Como una forma de decirle adiós al Año Viejo, familias de diversos municipios acostumbran a quemar o romper piñatas en forma de viejos.
En Hunucmá, aunque existen algunas personas que se dedican a la elaboración de piñatas en forma de un muñeco del Año Viejo, la mayoría de las familias tienen la costumbre de elaborar sus propias figuras.
—Nosotros vendemos la figura del Año Viejo, pero buen número de familias prefiere comprarnos solo la cabeza y colocársela al cuerpo que ellos arman —comentó Selmy Canul Fernández, quien desde hace unos 15 años se dedica a la elaboración de piñatas, entre ellas la del Año Viejo, junto con su madre Gloria Fernández Torres, en la calle 27 entre 36 y 38 de la colonia Santiago.
—Los viejitos que elaboramos son para romper y están enfocados principalmente para los niños; sin embargo, si quien lo compra lo quiere llenar de pirotecnia y petardos, también está preparado —agregó.
Recordó que el año pasado vendió entre 20 y 25 piñatas de Año Viejo y en esta ocasión espera desplazar ese mismo número.
Las figuras del Año Viejo, que miden unos 60 o 70 centímetros, son acompañadas de un letrero con alguna frase como “No me llevó la chikungunya” y “No me quería ir, pero me voy”, entre otras, así como de un bastón.
De acuerdo con la entrevistada, para la fiesta del Año Nuevo también tienen mucha demanda las piñatas de siete conos, que representan a los pecadores capitales.
—Se supone que con ello representa que dejan el año que está por finalizar, sin embargo, estrenan el Año Nuevo con los mismos pecados, como por ejemplo la gula —comentó Selmy Canul.
También indicó que sus piñatas, incluidas las del Año Viejo, son adquiridas incluso por turistas extranjeros y nacionales que van a pasar la fecha en alguna casa de verano de Sisal.
Las piñatas del Año Viejo se venden a $100.
—Tengo casi 25 años de casado y desde entonces hemos acostumbrado, primero con mi familia política y luego con mis hijos, elaborar nuestro propio viejito —señaló Brenda Pérez Maldonado, vecina de la calle 33 entre 32 y 34 del Centro.
El proceso de elaboración de la figura forma parte de la algarabía del festejo del Año Nuevo —expresó.
La hija de la entrevistada, Rubí Tzuc Pérez, quien desde hace un par de años es la responsable de dirigir la elaboración de la figura, dijo que para la quema del Año Viejo invirtieron el año pasado unos $300 en juegos pirotécnicos y en este año esperan invertir la misma cantidad.
La tradición es que con la quema del año Viejo quedan atrás los malos momentos que se vivieron en el calendario que finaliza.
Las figuras son expuestas desde la tarde y a la medianoche son quemadas.
En Umán, la familia Pech realiza una fiesta vecinal para celebrar el Año Nuevo.
Como cada año, como parte de la tradición familiar, Hugo Ley Pech, de 28 años de edad, realiza un muñeco de Año Viejo, que aprendió de su tía Luisa Pech Quintal, así que ahora la familia espera con ansias sus creaciones que realiza desde hace 21 años, en esta ocasión fue ayudado por su primo José Pech Canul y otros niños.
—Desde hace una semana comencé a hacer los muñecos y el torito, ya llevamos quemándolo cuatro años seguidos, al principio estaba dudoso de hacerlo por la muerte de mi abuelita, pero decidimos hacerlo.
—Todas mis creaciones las hago con papel periódico y la relleno de ropa vieja, bombitas, petardos, garra de tigre, entre otros, todo el material lo compramos del dinero que reunimos con las ventas que hacemos, porque para diciembre los precios suben y a veces es difícil encontrar el producto que quieres y si los encuentras, cada vez son más caros.
