“Recordar es prevenir” desastres similares, afirma un fotoperiodista
“La ciudad estaba en shock”, era “una ciudad destruida: ¡era impresionante!”, había “gente corriendo, ayudando”, recuerda el fotoperiodista Guillermo Gutiérrez Zaragoza, quien documentó el impacto del sismo de 1985 en los habitantes de Ciudad de México, en una entrevista gubernamental con motivo de los 40 años del desastre natural de aquel triste 19 de septiembre de 1985.
Para don Guillermo Gutiérrez, el valor de la fotografía reside en que cuenta una historia y también contribuye a la prevención de desastres. Su lema es “Recordar es prevenir”.
A continuación, reproducimos textualmente la entrevista que don Guillermo concedió a Yessenia Elizabeth Soledad Díaz, periodista del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) de México, y que esta institución publicó en una edición especial de su revista Prevención (septiembre-diciembre de 2025) por el aniversario 40 del sismo de 1985:
“Si hay foto, hay historia”. Entrevista a Guillermo Gutiérrez, fotoperiodista
Entrevista: Yessenia Elizabeth Soledad Díaz
Edición: J. A. Reyes
Guillermo Gutiérrez Zaragoza, fotógrafo mexicano, tuvo la oportunidad de recorrer las calles de Ciudad de México y mirar los resabios que el terremoto de 1985 había provocado. En esta entrevista habla de su labor periodística y de uno de los momentos más álgidos del México contemporáneo
Minutos antes de las 7:19, y como era costumbre en 1985, la XEQK rompía el sigilo de la mañana con su acostumbrada precisión. Era jueves 19 de septiembre y los quehaceres de don Guillermo apenas comenzaban. Un movimiento sorpresivo y violento como alevoso no sólo estremeció el suelo, sino también sus sentidos: estaba temblando.
Desde 1982, Guillermo Gutiérrez se ha dedicado al periodismo gráfico bajo la premisa de que la fotografía, documenta y preserva la memoria de la sociedad. Cada imagen suya es un diálogo que apela a la reflexión y al recuerdo. Han pasado cuatro décadas desde que la tierra se sacudió para dejar grietas no sólo en edificios, sino también en la vida de miles de personas. Aquel día marcó generaciones y transformó la noción de solidaridad y organización ciudadana.
Testimonio del sismo de 1985
Cuarenta años después, su frente densa y mirada inquisitiva coinciden aún con su rostro adusto, pero bienintencionado. El vigor a sus 80 años emana de la dignidad dibujada en su talante y del garbo con el que estrecha la mano de aquellos que lo encuentran a su paso. Durante todo ese tiempo consagrado a reflejar la historia reciente de México, su lente ha legitimado pasajes sustanciales con la consigna de la imagen como testimonio. ¿Cuál fue su primera reacción al dimensionar la magnitud de lo que ocurría?
Ese día estaba en casa preparándome justo para salir a trabajar cuando de pronto vino el temblor. En mi casa sentimos un movimiento muy fuerte. Vivíamos cerca del centro, así que, tras asegurar a mi familia, agarré mi equipo fotográfico y salí a tomar fotos.
Caminando por avenida Juárez, me encontré con una ciudad destruida: ¡era impresionante! En aquel entonces yo era el fotógrafo de la selección mexicana rumbo al Mundial del 86, comencé a documentar el desastre mientras avanzaba desde Eje Central, iba tomando fotografías. Veía a la gente corriendo, ayudando. La ciudad estaba en shock. Aun cuando empecé a darme cuenta de la magnitud del desastre, no dejé de registrar cada rincón del centro histórico. Mis imágenes se convirtieron en testimonio visual de aquel día. Así, durante las jornadas siguientes, salía siempre desde muy temprano y pasaba el día entero documentando cada detalle de lo que ocurría en las calles, incluso, en momentos de réplicas del sismo.
El sismo de 1985, un desastre mayúsculo
Cubrir en 1982 la actividad volcánica del Chichón en Chiapas le había consentido al maestro Guillermo cierta ecuanimidad frente los edificios derruidos y el severo desconcierto que envolvía a la gente. Experiencias de esa índole le recuerdan al ser humano su propia fragilidad. ¿Era usted consciente de la magnitud de lo que estaba viviendo?
