El cenote Sabak Há en Yucatán, también conocido como agua tiznada, fue escenario de una proeza histórica en la espeleología mexicana: un grupo de buzos expertos descendió hasta 120 metros de profundidad en lo que se considera la ventana kárstica más profunda de Yucatán, cuya extensión supera los 150 metros según registros oficiales.
La expedición, realizada por especialistas en buceo técnico de la península, representó un desafío extremo debido a la nube de ácido sulfhídrico que se encuentra a los 70 metros y a las prolongadas paradas de descompresión necesarias para garantizar la seguridad de los exploradores.
El cenote Sabak Há, el más profundo de Yucatán
De acuerdo con el espeleólogo Erick Sosa, Sabak Há es un cenote abierto de caída libre con un espejo de agua de 70 metros de diámetro y un fondo que supera los 100 metros de extensión.
“Aparentemente tiene más de 150 metros. Las exploraciones que se han hecho han llegado hasta 140”, detalló.
Sosa explicó que este tipo de inmersiones requieren protocolos muy distintos al buceo recreativo, pues los tiempos de descompresión se multiplican. “En este caso hicimos 130 minutos en total de deco”, comentó, subrayando la complejidad de la hazaña.
La expedición contó además con la participación de Kay Vilchis, Gabriel Bergonzi, Pablo Bayardo, Michel Silva y Manuel Chávez, quienes junto con Sosa consolidaron este descenso histórico que coloca a Yucatán como un referente mundial en exploración subacuática.
Un reto entre el ácido sulfhídrico y la oscuridad
A los 70 metros de profundidad, los buzos enfrentaron una densa nube de ácido sulfhídrico que cubre gran parte del cenote. Este fenómeno convierte al Sabak Há en un entorno único y peligroso, donde la visibilidad y la respiración requieren preparación y equipo especializado.
El logro marca un precedente en la historia de la espeleología mexicana y refuerza la importancia de Yucatán como un epicentro global para el buceo técnico.
¿Dónde está el cenote Sabak Há y cómo llegar?
El cenote Sabak Há se localiza a poco más de una hora de Mérida. Para llegar, se debe tomar la carretera hacia Muna, pasar por Abalá y llegar hasta la ex hacienda Mucuyché de Peón. Desde ahí se avanza 6 kilómetros hasta el crucero de la comisaría de Yunkú; luego se dobla a la izquierda y se recorren unos 2 kilómetros rumbo al este hasta el sitio.
Para ingresar al Sabak Há se accede por una escalera de madera que conecta con el agua y sus profundidades.
Su superficie tiene un tono verdoso por la materia orgánica en descomposición; sin embargo, a partir de los 15 metros, el agua se vuelve cristalina con visibilidad de hasta 50 metros. El espejo de agua mide aproximadamente 60 metros de largo por 30 metros de ancho.
Este descenso histórico no solo revela la magnitud del Sabak Há, sino también el misterio que guardan las profundidades de la tierra yucateca.
