En primer plano, Linda Fulco y Gemma Pelargonio, y, detrás, Francesco Burzotta y Gianluigi Bencardino, del Policlínico Gemelli, en Roma
En primer plano, Linda Fulco y Gemma Pelargonio, y, detrás, Francesco Burzotta y Gianluigi Bencardino, del Policlínico Gemelli, en Roma
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ROMA.— Un desfibrilador implantable permitió descubrir a distancia que una persona, a pesar de la ausencia de síntomas, estaba sufriendo un infarto agudo y alertar a cardiólogos del Centro de Control del Policlínico Gemelli de Roma, que le salvaron la vida con una angioplastia, reveló ayer el hospital italiano.

La Unidad de Arritmología del Gemelli recibe diariamente abundante información teletransmitida por los dispositivos de los pacientes a los que se da seguimiento, pero a veces “el potencial de estas joyas tecnológicas, verdaderos ángeles de la guarda implantados en los pacientes, incluso supera las expectativas”.

Éste es el caso del “señor Mario”, como el centro médico denomina al paciente para resguardar su privacidad, que fue publicado recientemente en el “British Medical Journal Case Reports”, señala el hospital.

“El monitoreo remoto de los parámetros detectados por dispositivos implantables que salvan vidas, como pacificadores y desfibriladores (…), nos permite no solo identificar rápidamente posibles problemas de funcionamiento del sistema implantado, sino también la aparición de arritmias importantes”, explica Gemma Pelargonio, responsable de la Unidad de Arritmología de la Fundación Policlínico Agostino Gemelli.

En el caso del “señor Mario sucedió algo realmente especial, que va mucho más allá de la administración ordinaria”, explica el centro médico sobre el paciente de 70 años que presenta cardiopatía isquémica crónica y al que se le implantó un desfibrilador bicameral porque sufre descompensación cardíaca con fracción de eyección reducida, un riesgo de arritmias malignas.

Le salva la vida

“Hace unos meses, durante una noche, aparentemente como muchas otras para el señor Mario, el sistema del desfibrilador reconoció e interrumpió varios episodios de arritmias potencialmente letales, salvando la vida del paciente”, que “no se dio cuenta y no creyó necesitar a su cardiólogo; tal vez él no, pero su dispositivo de salvamento sí”.

Las alarmas enviadas por el dispositivo a la central de control del Gemelli fueron detectadas en tiempo real por Linda Fulco, una de las técnicas de monitorización remota, quien inmediatamente alertó al cardiólogo, que exhortó al señor Mario a acudir a urgencias.

“El paciente, todavía insomne, no presentaba ningún trastorno particular, pero hizo lo que le dijeron. Al llegar a urgencias los cardiólogos detectaron un infarto agudo de miocardio en el asiento inferior”, mientras una coronografía de emergencia reveló “una oclusión aguda de la arteria coronaria”. Se le practicó una angioplastia percutánea, que le salvó la vida.

“Este caso demuestra cómo la monitorización remota ofrece un amplio espectro de beneficios para el paciente, en este caso la posibilidad de diagnosticar y tratar oportunamente un infarto agudo de miocardio”, subraya Gianluigi Bencardino, de la Unidad de Arritmología del Gemelli y primer autor del reporte en el “British Medical Journal Case Reports”.