La verdad uno no está preparado para ver algo así; pero al enfrentarme con la magnitud del desastre y consciente de lo que representa una fotografía, me concentré en documentar todo lo que estaba ocurriendo. Me dediqué a capturar el impacto real del sismo: los edificios colapsados, la gente corriendo, ayudando, el caos y la solidaridad. Simplemente tomé las fotos del desastre tal como lo viví.
Memoria viva del sismo de 1985
La historia es la honda manifestación de la vida de todos los pueblos en todas sus épocas. Consciente de ello, todos los días Gutiérrez Zaragoza, con cámara en mano, recorrió las calles en busca de la imagen. Comprendió, entonces, que cada fotografía era una historia, una prueba de lo que la ciudad y su gente estaban viviendo. ¿Cuál considera que es su fotografía más representativa?
El maestro Guillermo guardó silencio un instante, se dejó caer en el respaldo de la silla y sonrió levemente: Después de tantos años, ver esas fotos me trae muchos recuerdos. Revivo todo lo que viví. Una de las imágenes que más me marcó fue la del hospital Juárez completamente derrumbado. Escuchar los gritos de la gente atrapada y no poder hacer nada fue muy impactante. En mi trabajo como fotógrafo deportivo siempre buscaba la foto clave. Por ejemplo, en el ciclismo, la imagen del ciclista cruzando la meta es la más importante. En el fútbol, el momento del gol es lo esencial; pero en el sismo del 85, las fotos que tomé tienen un valor enorme para mí. Cada una cuenta una parte de la historia. Son imágenes importantes no sólo por lo que muestran, sino porque ayudan a que las nuevas generaciones entiendan lo que vivimos. Son una forma de mantener viva la memoria de ese momento.
Al mirar sus fotografías publicadas en distintos medios, ¿piensa que de verdad transmitieron al país, y también al mundo, lo que estaba sucediendo en México?
Cuando estaba en la Federación Mexicana de Futbol, días después del sismo llegó el futbolista inglés, Bobby Charlton. Me pidieron acompañarlo a recorrer las zonas afectadas, y seguí tomando fotos. Aunque era una figura mundial, para mí lo importante no era retratarlo, sino documentar el desastre: los edificios colapsados, la gente ayudando, el dolor y la destrucción. Creo que esas fotos lograron transmitir la magnitud de la tragedia, no sólo a México, sino al mundo entero.
Una fotografía, una realidad
La fotografía sugiere una manera de pensar y conocer el mundo; no sólo implica la transformación de nuestro modo de observar, sino una actitud reflexiva que incide en la preservación y difusión de momentos definitivos de la sociedad. La cobertura del maestro Gutiérrez Zaragoza a las inundaciones en Villahermosa, la erupción del volcán Chichonal en 1982, el sismo de 1985, los incendios de San Juanico y San Juan Ixhuatepec, las explosiones en Guadalajara, el maremoto en Nicaragua de 1992, le ha procurado una idea singular de las condiciones que demanda el fotoperiodismo.

¿Cómo debe enfrentarse el fotoperiodista a eventos de ese tipo?
Creo que con los años y después de haber vivido tantos desastres y situaciones extremas, uno toma una decisión clara: ser sólo fotógrafo. Me tocó cubrir todo tipo de accidentes, casos muy duros como: ver niños prensados en el Periférico. Ahí entendí algo muy importante: yo no soy paramédico, perito, policía ni rescatista, mi labor es documentar, tomar la foto. Al ver esas imágenes publicadas en los periódicos, uno se queda con sentimientos encontrados: por un lado, el morbo inevitable en algunos casos; por el otro, la experiencia, la conciencia de que esa imagen puede dejar un mensaje, generar reflexión y mostrar la realidad tal cual es. Esto, creo yo, es parte fundamental del fotoperiodista.
La diferencia entre una foto y el fotoperiodismo
¿Qué cualidades considera necesarias para ejercer el fotoperiodismo?
Aunque la tecnología, sobre todo el celular, han cambiado el periodismo, hay cosas que no deben perderse. Quien cubre una noticia —un choque, una tragedia, cualquier evento— debe estar bien preparado, con ética, criterio, formación y responsabilidad. Eso marca la diferencia entre una simple foto y un verdadero trabajo periodístico. Además, es clave saber decidir qué publicar: aunque se capten imágenes fuertes, no siempre es correcto mostrar lo grotesco. Hoy en día pocos respetan ese límite, pero es ahí donde el criterio distingue al profesional.
