gran huracán Yucatán

El próximo ciclón que llegue será de nueva generación y pondrá a prueba la infraestructura yucateca

Un gran huracán ya faltó a su cita con Yucatán y cuando llegue pondrá a prueba todas las construcciones que se han levantando en el estado, afirma Juan Vázquez Montalvo, meteorólogo de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), en entrevista con Diario de Yucatán.

El calentamiento global alteró el patrón de huracanes en Yucatán

Se supone que, estadísticamente, en Yucatán cada 12-15 años viene un huracán grande, de categoría tres, cuatro o cinco, pero no hay nada escrito ahora porque el huracán es climático y el calentamiento global ha cambiado todos los patrones de comportamiento de la atmósfera, responde el entrevistado a la pregunta de si es posible saber cuándo la entidad sería azotada por otro como “Isidoro” del año 2002.

Entonces eso hace que cada vez que se forma un gran ciclón, muchas zonas que antes sí lo eran ahora no son afectadas; Yucatán está entre esas zonas, (lleva) 22 años, es mucho tiempo, el doble de lo que debe de ser, sin afectación de huracanes fuertes, de categoría tres, cuatro o cinco, que no han habido hasta ahora, afirma Vázquez Montalvo.

Han llegado ciclones chicos, como la tormenta tropical “Grace” o “Delta”, que fue huracán categoría uno. No ha venido un huracán grande como “Isidoro” que cause muchos daños. “Isidoro” fue huracán de categoría tres, contrasta.

La escala Saffir-Simpson clasifica a los huracanes en cinco categorías, según su fuerza destructora: uno, vientos de 118 a 153 km/h (daños mínimos); dos, de 154 a 177 (daños moderados); tres, de 178 a 208 (daños extensos); cuatro, de 209 a 251 (daños extremos), y cinco, de 252 o más km/h (daños catastróficos), detalla Vázquez Montalvo.

El gran huracán que faltó a su cita con Yucatán

De acuerdo con lo dicho por el entrevistado, se esperaba que llegue otro meteoro como “Isidoro” o mayor al estado entre los años 2014 y 2017, pero el gran huracán faltó a su cita con Yucatán.

Según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, en 2014 solo la tormenta tropical “Dolly” cruzó la Península de Yucatán; en 2017 el huracán “Franklin” la atravesó; en 2020 las tormentas “Cristóbal”, “Gamma” y “Zeta” y el huracán “Delta” cruzaron Yucatán, y en 2021 la tormenta “Grace” atravesó la península. En 2015, 2016, 2018, 2019, 2022 y 2023 ningún ciclón cruzó la península yucateca.

La visita del gran huracán “Isidoro” a Yucatán

Según el gobierno estatal, “Isidoro” llegó como huracán de categoría tres a Yucatán a las 2 a.m. del 22 de septiembre de 2002, específicamente se ubicó al norte de El Cuyo, puerto del municipio de Tizimín; avanzó a 11 km/h y a las 5 de la tarde el “ojo” del ciclón tocó tierra en Telchac Puerto con vientos máximos sostenidos de 205 km/h y rachas de 250 km/h; el resto del día avanzó hacia el Suroeste y el día 23 se degradó a tormenta tropical, con vientos de 110 km/h, a 100 km al sur de la ciudad de Mérida; describió un rizo en sentido contrario a las manecillas del reloj, sobre el occidente del estado yucateco, y el día 24 a las 3 a.m. “Isidoro”, con vientos de 85 km/h, retornó al mar.

Después de “Isidoro”, ya no se repitió el patrón de huracanes en Yucatán

Hay estadísticas que señalan que cada 12 años debe venir un gran huracán como “Isidoro” y cada 25 o 50 años uno más grande, pero ahora ya no hay nada que diga que ese patrón vaya a suceder de nuevo, enfatiza Vázquez Montalvo.

“Isidoro” llegó dos años después que se instaló la primera estación meteorológica automática de Yucatán y ésta fue importante porque fue la única que no se destruyó, a diferencia de otras que ya había en 2002, y también la única que recabó datos durante las 36 horas que este huracán grande estuvo en el estado, relata el entrevistado.

La primera estación automática, al menos que se sepa, en Yucatán se estableció en 2000 en el terreno que la Facultad de Ingeniería de la Uady (FIUady) ocupa desde 1994 en el norte de la ciudad de Mérida, precisa.

La estación FIUady, de renombre mundial

Cada 10 minutos hizo la radiografía de “Isidoro” y por estas radiografías la estación (meteorológica) FIUady agarró renombre porque es una de las primeras estaciones a nivel mundial que han sobrevivido a todo el paso de un gran huracán y han dado información, destaca.

