En plenos años dosmiles, cuando nos acercamos a las primeras tres décadas del segundo milenio, en la era de las tabletas, la realidad aumentada y cuando la inteligencia artificial se enfila a una peligrosa independencia de lo cual ya nos alertó Stephen Hawking, seres mitológicos del imaginario maya, entre ellos los aluxes siguen vigentes en las comunidades yucatecas.

Se suele creer que los aluxes son seres míticos cuya labor es espantar o hacer travesuras en los montes del Mayab, pero su existencia va más allá de importunar a los incautos o escépticos que se adentran en la selva yucateca.

¿Quiénes o qué son los aluxes?

Esta pregunta la responde Fátima Santos Pacheco, arqueóloga por la Universidad Autónoma de Yucatán y estudiosa de la lengua y tradiciones mayas.

“En maya se les conoce como Kanáan koolo’ob, que son señores cuidadores de las milpas y de los montes; en la actualidad son conocidos como duendes del monte que protegen las milpas. En algunos lugares de los pueblos o las ciudades  se dice que habitan o cuidan algunas casas antiguas.

La profesional, oriunda de la villa de Muna, población en la que pocos niños no conocen la leyenda del enano de Uxmal, pues es casi tarea obligatoria oírla en la primaria, dice que la tradición oral señala que el jmen, es la persona encargada de realizar la ceremonia de creación de los aluxes, llamada kanáan kool.

¿Cuál es el origen de los Aluxes?

“Mientras dice una oración en lengua maya, o payalchi’, el jmen elabora cuatro figurillas de barro a los que coloca ojos de frijol, dientes y uñas de maíz. Después se les cubre con cera de nueve colmenas y se le unge con ba’alche’, que es una bebida sagrada elaborada con la corteza del árbol del mismo nombre.”

“Luego se les da vida con la sangre del dueño de la milpa, a quien se le extraen nueve gotas de sangre y se deposita en las cortadas que se le hacen a las figuras de barro.”

“El objetivo es que conozcan a su dueño y que cumplan su función como cuidadores de las milpas, finalmente se les da piedras y se les entierran en las cuatro esquinas de la milpa. Estas prácticas culturales pueden variar de pueblo en pueblo”, precisa.

Prohibido tomar algo de una parcela sin permiso, los Aluxes harán valer su ley

A la arqueóloga se le señala la creencia de que, cuando alguien vaya a alguna milpa o parcela, no debe tomar nada sin permiso, ni un fruto y ni siquiera una piedra, o de lo contrario los aluxes o el señor del monte harán valer su ley.

Al respecto, la arqueóloga subraya que en la memoria de muchos campesinos predomina la idea de que “no es bueno” tomar ningún fruto de la milpa o parcela que no sea la propia.

“Muchas milpas o parcelas pueden estar ‘curadas’, es decir, tienen sus aluxes, que si se molestan por alguna razón, ya sea que estés cerca o si tomas algún fruto sin permiso del dueño te tirarán piedras, te guardarán tus cosas. Incluso el dueño se debe identificar antes de entrar a su parcela o milpa. Debe chiflar o silbar tres veces”, revela.

“Si tomas algún fruto de una milpa ‘curada’  tendrás que pedir perdón al dueño, quien debe azotarte o propinarte nueve  cinturonazos. El número nueve es recurrente entre las prácticas mayas y que las y los investigadores siempre relacionan con los nueve señores del inframundo, quienes siempre están presentes en las ceremonias y rituales, y tendrás que acudir con un jmen para que cure”, advierte la también intérprete de la lengua maya.

Ofrenda a los Aluxes

“Desde que son creados, cada determinado tiempo el dueño debe ofrendarles su saka’ en cada esquina de su parcela o milpa. El saka’ es una bebida sagrada maya: sak,  blanco, y ja’ agua, agua blanca. Hay quienes les ofrendan cigarros, k’óol (jaanli’ k’óol) o incluso una jícara de pozole cuando andan de traviesos en los montes, pues como te dije antes en cada pueblo puede variar la ofrenda”, detalla.

Para concluir, la profesional comparte una experiencia relativamente cercana con los aluxes:

“Una vez mi abuelo me contó que se quedaron durmiendo en su pacel  (el pacel es una choza que se construye en las milpas para que el agricultor se tome descansos o duerma cuando se queda varios días a trabajar) cuando de repente les empezaron a tirar piedras.”

“Uno de los milperos se enojó porque no lo dejaban dormir e insultó  a los aluxes. Cuando amaneció no encontró sus alpargatas. Mi abuelo señalaba que estaban pidiendo su ofrenda, por lo que les preparó pozole y se los ofrendó en una jícara, después de esto ya no los molestaron más. También me dijo que hay dos tipos de aluxes, los  niños y los adultos”, concluye.

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Hipólito Pacheco Perera es Licenciado en Gastronomía.Tiene 29 años de experiencia en el periodismo. En 2019 se incorporó en una segunda etapa a Grupo Megamedia. Sus temas de especialidad son relacionados...