¿Por qué el castigo físico en la crianza no es una opción? Sancionar con golpes las faltas de niños y adolescentes en el aula y la casa los conduce a perder seguridad y confianza en ellos mismos. En México, desde 2020, el Senado aprobó reformas que prohíben el uso de violencia física como método correctivo para niñas, niños y adolescentes.

Cuando se creía que el castigo corporal estaba finalmente erradicado del salón de clases, un distrito escolar estadounidense autoriza a los maestros a dar nalgadas a los estudiantes… siempre y cuando sus tutores estén de acuerdo.

En Cassville, Missouri, los docentes ya pueden dar azotes a sus alumnos si otras medidas disciplinarias fracasan.

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Usuarios de redes sociales criticaron la disposición, que, irónicamente, encontró buena respuesta en padres de familia y tutores de estudiantes de ese distrito. Por su parte, los expertos en educación y psicología reiteraron su oposición a los golpes como correctivos.

Castigo físico en la crianza: ¿Por qué no es una opción?

El castigo físico causa desconfianza e inseguridad en el niño y adolescente, explica la maestra Laura Patricia Silveira Mena, responsable del departamento de Tutoría de la Escuela Normal Superior de Yucatán  (ENSY) “Antonio Betancourt Pérez”.

“Y con desconfianza e inseguridad es muy difícil lograr una autoestima, una estabilidad como persona. Los niños necesitan tener confianza, iniciativa de autonomía, saber que pueden lograr una tarea, que hay una consecuencia para algo en lo que se esforzaron. Pero si se les golpea cada vez que hacen algo mal se sienten inseguros y desconfiados”.

Por lo tanto, subraya, el castigo físico “no es recomendable como correctivo ni como método de aprendizaje”.

¿Cuál es la forma correcta de corregir en la crianza?

La maestra Laura Patricia Silveira, asesora de alumnos del séptimo semestre de la ENSY para elaboración de la tesis final, afirma que en la educación de niños y jóvenes “más que nada hay que reforzar las conductas adecuadas; pero para reforzar una conducta adecuada a cualquier edad debe haber claridad sobre qué se espera” de la persona.

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Como ejemplo imagina el caso de un estudiante al que sus padres regañan al volver del trabajo porque la casa está desarreglada. Si “nunca le han dicho: por favor, recoge los platos, no es justo que le griten, porque no ha habido reglas”, apunta.

“Si nos dicen que algo está mal pero no dónde está mal, ¿cómo lo vamos a reparar? Si tampoco nos dicen qué hay que hacer para corregirlo, peor. Y si en lugar de eso recibimos un golpe…”.

“La educación es firmeza, es congruencia”, señala la maestra, que destaca la importancia de que el responsable de la educación verbalice las conductas que se espera que el niño o el joven modifique, en lugar de tratar de convencerlo con expresiones como “ahí está el policía, te va a regañar” o “el Señor del Saco te va a llevar”.

¿Cómo lograr el equilibro en la formación durante la crianza?

Si se debe aplicar una sanción, ésta debe ser acorde con la falta y algo “que se dice con firmeza y se especifica por qué se está haciendo; se retira alguna cosa que el chico o la chica quieren —un celular, una salida, una comida— en un tiempo corto, efectivo, no a largo plazo”, precisa. Y que después el menor “haga algo para obtener ese beneficio”.

Rechazar el castigo físico en la educación no significa adoptar una actitud permisiva ante las transgresiones.

“Permitirle todo tiene consecuencias negativas porque no está solo en el mundo, siempre va a haber reglas, incluso para cruzar la calle”, advierte Laura Patricia Silveira.

Recuerda que hay un estilo de enseñanza autoritaria, en el que los adultos toman todas las decisiones y el niño no tiene derecho a opinar, lo que da lugar a una persona que solo sabe seguir reglas y no desarrolla el pensamiento propio.

Otra manera es la de “dejar hacer, dejar pasar”, en la que el menor hace todo lo que quiere; “probablemente es más intuitivo, más creativo, pero no logra encajar ni hacer trabajo colaborativo y algunos desarrollan una personalidad egoísta”.

castigo corporal en la crianza

En el estilo democrático los adultos “están todo el tiempo haciendo consenso con los chicos; es bueno porque todos pueden expresar su opinión y que ésta se tome en cuenta, sin embargo no es tan bueno cuando la decisión a la que llega la mayoría no es la correcta”.

¿Qué estilo de crianza es el más recomendable y cómo es?

Uno más es el estilo autoritativo, “en el que los que tienen la responsabilidad de educar permiten que los educandos participen y den su opinión, pero la última palabra, el voto de calidad siempre lo va a tener el responsable de la educación”.

El liderazgo autoritativo es hasta ahora el que tiene mejores resultados para que los jóvenes razonen, entiendan y puedan ajustarse a una sociedad en la que hay reglas y trabajo colaborativo”, manifiesta.

La maestra Laura Patricia Silveira enfatiza que la educación de una persona se da en la familia, la escuela y la sociedad. En el contexto actual “los niños están solos mucho tiempo, la familia ya no está educando y se le está dejando a las escuelas” esa tarea.

