MÉXICO.- Entre los millonarios contratos del aeropuerto de Santa Lucía entregados por los ingenieros militares del Ejército hay varios entregados a empresas fantasma. También hay compañías acusadas de desvío de recursos y otros más a firmas que no aparentan tener la infraestructura necesaria para realizar los servicios.
Por ejemplo, una empresa pasó de rentar juegos infantiles a proveer de tractocamiones al Ejército. Por otro lado, una tlapalería pequeña de la colonia Tacuba, en la CDMX, es la que surte de material hidráulico.
De acuerdo con la investigación de Isabella González para Latinus y retomada por Carlos Loret en su columna, de los 966 contratos del aeropuerto de Santa Lucía revisados, el 70% se otorgó por adjudicación directa y el otro 30% por invitación directa a tres empresas; esto implica que no hubo proceso de licitación en el que varias empresas pudieran competir y que permitiera al Ejército comparar precios.
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Del total de 432 empresas contratadas, solo 28 están en la lista de proveedores del gobierno y solo 10% están en la lista de los que surten a la Sedena. El 25% de los contratos se otorgaron a personas físicas. Por ejemplo, Luis Soto Montoya recibió 22 adjudicaciones por 78.8 millones de pesos para proveer material hidráulico desde su pequeña tlapalería. En tres años suministró 500 mil piezas de plomería y cisternas.
En el caso de otras empresas, tienen direcciones inexistentes o no están en la ubicación dada de alta. Otra más, Consorcio Constructivo y Arquitectónico de Puebla, es investigada por el gobierno poblano por caminos de 29 millones de pesos que nunca se entregaron. Además, entre los proveedores hay un líder sindical que también ofreció servicios en la obra del aeropuerto de Texcoco cancelada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La columna de Carlos Loret, “El Ejército, contratos y corrupción”, puede consultarse en este enlace.