Porque por lo general, indica, las estaciones (meteorológicas) se destruyen por los “proyectiles”, los objetos no asegurados que salen disparados por los vientos de un huracán; las mismas estaciones se preparan para un ciclón, por ejemplo amarran las casetas y los aparatos, eso yo lo aprendí en un curso que tomé en Puerto Rico.

Ahí en Puerto Rico pasamos el superhuracán “Georges” (categoría cuatro en septiembre de 1998) en isla Culebra; yo ya había vivido un gran huracán, “Gilberto”, así que ya sabía lo que iba a pasar. “Gilberto” fue categoría cinco en 1988 e inolvidable, todo el ruido que hace un ciclón de esta magnitud es terrible, rememora. “Es un zumbido, un rugido del aire manifestando la fuerza de la naturaleza, ese ruido jamás lo olvidaremos los que lo vivimos”.

“Isidoro” confirmó un método que estaba a prueba

También recuerda que “aunque los modelos (de los pronósticos) mostraron que ‘Isidoro’ no iba a venir a Yucatán, nosotros manejamos un algoritmo, que estábamos poniendo en práctica y trabaja por medio de presiones atmosféricas. Hasta la fecha lo seguimos ajustando un meteorólogo de islas Bahamas y yo, quienes estudiamos juntos la especialización; lo que falta para que terminemos de calibrar este algoritmo es que llegue un gran huracán a Yucatán”.

Una forma de averiguar a dónde se dirige un huracán lo dan las presiones atmosféricas; la presión más baja es la de un ciclón y la más alta es la que se mide en los frentes fríos por lo general cuando pasan en los Estados Unidos, donde ha habido presiones de hasta 1,060 hectopascales (hPa); el aire frío pesa mucho y el aire caliente no pesa, su peso y comportamiento térmico son diferentes, abunda.

Al respecto, el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, ubicado en Miami, precisa que el récord de la presión atmosférica más baja en el Atlántico lo tiene “Wilma”, con 882 milibarios, que en 2005 destronó a “Gilberto”, con sus 888 mb. Ambos huracanes alcanzaron la categoría cinco.

Con los datos de la presión atmosférica, indica Vázquez Montalvo, si se consiguen aunque sea de particulares, se puede hacer mapas de isobaras y se va marcando como un camino de presiones bajas, detalla.

El precedente de un gran huracán en Yucatán: “Gilberto”

Aplicamos este método con “Isidoro” porque cuando “Gilberto” vino a Yucatán (el NHC en) Miami dijo que iba a ir hacia ellos, a Florida, pero en la estación de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en el aeropuerto de Mérida, luego me lo comentaron, vieron que el barómetro estaba cayendo estrepitosamente y descubrieron que “Gilberto” no iba a ir a Miami, como decían los modelos, sino iba a venir a Yucatán y al final eso sucedió, explica.

Entonces, con base en este antecedente, nosotros trabajamos con las presiones atmosféricas y detectamos que “Isidoro”, al menos si no iba a venir a Mérida, iba a pasar muy cerca de Mérida y no como decían los modelos que iba a pasar a 80 km a lo largo de la costa de Yucatán y luego iba a dirigir al sur de Estados Unidos, recuerda.

Conseguimos, mis tesistas y un servidor, más barómetros y los pusimos a lo largo de la costa yucateca, a cierta distancia por las marejadas, hicimos mediciones y sí vimos que “Isidoro” venía para acá, pero todo esto estábamos empezando (a probar el algoritmo) y no podíamos decir algo que no estaba seguro de que iba a suceder; si decías va a venir, como marcaba el algoritmo, se iba a asustar toda la gente de Yucatán, nos podíamos meter en un severo problema y a la Uady también, narra.

La estación no sobrevivirá al próximo gran huracán en Yucatán

La estación FIUady. Foto de www.ingenieria.uady.mx

Bueno, pues la estación FiUady no se rompió con “Isidoro”, lo que dudo que vaya a suceder con el próximo gran huracán porque ahora hay (el fraccionamiento) Las Américas, así que hay casas alrededor de la Facultad (de Ingeniería) y cuando venga un gran ciclón va a ser una lluvia de proyectiles y alguno va a destruir la estación, puede ser una tapa de un tinaco, un pedazo de metal, un plástico, una madera, advierte.

A la estación de la Conagua en el aeropuerto (de Mérida) así le pasó cuando vino “Isidoro”, desde las 3 de la tarde tronó por proyectiles de esa zona habitada (del sur meridano); en ese entonces la estación FIUady no estaba rodeada de viviendas, destaca.

La propuesta de ampliar la clasificación de huracanes

Sobre la propuesta de añadir una nueva categoría a la escala Saffir-Simpson, planteada por algunos investigadores en febrero de 2024 , Vázquez Montalvo dice que no lo van a hacer porque sería una tontería, no creo que lo hagan.