—Además de eso hago piñatas para vender; las preparo desde las vacaciones de verano para que se sequen y ahora solamente las adorno para venderlas en 60, 120 y 200 pesos, afortunadamente ya vendí muchas que me encargaron y otras que me pidieron de último momento para las canastas navideñas.
—Aunque a veces me piden hacer viejitos no los hago porque no me alcanza el tiempo y ahora es más controlado comprar la pirotecnia, pues ya no la venden en grandes cantidades en los lugares con permiso —comentó Ley Pech.
—Los vecinos esperan con ansias nuestro muñeco; el 31 a las 12 de la noche, junto con los vecinos, cerramos las calles para quemar los viejitos, el torito y los cipreses, pues prácticamente se ha vuelto una tradición vecinal en la calle 9 entre 11 y 20 de la colonia San Francisco.
Se consolidan
En Izamal, con 10 años de elaboración de piñatas, la familia Rodríguez Uicab ha logrado consolidarse en el gusto de los clientes.
Esta temporada las piñatas de campanas, renos, esferas y de Año Viejo son las que tienen mayor demanda.
—Tenemos 10 años de trabajar el arte de las piñatas en familia; mi esposa, Mariana Uicab Dzib, y mis hijas Matilde, Marisol, Maribel y Concepción nos ayudan en los trabajos, yo me encargo de armar los moldes y el resto de la familia a decorarlas, ellas le ponen y les dan el toque especial —detalló José Benito Rodríguez Conrrado.
—Estamos contentos, la familia es unida en el trabajo, las ganancias son para todos y creo que lo más importante es la unión de la familia, sobre todo que trabajamos unidos, en muchos lugares no hay unión familiar.
—Esta temporada las piñatas de los “viejos” se van rápido, unos las encargan con un mes o 15 días antes pero se gastan, ahora solo me queda dos pero seguro se van a ir rápido, por eso aremos unas cuantas más.
—Las piñatas varían van desde los 60, 80 y 100 pesos de acuerdo al tamaño, además en los listones del Año Viejo se le suelen colocar dedicatorias de la familia que dona la piñata.
Para la elaboración utilizan almidón, resistol blanco, papel crepé en varios colores, papel lustre o metalizado sin faltar el papel periódico.
El taller y vivienda de la familia Rodríguez Uicab está en el predio 287 de la calle 38 entre 29 y 27 de Izamal.
En Motul, la elaboración de viejitos para el fin de año, es común en varios hogares ya que les sirve como diversión y para desestrarse.
La mayoría de las familias elabora su propio muñeco de “Año Viejo”, con ropa que rellena con trapos, papeles y bombitas, a fin de quemarlo a la medianoche del 31.
Felipe Arceo Náhuat señaló que tiene entendido que la quema de los viejos es para dejar atrás las cosas malas que nos han pasado, dejarlas en el olvido con el fuego que purifica las cosas borrándolas del pensamiento, e iniciar una nueva vida con el Año Nuevo.
En vísperas del Año Nuevo, son pocas personas que han elaborado sus viejos y los han colocado a las puertas de su domicilio para que lo admiren los que pasan.
En Ticul, con la venta de piñatas los cuales tienen formas de estrellas, pavos y viejos, Edy Rosales Cuytún, vecina del barrio de San Juan, busca la manera de sobrevivir pese a los problemas de salud que presenta.
Instalada en una de las entradas del parque infantil en la calle 19 con 26 del Centro, doña Edy señala que la venta de estos productos representa una oportunidad para ganar algunos pesos en estas festividades.
Tras varias intervenciones médicas por cáncer y otros males, señaló que con la ayuda de sus vecinos realizan estas piñatas las cuales venden entre 90 y 100 pesos; de lo que vende, recibe una parte de las ganancias.
—Las ventas han sido buenas, por ejemplo el sábado vendí muchas, más de 10 piñatas, el lunes vendí otras seis, y ahora que vienen los festejos de Año Nuevo esperamos que la gente salga en busca de las piñatas, principalmente las de forma de estrella.
