Nerio Torres Ortiz, exlíder del FUTV, habla en entrevista sobre el origen de la crisis del PRI en los años 80
Nerio Torres Ortiz, exlíder del FUTV, habla en entrevista sobre el origen de la crisis del PRI en los años 80

La crisis del PRI en Yucatán empieza a fines de los 80, con la aparición de candidatos muy confiados y alejados de la gente y gobernantes de mala reputación, afirma el exlíder del Frente Único de Trabajadores del Volante (FUTV), Nerio Torres Ortiz.

Según él, eso ocasionó el alejamiento de la gente del partido y su acercamiento a las propuestas del PAN en ese tiempo.

Algo que detonó esa crisis, explica, fue la llegada al estado del entonces candidato del PAN a la Presidencia, Manuel Clouthier, en 1988, “un tipo de excepción”, añade. ¡Jamás vi en la política a un personaje como él, con ese poder de atracción!”.

En la sexta entrega de la entrevista con el Diario, Torres Ortiz se refiere también a la costumbre del ex gobernador Graciliano Alpuche Pinzón de dormirse a todas horas en los actos públicos y a la preocupación de Víctor Cervera Pacheco de tener cerca a sus enemigos, con empleos o apoyos económicos.

Asimismo, habla del sistema personal de información política que tenía el ex gobernador, con barrenderos, albañiles, choferes y cantineros como informantes.

La gira de Clouthier a Yucatán habría propiciado el triunfo de la panista Ana Rosa Payán sobre el ex alcalde priista Gaspar Gómez Chacón en las elecciones federales de ese año. ¿Usted vio otros factores?

—Es correcto lo de Clouthier, pero igualmente en esa época, el PRI se confió de su condición de partido arrasador; sus candidatos creían que ganarían solo con las siglas del partido.

—Además, por entonces ya aparecía un fenómeno que persiste hasta ahora: los candidatos ganaban, pero nunca regresaban a sus municipios. La gente se dio cuenta y por eso al llegar una persona como Clouthier, con otras ideas, muchos pensaron: a lo mejor con ese nos va mejor.

En la entrevista, Nerio Torres señala que “desde entonces, definitivamente, en el PRI nos ganó la apatía y empezamos a perder la confianza de la gente”.

“Además”, dice, “aparecieron manchas muy serias en la reputación de los gobernantes, lo que alejó del PRI a la gente, que empezó a escuchar las propuestas de Acción Nacional”.

Aparte de Clouthier, otro panista de excepción fue Víctor Manuel Correa Rachó, señala.

“Un auténtico personaje en Mérida. Me acuerdo que a fines de los 60, siendo Correa candidato a la gubernatura, éste llegaba al teatro del STIC y toda la gente se paraba y le aplaudía. Yo, claro, me quedaba sentado, porque seguramente me vería muy mal aplaudiendo al candidato panista”.

A propósito, ¿cree que hubo un fraude en los comicios de 1970 para la gubernatura, cuando Carlos Loret de Mola le ganó a Correa Rachó?

—Fue una elección muy discutida, la verdad, y no cabe duda que el licenciado Correa Rachó era todo un personaje en Mérida. Sin embargo, para ganar le faltó dar un poquito el estirón, visitar más los municipios del interior porque allí no se le conocía tanto como en Mérida.

Otro dato que llama la atención es el amplio triunfo de Graciliano Alpuche Pinzón en la elección para gobernador de 1981 sobre Carlos Castillo Peraza, un candidato panista más preparado y habilidoso. ¿Cómo lo explica?

—Castillo era un sabio, un teórico, pero perdió por su distanciamiento con los municipios.

—Eso era algo que pesaba en contra de los panistas: salían a los pueblos solo en tiempo de campaña y allí eran unos desconocidos. De los panistas, el que dio más batalla al PRI fue Correa Rachó.

Para políticos desconocidos, Alpuche Pinzón, y aun así ganó.

—Sí, pero detrás de él estaba toda la fuerza de Cervera Pacheco.

Para ponerlo, pero también para quitarlo. Dicen que Cervera y Dulce María Sauri crearon el ambiente para su caída…

—La renuncia de Alpuche Pinzón estaba en el ambiente. Realmente no se debió exclusivamente a Cervera Pacheco (líder de la CNC) o a Dulce, quien era presidenta estatal del PRI y yo de Mérida, o a Wilberth Chi Góngora, dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias.

Lo tenían rodeado…

—Pues sí, pero también había muchas críticas contra la gestión del general y de sus funcionarios, muchos de los cuales vinieron de fuera o no vivían aquí.

¿Es cierto que se dormía en los actos públicos?

—Sí, a mí me tocó verlo. Siendo presidente del Congreso lo acompañé muchas veces a sus giras y me sentaba a su lado. La consigna de su equipo era meterle plática en todo el trayecto para evitar que se durmiera.

—¿Cómo van las cosas, general, están complicadas?, le preguntaba, solo por conversar. Allí vamos, allí vamos, contestaba, pero se dormía a cualquier hora. Creo que era una enfermedad, porque si pasara mala noche se explicaría, pero en su caso él se dormía en las mañanas, al mediodía y en las tardes, no escogía horario.

(La descomposición del gobierno de Alpuche propició su renuncia por presiones del gobierno federal. En su lugar, Cervera Pacheco asumió como gobernador interino de 1984 a 1988).

En ese tiempo Víctor Cervera se mostraba como un gobernador ejecutivo, exigente, con control del gobierno y de sus programas, no obstante que su nivel de estudios solo era bachillerato, y aun así llegó a ser secretario de la Reforma Agraria.

—Cuando llegó allí mucha gente le ofreció un título de licenciado, y lo pudo haber comprado, pero nunca aceptó. Cervera era de esas personas que traen un extra, era un tipo con mucha visión del futuro, que no se conformaba con el vaso medio lleno. Siempre decía: ¡llénamelo!

—Yo estuve con él en su primer día como titular de la SRA y recuerdo haberle preguntado: ¿ahora cómo voy a hacer para visitarte? Como siempre, me dijo, por el elevador que subo, por allí vas a subir, cuando quieras. ¿Y cómo te voy a decir, señor secretario? No, como me dices siempre: Balo.

Mientras fue secretario, ¿él vivía prácticamente en las oficinas de la Reforma Agraria?

—Sí, y lo mismo hizo en el Palacio de Gobierno en Mérida, cuando fue dos veces gobernador.

Llama la atención que siendo alcalde y luego gobernador, Cervera diera ayudas económicas o empleos en el gobierno a personas que antes habían actuado en su contra.

—Cervera era así: le gustaba tener a sus enemigos cerca, aunque luego algunos de ellos se volvían sus amigos incondicionales.

—Conocí a muchos de éstos, como a Federico Stein Sosa Solís, jefe del Departamento de Averiguaciones Previas en el gobierno de Luis Torres Mesías, quien lo metió a la cárcel por disolución social.

—Luego Cervera lo hizo diputado y lo mismo pasó con Gaspar Xiu Cachón, incondicional de Loret de Mola. Con el propio Torres Mesías, cuando falleció, Cervera se hizo cargo de su viuda, doña Teresita, a quien le pasaba dinero mensualmente.

¿Es verdad que Cervera Pacheco tenía su propio servicio de información política?

—Tenía mucha gente escuchando en las cantinas y en todos lados. En esa actividad participaban los barrenderos de Aseo Urbano, los albañiles de Obras Públicas, los choferes…

—Ellos pasaban la información directamente a él, sin filtros, luego Cervera la comparaba con los reportes de la Policía o de la Secretaría de Gobernación, para ver si coincidía. (Continuará).

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