“El componente más importante de una cámara está detrás de ella”: Ansel Adams
¿Qué es la fotografía? Una pregunta simple que puede volverse compleja ante tantas interpretaciones. Para ellos es pasión, adrenalina, un momento, un pestañeo, un segundo y la diferencia entre hacer y “clic” y no. Son “de calle”, del día a día, formados por la experiencia, artistas que dominan su terreno: la cámara. Son fotógrafos y estos son sus contraluces, las historias que se esconden tras sus imágenes, aquellas que los marcaron en 2021.
Emanuel Rincón Becerra: Resiliencia y esperanza
En 2021, otro año en el que se dejaron de ver los rostros, los ojos fueron el vehículo a las emociones. Y es que ahí, en la colonia Alemán, se esconde el protagonista detrás de la mejor foto de Emanuel en esos 12 meses.
Rubén Cáceres tiene la mirada cansada, con sus manos limpia despacio el óxido y lustra sus juegos mecánicos. “Sus amados juegos”. A sus 94 años los deja listos para que los niños regresen. Es pandemia, no hay una fecha exacta. No sabe cuándo volverá a funcionar su carrusel.
“Mis hijos se subieron a esos caballitos”, dice Emanuel evocando aquel momento.
Don Rubén aparece en la imagen con sus lentes y su cubrebocas. Ya vendió motores, empeñó cosas y se quedó sin auto. Sabe del peligro, pero mantiene una ilusión.
“No quiero morir sin volver a ver a los niños en los caballitos”, le confiesa al fotógrafo que logró capturar ese momento por mera casualidad. Llevaba su cámara al supermercado, como siempre en estos 27 años.
–¿Por qué la llamarías resiliencia y esperanza?– Él responde sin titubear. “Porque definitivamente don Rubén es eso y no pierde la fe (…) Me hace pensar en nuestros abuelos que tienen necesidades, en todos los adultos mayores que parece desaparecieron de la vida. Es una cosa que enternece”.
Meses después de la foto, vuelven los niños y los juegos mecánicos de la Alemán recobran la vida.
“La foto es ese don de poder perpetuar un momento para siempre”: Emanuel Rincón Becerra
-¿Cuántos años le has dedicado a la fotografía?– “Casi 30”, confiesa. Para él cada disparo es irrepetible. “De alguna manera tienes la sensación de que has capturado un momento que no volverá: el gesto, el ambiente, el entorno. Nosotros los fotógrafos de prensa hablamos sin palabras, cada elemento cuenta”, reflexiona.
Emanuel busca siempre lo diferente. Sabe que con su trabajo le quita la vigencia a la memoria. “En cien años, cuando vean esa foto aparecerá Rubén, con la mascarilla puesta, un hombre que a pesar de su edad y de la pandemia seguía trabajando”.
–¿La mejor foto de su vida o de 2021?– Piensa su respuesta. “Un fotógrafo difícilmente puede decir que ha tomado la mejor de su vida. No sé si me iré hoy o en 20 años. Es una constante búsqueda y aunque los temas sean lo mismo, el momento hace la diferencia”.
Valerio Caamal Balam: Mujer sufriendo, fatal deceso
Es la mañana de un domingo de noviembre y en la ciudad de Mérida hay conmoción. “¿cómo se subió?”, especulan vecinos. Las redes sociales se encienden. Debajo de la torre de alta tensión en Ciudad Caucel, Valerio Caamal Balam sostiene su cámara.
Pasan las horas, no hay avances, una joven mujer está en lo alto de la torre de la CFE. “A la muchacha la mandaron a rescatar por Dios, a esa altura mandó esos ángeles para que la ayudaran”, dice muy serio Valerio al recordar ese momento.
La foto tiene varios protagonistas. Los bomberos intentan sostenerla sin arnés. Ella se suelta, todos se arriesgan. Como si cobrara vida, muestra el drama, el suspenso y la fobia a morir. No fue la única imagen, la cámara hace clic en cientos de ocasiones. En una de esas aparece un abrazo fraterno, también la reflexión.
Transcurren siete horas. La gente no se decide, aplaude cuando los bomberos logran alcanzarla, maldice cuando ella logra zafarse. Alguien grita: ‘loca tírate‘. Valerio se enciende, le da rabia. Sigue la acción. Ella cae y quien está detrás del lente se rompe, se quiebra y recuerda que es humano:
“Me marcó periodísticamente estar en ese momento. Lo que ves y lo que escuchas no es lo mismo. Tengo esposa, hijas y no me gustaría que cayeran en esa depresión. Era una persona joven, tenía hijos”. Lo felicitan por sus imágenes. Él no se inmuta.
“¿Quién quisiera tomar esa foto de esa muchacha? No me sentí alegre. Era una tragedia”. Es una foto muy dura. Se queda sin palabras.
Ella muere.
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“Nadie ve lo que el otro, cada ojo es diferente”: Valerio Caamal Balam
21 años han pasado desde que Valerio inició su carrera, primero como diligenciero. En el camino encontró su propósito.