Yo no estoy de acuerdo porque, imagínense, que después de haber vivido el huracán “Gilberto” digan que viene uno de categoría seis, la gente se va a espantar, va a caer en pánico. No conviene hacer eso, afirma. “Tal vez debería hacerse una escala de posibles inundaciones con ciclones tropicales no tan fuertes, sería más útil, creo”.

La gente antigua se acuerda de “Gilberto” y las generaciones no tan nuevas conocieron a “Isidoro”, pero los que nacieron después de 2002 no saben lo que es vivir un gran huracán, estar sin agua, sin luz (eléctrica) y ¡peor ahora sin internet!, añade.

Puerto Rico es un espejo sobre qué le puede pasar a Yucatán

Nuestro espejo más cercano es Puerto Rico, que estuvo tres meses sin agua, sin luz y sin internet y aún no se recupera, se va la luz a cada rato, luego que fue afectado por dos huracanes: “Irma” en la parte noreste y “María” (ambos en 2017) que lo cruzó de extremo a extremo y muy despacito. “Gilberto” vino (a Yucatán) 12 horas; “Irma” estuvo 25 horas en la parte noreste de Puerto Rico y a los 10 días llegó “María”, al que le llevó 22 horas cruzar esa isla, iba despacito destruyendo, contrasta Vázquez Montalvo.

Un “Gilberto” que pase aquí, en Yucatán, todo el día, 24 horas, nos desbarata todo, afirma, nos vuelve a la edad de piedra.

Las construcciones yucatecas ante un gran huracán

Preguntado sobre si las viviendas construidas con materiales prefabricados en Yucatán en los últimos años soportarían un gran huracán, Vázquez Montalvo dice que “desgraciadamente, todo lo que esté mal hecho lo va a botar un gran ciclón, categoría tres, cuatro o cinco”.

Toda la infraestructura urbana bien hecha va a aguantar; la mal hecha, no, subraya.

En Acapulco (azotado en octubre de 2023 por “Otis”, huracán de categoría cinco) había muchos hoteles construidos con materiales que no aguantaron; inclusive las paredes de los cuartos eran de nieve seca forrada con yeso; por eso cuando vino el ciclón volaron todas las paredes y se llevó camas, sillas, ¡todo!; quedó solo el esqueleto, indica Vázquez Montalvo.

El material se llama duroblock; sí se puede usar, pero en los interiores, por dentro; la estructura exterior tiene que ser block con castillos o planchas de concreto para que pueda aguantar vientos de grandes huracanes, así que en Acapulco pagaron un precio muy alto por todo lo que sucedió (con “Otis”), indica, porque un gran huracán nunca había impactado en esa zona y se confiaron.

El problema acá es que no sabemos cómo está Yucatán, lo vamos a saber cuando llegue un gran huracán. Los grandes huracanes ponen a prueba la infraestructura de las ciudades y de los mismos bienes materiales de las personas; lo que fue mal hecho no va a pasar la prueba, va a volar, ese es un problema, enfatiza.

Huracanes de nueva generación

El otro problema es que tenemos ciclones de nueva generación, que van despacito y tardan mucho en pasar; “Wilma” (como huracán de categoría cuatro en 2005) se quedó tres días estacionado días en el Caribe (por Cancún, Quintana Roo) y destruyó todo, abunda.

Ah, pero al gobierno federal de entonces (encabezado por Vicente Fox Quesada, del Partido Acción Nacional) le interesaba componer el Caribe (mexicano) porque deja dólares, por eso lo repararon todo rápido, señala.

La diferencia entre Acapulco y Cancún, tras un huracán

¡Pero Acapulco no deja dólares, es para los mexicanos! Por eso no le interesó al gobierno (presidido ahora por Andrés Manuel López Obrador, del partido Morena) repararlo (tras el paso de “Otis”), no porque no tenga dinero el gobierno, ¿por qué va a repararlo rápido si no va a recuperar el dinero, si no le genera dólares al país?, contrasta.

Lo mismo pasó cuando vino “Gilberto” y destruyó Cancún, en tres meses ya estaba lista la reconstrucción de Cancún, pero porque deja dólares, por ahí entra el 80% de los dólares, así que la recuperación de la inversión es rápida. En Acapulco, cada empresario irá reparando lo suyo, nadie del gobierno lo va a reparar; solo se va a apoyar a la población, pero esto último es un proceso, subraya.

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Flor de Lourdes Estrella Santana es Licenciada en Educación por la Uady. Ingresó a Grupo Megamedia en el año 2000. Ha sido reportera, redactora y editora. Escribe contenidos generales, especialmente...