En las vacaciones, es común que muchos menores pasen más tiempo en casa o acompañen a sus padres a reuniones familiares. En esos momentos, el celular o los videojuegos suelen convertirse en una alternativa rápida y práctica para mantenerlos entretenidos. Sin embargo, la exposición prolongada a estos dispositivos puede afectar su atención, motivación y conducta.
La advertencia la hace Paulina Campos, psicóloga y coordinadora de la Clínica del Servicio Externo de Apoyo en el área de la Facultad de la especialidad de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), quien explicó que el uso excesivo de videojuegos altera los niveles de atención y disminuye la capacidad de concentración.
“Cuando los menores pasan mucho tiempo jugando videojuegos, el cerebro se acostumbra a estímulos cortos, rápidos y emocionantes. Por eso, cuando deben realizar tareas más monótonas o con menor impacto lúdico, como hacer la tarea o leer, pierden el interés fácilmente. El videojuego puede ser muy absorbente; cuando se les retira, les cuesta más engancharse con otras actividades. Esto puede modificar la motivación e incluso el estado de ánimo”, detalló.
El tiempo recomendado para usar estos dispositivos varía según el estilo de vida del menor. Si el niño o la niña mantiene una rutina equilibrada que incluye ejercicio, horas de sueño adecuadas y juegos de mesa u otras actividades cognitivas, se puede permitir un mayor tiempo frente a la pantalla. Pero si lleva una vida sedentaria, este tiempo debe reducirse considerablemente.
“Para quienes juegan de lunes a viernes, lo ideal sería no más de una hora diaria. Durante el fin de semana, cuando hay más tiempo libre, puede extenderse a dos o tres horas como máximo. Pero el uso excesivo diario sí tiene consecuencias, y no solo en niños, sino también en adultos”, recalcó la profesional.
La especialista también explicó que los videojuegos generan adrenalina, tensión y ansiedad, lo que puede alterar aún más al jugador. “Como los videojuegos están llenos de estímulos cambiantes, al pasar a tareas más estáticas, como una clase, pierden fácilmente la concentración”, agregó.
En el aspecto social, advirtió que estas plataformas pueden ser un arma de doble filo. Aunque los videojuegos en línea pueden brindar un sentido de pertenencia a algunos niños, también representan un riesgo, ya que muchas veces no se sabe quién está detrás de la pantalla.
Beneficios de los vídeojuegos
“Los videojuegos en línea sí pueden ofrecer un entorno de pertenencia para algunos niños. Pero hay que tener mucho cuidado, ya que también pueden abrir la puerta a riesgos como el acoso, el contacto con desconocidos o la exposición a lenguaje y conductas inapropiadas”, enfatizó.
Los videojuegos pueden ofrecer beneficios si se utilizan de manera adecuada. Pero, cuando comienzan a afectar la rutina, la conducta o el bienestar emocional de niñas y niños, es momento de tomar medidas. Supervisión, equilibrio y límites son las claves para que el tiempo frente a las pantallas no se convierta en un problema más.