–¿Por qué dedicarle tu vida a la fotografía? – Se encoge de hombros y sonríe, como echando relajo. “Es una pasión, lo amo, lo disfruto. Para mí esto no es trabajo, es diversión”.
También recuerda las enseñanzas: “Luis Valle me enseñó que podemos estar 20 personas en el mismo sitio y nadie ve lo que el otro. Cada ojo es diferente, lo mismo ocurre con las fotos”.
Lleva siempre su cámara, entra en persecuciones si es necesario. Estaciona su auto en cualquier lugar si ahí está la noticia. Arriesga su vida también. Disfruta ver su foto publicada al día siguiente. Se siente feliz porque vieron lo que él.
Gabriel Chan Uicab: “No sé, simplemente no sé”
La nostalgia, miedo y esperanza se asoman en la foto. Aparece Rafael Cruz Pérez con quemaduras. Sostiene una camisa. La mira con anhelo, llora. Gabriel Chan Uicab está detrás del lente.
“Recibo el reporte del incendio, llego al lugar y haciendo la chamba me encuentro la historia de que alguien se metió a una de las casas y salvó a dos niños discapacitados: una bebé y un joven”, cuenta.
Encuentra al hijo, otro héroe. “Mi papá está en el hospital”, le dice. Al día siguiente, Gabo vuelve.
En la colonia Emiliano Zapata Sur, en lo profundo de Mérida, es un día después. Un hombre pierde la sonrisa, vive en la casa de enfrente donde todo ocurrió. Es de madera, no mide más de dos metros, sobresalen los techos de lona y partes de cartón. No hay piso, un tapete evita que entre el polvo. Ahí está él, Rafael, el héroe, quien permanece sentado, con el brazo quemado y una ampolla muy grande. Hace una mueca. Tiene dolor.
Sus recuerdos le impactan de golpe: el fuego le llega a la cara y los ojos. Es su tercer intento de rescatar a un niño que estaba en el cuarto que se quemaba, que lo ve fijamente y le dice: ‘por favor sácame, no me dejes morir aquí’.
Rafael vuelve a al presente y llora al recordar esas palabras. Sostiene la camisa. Era la de él. La abraza y vuelve al pasado.
Decide entrar a las llamas, toma al niño de su ropa y lo saca. Con ayuda de su hijo hacen lo mismo con la bebé. Las prendas siguen en llamas. Abren la regadera y se meten. “Esta ropa tenía el niño”, pronuncia sosteniendo una camisa verde y en medio de lágrimas alcanza a decir: “Solo espero que esté bien”.
Del otro lado, Gabo inhala profundamente y toma la instantánea. “Sientes un nudo en la garganta y dices aguántate, tienes que ser profesional y transmitir siempre lo que está sucediendo”.
El niño muere días después.
–¿Cuál es el título detrás de la foto?– “No sé… simplemente no sé”. No halla palabras. “Yo como reportero soy humano. Cuando llegas a un lugar donde evidentemente las cosas son muy tristes y fuertes, las emociones se sienten en la piel y tú no eres ajeno a esos sentimientos”.
–¿Qué ves en la foto después de tomarla?- “Hay una frase que dice: ‘Uno no retrata lo que ve sino lo que siente’. En ésta específicamente encontré a una persona natural, como deberíamos ser todos, a un humano que se preocupó por el prójimo, que entendió que debíamos salvar a un niño a pesar de sus carencias y limitaciones, que se volvió héroe y al día siguiente volvió a ser humano”.
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Gabriel Chan Uicab: “Nos gusta la adrenalina, somos adictos”
-¿Qué es lo que más disfrutas de ser periodista?– Hace una pausa y después sonríe. ”No soy periodista, soy un reportero. Amo mi trabajo”, continúa. “Sales en la mañana y cuando te avisan de un hecho que impacta a la sociedad sientes que la sangre empieza a fluir”.
Gabriel tiene diez años en la nota policíaca. Ve tragedias, las cuenta. Su motivación es la noticia y agradece a la calle por sus enseñanzas.
“Tú quieres estar ahí a toda velocidad, quieres llegar. Si algo pasa, esa es la foto, esa es la historia y vas de aquí a allá (…) Nos gusta la adrenalina, somos adictos”.
Carlos de la Cruz Montes de Oca: “En un segundo la regué”, “Construyendo un sueño”
La discusión en el Congreso por la aprobación del Paquete Fiscal sube de tono. Llegan los dimes y diretes, los discursos y las defensas. Pasa al frente Jazmín Villanueva Moo. Lleva en las manos un cártel, se expresa, levanta los brazos y lo exhibe ante todos. ‘Está al revés’, le gritan. Ella corrige. Apenas transcurren dos segundos del error, suena el “clic”, Carlos de la Cruz tiene la foto.
