En Yucatán el calor ya no solo incomoda: agobia, cansa y agota. Con temperaturas que superan los 40 grados y sensaciones térmicas por encima de los 50, el hielo ha dejado de ser un gusto veraniego para convertirse en un recurso cotidiano.
De acuerdo con Enrique Contreras Ramírez, representante de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño, Servicios y Turismo (Canacope), el consumo de hielo ha incrementado notablemente en las últimas semanas.
“Es una respuesta lógica al calor que estamos enfrentado”, indicó.
Sorprendentemente, los precios aún no aumentan de manera brusca.
Una bolsa de cinco kilos puede encontrarse entre los $20.5 y $37, dependiendo del punto de venta. Incluso en zonas de alto tránsito hay personas que venden vasos con hielo a $10.
Sin embargo, en temporadas críticas, como vacaciones o durante apagones, una bolsa puede alcanzar hasta $70.
La necesidad de enfriar líquidos ya no es un lujo: es una estrategia de supervivencia térmica. Beber agua caliente o refrescos tibios no es opción.
No es raro ver a personas cargando botellas con hielos, pequeños ventiladores portátiles o vasos térmicos.
Especialistas recomendaron líquidos a temperatura ambiente, aunque la realidad impone otra lógica: nadie quiere beber algo caliente cuando el aire parece derretirlo todo.
Dolores Valencia, vecina de la colonia Yucalpetén, contó que en su casa han hecho ajustes para rendir mejor el hielo.
“Compramos bolsas en la tienda y usamos vasos delgados, como los del cine, porque en el vidrio se calienta más rápido. Cuando salimos, usamos vasos térmicos de buena calidad. Valen la pena, porque así no usamos tanto hielo”, dijo.
Juan Cardeña R., habitante del poniente de Mérida, se ha preparado para los apagones.
“Tengo listas hieleras con bloques grandes de hielo y plásticos especiales que ayudan a conservar el frío. A veces le pongo sal al hielo si es para conservar comida. Antes no pensábamos en eso, pero ahora ya forma parte del día a día”, enfatizó.
Canícula en Yucatán
Con la llegada anticipada de las altas temperaturas y la proximidad de la canícula, el abastecimiento comienza a presentar signos de saturación. Contreras Ramírez advirtió que la demanda ya ha rebasado la capacidad de producción local, en parte debido a la presión de compradores del vecino estado de Quintana Roo.
“Es la mejor temporada para las fábricas de hielo, pero también la más complicada, la producción no alcanza y eso provoca escasez y aumento de precios”.
Cuando la producción de hielo en Quintana Roo es insuficiente, muchos negocios cruzan a Yucatán para abastecerse, lo que genera un desequilibrio.
“Las productoras prefieren vender a mayoreo fuera del estado porque pagan mejor y no hay gastos de distribución, eso deja sin hielo a tiendas de barrio, expendios y grandes cadenas”, expuso el líder empresarial.
Otro factor que puede provocar desabasto de hielo por pérdida de producto es la inestabilidad eléctrica.
Por ejemplo, el entrevistado comentó que hace unos días se fue la luz en un local y regresó después de las 4 de la tarde, no hubo pérdida de hielo gracias a la nevera especial para conservar el hielo, pero los productos congelados como paletas, nieves y productos de la canasta básica como la leche, se perdieron.
Existen tiendas pequeñas que no son favorecidas con neveras especiales, mientras que familias que conservan el hielo en su refrigerador es lógica que perderán por completo el producto.
Riesgo para la salud si no se sabe diferenciar
Ante este panorama, que también puede provocar escases, aparece un riesgo poco visible que es el uso de hielo industrial, no apto para consumo humano.
“No hay forma de distinguirlo. Hay hielo elaborado con agua de pozo o agua no potable para su venta, éste suele ser usado para conservar los mariscos, bebidas entre otros productos, que necesitan estar en refrigeración”.
“Desgraciadamente, también se usa para consumo humano y esto es un riesgo para la salud, por lo que es necesario ver de dónde viene el producto”, aseveró.
“Ya no somos autosuficientes ni para eso”, puntualizó con preocupación durante la entrevista.
Asimismo, advirtió que algunas empresas ya comenzaron a racionar las entregas, lo que podría derivar en alzas y menor disponibilidad en las próximas semanas:
“Ya se activaron las alertas” expresó.
En muchos hogares, el hielo ya se menciona con la misma importancia que el gas o la electricidad.
“El hielo, aunque simple en apariencia, hoy representa algo más: un bien efímero que, en medio del calor más brutal, nos recuerda que aún quedan maneras de refrescar no solo el cuerpo, sino también el ánimo”, finalizó.
