían al pie de los apóstoles para repartir por igual entre los miembros de la comunidad.

“Si alguien dice esto es comunismo, no lo es, aquel es un sistema político que ha fallado donde se ha implementado, donde la población en general se empobrece, mientras que la élite política se enriquece. Esto es mucho más que una forma de gobierno, porque en medio de la democracia podemos vivir injustamente y sin obras de misericordia, aquí se trata de poner todo en común, pero movidos por la fe, el amor y la misericordia”.

Aquel estilo de vida afirma que no se acabó, permanece en la Iglesia en todas las comunidades religiosas donde la gente tiene absolutamente todo en común, “permanece en tantas obras de misericordia de la Iglesia en los lugares más necesitados del mundo, donde con la ayuda de todos los católicos llega siempre a ellos lo necesario para sostener una escuela, hospital o seminario”. Y aquí mismo entre nuestros pobres, en todo lo que colaboramos para que puedan realizarse obras de caridad.

Además, existen grupos laicales y la diócesis, desde su Plan Diocesano, ha implementado tener en las parroquias pequeñas comunidades donde la gente ora en común, en torno a la Palabra de Dios, pero también se ayudan en sus necesidades.

“¿Nos falta mucho para cubrir el ideal de que todos los bautizados compartan? Sí, pero no dejan de ejercerse las obras de misericordia dentro de toda la Iglesia”.

Hizo un llamado a los fieles para pedir al Señor de la Misericordia que mueva los corazones para vivir siempre actuando en su nombre y obrando según la misericordia de su corazón.

El arzobispo estuvo acompañado del párroco de la iglesia, Federico Noh Euán, y del diácono Omar Buenfil.— IRIS CEBALLOS ALVARADO

Fiesta Más detalles

La misa patronal del Señor de la Divina Misericordia se efectuó ayer domingo.

Bendición

Al comienzo de la ceremonia eucarística, como se acostumbra en los domingos después de la Pascua, se bendijo el agua y se esparció sobre los feligreses como recordatorio de su bautismo y del amor que deben a Cristo.

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