En la ciudad varias familias se dedican a la fabricación de las piñatas y en estos días del año salen a las calles para venderlas y de esta manera buscan obtener algunas ganancias en estas festividades.
En Tizimín, Festino Torres comentó que hace unos años comenzó a realizar esta actividad tras quedarse sin trabajo y como su esposa e hijos dependen de él tuvo que buscar nuevas alternativas.
—Un día en estas fechas vimos que muchos estaban haciendo sus muñecos, y se me ocurrió hacer algunos y anunciarlos a ver quiénes se animaban, hoy no me doy abasto, hasta hicieron falta.
El vecino señaló que la elaboración de los muñecos, que hace con ropa vieja, lleva un proceso de aproximadamente media hora, y que vende desde 100 pesos los que no tienen “bombitas “.
Los que llevan las “bombitas” tienen precio de hasta 220 pesos, por el costo de los juegos pirotécnicos.
Tradición familiar
En Valladolid, desde hace casi 20 años, la que inició con la elaboración de los muñecos fue Francisca Gómez Manrique, quien hace unos 15 años falleció, pero heredó su legado a otros familiares que ya lo ven como un negocio en estas fechas.
Eunice Gómez Pat, sobrina de la fallecida, dijo que varios familiares elaboran muñecos con ropa vieja, la cabeza la hacen con papel periódico, y tienen el tamaño natural de una persona que rellenan del mismo material.
Comentó que entre la familia fabrican más de 100 muñecos en esta temporada y por fortuna todo se vende, incluso hasta reciben encargos que luego lo llevan a varias partes como en Cancún y Mérida, incluso ya les encargaron dos por una familia que llegó de Guadalajara, Jalisco y que se dirige a Cancún, donde tendrán la oportunidad de observar cómo se quema el muñeco.
Los muñecos se elaboran de dos maneras, a base de ropa vieja que tienen un costo de unos $100, pero también en forma de piñata caracterizando algún personaje, en el caso de su familia elaboran los primeros, porque son más económicos y su venta es más rápida.
Los que hacen con material de piñata pueden tener precio arriba de $200, según lo que pida el cliente y lo más importante es que lo pagan al precio que se les diga.
Por el momento ya llevan alrededor de 50 muñecos listos, hoy terminarían otro número similar, ya que entre el 30 y 31 de diciembre es cuando aumenta la venta, incluso horas antes de terminar el año es cuando acude más gente a pedirles.
Eunice Gómez dijo que el 31 por la noche es un ir y venir de clientes en su casa, en busca de los muñecos para comprar, de modo que todo lo que elaboran se agota.
Explicó que durante el año se preparan en la búsqueda de ropa antigua que no les sirva a la familia, amigos y vecinos, para que en estas fechas empezar a trabajar en la elaboración de los muñecos, además de que se convierte en una fuente de ingresos para su familia.
En Acanceh, como ya es tradición, cada año se confecciona el Año Viejo más grande del Estado, como un deseo de Irmín Gaspar Guerrero Dzul, que tenía 11 años cuando falleció y en su memoria sus padres, Julián Guerrero Medina y Martha Esther Dzul May, elaboran el viejo desde hace nueve años consecutivos.
La figura tiene una altura de cinco metros y medio, que mañana a partir de las 6 de la tarde será paseado en las principales calles y en la medianoche se quemará. Desde hoy viernes hasta el domingo el Año Viejo es visto por mucha gente que pasa por este lugar donde Guerrero Medina tiene un negocio de comida, que se encuentra en la avenida principal del poblado y es admirada por muchas personas y se toman fotos con el viejo.— JOSÉ W. COB CHAY/Carolina Uc Quintal/Candelario Pech Ku/MAURICIO CAN TEC/ NELSON BACAB POOT/DÍDIER R. CANCHÉ TEC/Juan Antonio Osorio OSORNO/IGNACIO EUáN ACOSTA