Lo que realmente importa
No es un hombre alto, pero su mirada ardorosa, el bigote blanco y espeso y el cabello encanecido armonizan con su tez de un canela profundo y su chaleco de periodista, que lo ennoblece aún más. Es mediodía, pero en su espíritu siempre es de mañana: conserva un entusiasmo sobrecogedor y la perspectiva crítica que dan los años y la experiencia. ¿Qué representa hoy para usted la experiencia?
Después de haber presenciado tantos accidentes y tragedias a lo largo de los últimos 30 o 40 años —incluyendo mi labor como corresponsal, o el caso del levantamiento en Chiapas con el subcomandante Marcos— me doy cuenta de que cada evento te deja algo. Cada cobertura es una lección. Y con el tiempo acumulas experiencia que te permite tener más sensibilidad, criterio y la capacidad para transmitir lo que realmente importa. La experiencia con el paso de los años te ayuda a ver no sólo lo evidente, sino también lo que hay detrás de una imagen. Y eso es lo que uno aprende con los años: que la fotografía no sólo muestra lo ocurrido, sino ¿qué es lo que quieres transmitir del momento?, ¿qué mensaje quieres dar? Saber que tu trabajo pudo tocar a la gente, hacerla reflexionar, incluso cambiar la manera en que se atiende una situación. Claro, todo depende también de la interpretación que cada persona le dé, porque todo está en: quién la toma y quién la mira.
Desastres que enseñan
¿Existe alguna otra experiencia importante que haya marcado su carrera profesional y su vida personal?
Creo que tanto el volcán Chichón como el incendio en la Cámara de Diputados fueron eventos muy importantes para mí. Ver el incendio publicado en El Heraldo de México fue una gran satisfacción. Muchos jóvenes no saben que la Cámara de Diputados se quemó casi por completo en una sola noche y yo tuve la oportunidad y suerte de narrar todo ese momento. El incendio es una de las etapas más importantes en mi carrera. Luego han venido otros eventos: fábricas incendiadas, accidentes en el metro, y yo he cubierto dos o tres de esos. Cada año organizo exposiciones en delegaciones o a nivel nacional, en Veracruz, Culiacán, Pachuca, Toluca, para difundir estas historias y las lecciones que nos dejan los desastres.
Para don Guillermo, el recuerdo es una experiencia del mundo a través de la fotografía, es la percepción individual, la representación de la realidad caracterizada por la posición crítica que evidencia la presencia humana.
“Recordar para prevenir”
Maestro Gutiérrez, considerando esa frase suya, “recordar para prevenir”, ¿cuál cree que es el valor de esa enseñanza?
Cuando monté mi exposición con el lema Recordar para prevenir, me emocionó. Hace unos años tuve un momento significativo: estaba en el Palacio Municipal de Atizapán, con una foto del hospital Juárez. Se me acercó un joven de unos veinte años y me dijo: “Yo nací ahí y me rescataron, pero mi mamá murió ahí.” Eso me impactó profundamente. Nunca pensé que alguien a quien yo había fotografiado me contara eso. Le regalé la foto porque es parte de mi sentimiento. Y así es para mí, recordar para prevenir.
Consciente de la importancia de la protección civil en México, actualmente realiza la memoria gráfica de capacitaciones y entrenamientos en empresas e instituciones como en el Centro de Capacitación La Posta y el Instituto de Capacitación para Brigadas de Protección Civil (INCAP), donde realizan capacitaciones sobre el manejo de fuego en laboratorios, técnicas de RCP, incendios en helicópteros, aviones o edificios, simuladores de colapso estructural, explosiones de pipas de gas, ejercicios de edificios en llamas y técnicas de rescate en distintos escenarios.
Si hay fotografía, hay historia
Después de 40 años sabe que el retiro se acerca; sin embargo, desea que su obra sea resguardada para que la juventud recuerde y aprenda de cada fotografía: Cuando alguien vea una foto mía podrá contar una historia, sea porque la vivió o porque le trae algún recuerdo. Porque, si hay fotografía, hay historia.
***
El número 4 de la revista Prevención, edición especial por el aniversario 40 del terremoto de 1985, incluye una evaluación del Marco de Sendai a 10 años de su implementación, un estudio sobre la vulnerabilidad urbana y la importancia de integrar los atlas de riesgos en la planeación territorial, y memorias de los sismos de 1985 y 2017, entre otros contenidos.