“El fotógrafo del Congreso no tiene esta foto, dice mucho por el contexto. Además es la prueba de que cada segundo cuenta”, confiesa Carlos, pues sabe que no importa el tiempo, sino el inmortalizar momentos a través de las imágenes. “Estas fotos políticas nos invitan a pensar. Ese es nuestro trabajo, tenemos que estar pendientes de cada segundo. Los momentos no se repiten”, recuerda.
La foto no se publica al día siguiente.
“Construyendo un sueño”
–Cuéntanos de las fotografías que son un reto– Hace memoria y aparece un soldador ‘construyendo un sueño‘. Es de día, aunque en la imagen no se ve. Los colores son vívidos y las líneas definidas. Para él, esta imagen es un reto. “No sabes lo tedioso que es hacer una foto así”, reconoce. Solo lleva su cámara, sin protección. El foco principal aparece trabajando, podría ser cualquiera, ahí está si belleza. “Tenemos que hacer que la gente se identifique en cada una de las imágenes”.
“La fotografía es un instante”: Carlos de la Cruz Montes de Oca
–Dicen que la experiencia la da la vida, los momentos y enseñanzas. ¿Cuántos años llevas en el Diario?– “Wow…. Tengo 21. En la fotografía tengo 30”, intenta sacar las cuentas. “Empecé con las fotos en papel, con el revelado y la impresión en rollos. A mí eso me apasionó. Me encanta el contraluz, es un gusanito que tengo desde siempre, mi hobby. Hay muchas fotos de Carlos de la Cruz como contraluces”, explica.
Para él la fotografía perdura: “Es un instante y cada vez que lo abras te vendrán los recuerdos”.
Ramón Celis Perera: Pepón recibe un pelotazo, pero sigue adelante
4 de junio de 2021 en el Kukulcán, los Leones de Yucatán se disputan el juego contra los Tigres. El pícher lanza, Luis Juárez “Pepón” espera. Ocurre lo impredecible.
Mientras tanto, con su cámara y en algún lugar del estadio está Ramón Celis. Sube y baja las escaleras mientras toma fotos. Luego ve la escena que está por suceder, no había manera de adivinarla. Captura, mira la pantalla y ahí está la foto: “Pepón” recibe un pelotazo. Pasaron más de 20 años para conseguirla, llama a Gaspar (jefe de información): ‘Tengo la foto‘, le dice y luego cuelga.
Es 5 de junio, Ramón abre el Diario y el pelotazo es la foto de la portada.
–¿Es difícil esa foto?– “Ufff, hace más de 20 años que no había logrado conseguir un pelotazo en el momento justo en que cae a un pelotero. Este año (2021) fueron dos, el más significativo fue el de “Pepón”. No se puede adivinar en qué momento ocurrirá algo así”.
“Hasta que lo conseguí”, sonríe con orgullo. “A veces vas pasando y disparas y disparas y nada. Imagínate, después de 23 años que yo recuerde no había tomado un pelotazo”, añade.
A diferencia de las grandes agencias, el trabajo de Ramón es exhaustivo. Si se trata de fotografía deportiva tiene que estar pendiente de todas las jugadas. Este campo le apasiona.
“Había otra foto que Gaspar Silveira me dijo que era buenísima. Los Leones perdían y, en la última entrada, “Pepón” da jonrón y hace un brinco de festejo frente a sus contrarios”, recuerda.
Ramón Celis Perera: “Una supercámara no te va a hacer el mejor fotógrafo”
Ramón tiene 34 años en el Diario y su pasión es clara. “A mí el deporte me gusta mucho y siempre hay que buscar algo que impacte. La foto deportiva tiene que captar ese instante, en un parpadeo se te puede escapar”.
En sus palabras la fotografía es responsabilidad, buscar algo diferente y crear un sello.
“A mí me motiva traer una buena foto que la gente diga: ‘ah que buena foto’. No siempre se logra, pero es una búsqueda constante”.
–¿Qué hay de tus maestros?– Responde después de pensarlo un momento: “Me dedico a la fotografía desde hace muchos años. Un año estuve como laboratorista aquí en el Diario, revelando rollos y gracias a don Isidro Ávila nació este amor a la fotografía. También aprendí de Fernando Acosta”.
Emocionado entre sus historias, remata con algo que considera ningún fotógrafo puede olvidar: “Una supercámara no te va a hacer el mejor fotógrafo, pero si tienes la mentalidad y esperas el momento, no importa el equipo, lo vas a buscar y lo vas a lograr”.
12 meses, 5 fotógrafos, miles de historias
Durante estos 12 meses miles de fotos salieron de cada una de las cámaras de los fotógrafos del Diario de Yucatán, los artistas del lente. Llega 2022 y será como en todos estos años, ellos limpian las tarjetas de memorias, preparan los objetivos y salen a buscar las historias que están por contarse porque, aunque la frase es trillada, en ocasiones las fotos dicen más que las palabras.
Lee todos los recuentos del año en el apartado “Resumen 2021″ en Yucatan.com.mx