“Los papás están desesperados porque los jóvenes no tuvieron una guía de lo que debían hacer y en qué momento hacerlo y quieren que la escuela los eduque, cuando en casa no hubo normas ni consecuencias. No están poniendo límites a sus hijos de ninguna edad. Hay niños corriendo por los restaurantes porque los papás no les dicen que en esos lugares no se grita ni se corre porque hay otras personas”, asegura.

“Educar es explicar con firmeza, con respeto, con coherencia”, puntualiza.

¿Qué debería hacer una madre o un padre que se siente rebasado por la situación?

La bofetada, el pellizcón, la nalgada suelen aparecer cuando la paciencia del adulto es rebasada por la actitud desafiante del menor. “El niño está viendo hasta dónde llega, es su momento de desarrollo: oponerse, saber quién es, qué puede hacer”, recuerda la docente.

“Lo mejor que puede hacer alguien que siente que va a golpear a un niño es darse la vuelta y salir del espacio; después, pensar por qué se está poniendo así, ¿está tratando de llamar la atención?”.

“La educación es familia, escuela y sociedad. Los maestros están respondiendo al reto, después de la pandemia todos son acompañantes socioafectivos. Sin embargo, hay un lugar en el que los chicos tienen que fortalecerse, recibir herramientas. Lo más importante para su educación es tener equilibrio”.

¿Por qué los azotes no son efectivos contra la mala conducta?

Un distrito escolar del suroeste de Missouri decidió restablecer las nalgadas como método para disciplinar a los estudiantes —si sus padres están de acuerdo—, pese a las advertencias de expertos en salud pública sobre lo perjudicial de la práctica, refiere un despacho de la agencia Associated Press (AP).

Las clases se reanudaron la semana pasada en el distrito de Cassville por primera vez desde que el consejo escolar aprobara en junio volver a aplicar castigo físico en esa zona, que tiene 1,900 alumnos y está a 95 kilómetros al suroeste de Springfield. La medida se había eliminado en 2001.

Castigo corporal en la crianza

La norma establece que el castigo corporal solo se utilizará cuando otras formas de disciplina —como las suspensiones— hayan fracasado y únicamente con el permiso del superintendente.

Escuela que anunció la aplicación de castigo físico dice que la mayoría apoya esa decisión

La superintendenta Merlyn Johnson declaró al diario The Springfield News-Leader que la decisión se adoptó después de que una encuesta anónima hallara que padres, estudiantes y trabajadores de la escuela estaban preocupados por el mal comportamiento y la indisciplina de los alumnos.

“La gente nos dio las gracias por ello”, afirmó. “Sorprendentemente, quienes están en las redes sociales probablemente se horrorizarían al oírnos decir estas cosas, pero la mayoría de las personas con las que me he topado nos ha apoyado”.

Khristina Harkey, mamá de un estudiante del distrito, afirmó a AP que está indecisa sobre la medida. Ella y su esposo decidieron no participar porque su hijo de seis años, Anakin Modine, es autista y devolvería los golpes si le dieran una nalgada.

Pero añadió que el castigo físico funcionó con ella cuando era una “buscapleitos” en sus años escolares en California. “Hay todo tipo de niños”, manifestó. “Algunos necesitan unas buenas nalgadas. Yo era una de ellas”.

¿Qué opinan otros organismos sobre el castigo físico?

Morgan Craven, director nacional de políticas, defensa y relaciones con la comunidad de la Asociación de Investigación del Desarrollo Intercultural —organización sin fines de lucro por la equidad educativa—, enfatizó que el castigo físico es una “práctica totalmente inapropiada e ineficaz”.

castigo corporal en la crianza

La Suprema Corte de Estados Unidos dictaminó en 1977 que el castigo corporal es constitucional y dejó en manos de los estados la decisión de establecer sus propias políticas.

¿Cuáles son los datos en Estados Unidos sobre el castigo físico en la crianza?

En este sentido, diecinueve estados, muchos de ellos en el sur, tienen leyes que lo permiten el castigo físico en las escuelas. De hecho, datos de 2017 y 2018 revelan que 70,000 niños en Estados Unidos recibieron al menos un golpe en sus planteles.

¿Que otras consecuencias derivan del castigo físico?

Los estudiantes que son golpeados en la escuela no obtienen los mismos resultados académicos que sus compañeros, además de que sufren traumas físicos y psicológicos, advirtió Morgan Craven. En algunos casos resultan tan lastimados que necesitan atención médica.

“Si se da una situación en la que un niño va a la escuela y puede ser abofeteado por una ofensa menor, ciertamente se crea un ambiente hostil, impredecible y violento”, alertó. “Y eso no es lo que queremos para los niños en las escuelas”.

Mitch Prinstein, director científico de la Asociación Estadounidense de Psicología, aseguró que décadas de investigación demuestran que el castigo corporal no reduce el comportamiento inadecuado y es probable que aumente la agresión, la rabia y la hostilidad y podría conducir a depresión y problemas de autoestima.

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Añadió que hay mejores métodos para eliminar la conducta indeseable, entre ellos el entrenamiento en la resolución de problemas, la recompensa del comportamiento positivo —por ejemplo, con más tiempo de recreo— y la atención extra en el aula.

“Los padres son expertos en lo que funciona para sus propios hijos”, señaló.

“Pero es importante que los padres sean educados en la literatura científica que demuestra una vez más que el castigo corporal no es una forma consistentemente eficaz de cambiar el comportamiento indeseable”.