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Vistosa clausura de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang; Pekín, la próxima sede

Los Juegos Olímpicos de Invierno se clausuraron prácticamente como empezaron, con un desfile de deportistas destacados y mientras los representantes de tres naciones con décadas de enemistad entre sí compartían un palco de dignatarios… y un potencial camino hacia la paz. El prominente funcionario norcoreano Kim Yong Chol, el mandatario surcoreano Moon Jae-in, así como Ivanka Trump, hija y asesora del presidente estadounidense, se sentaron dos filas detrás de los aros olímpicos, que simbolizan la paz y la unidad internacional.

Estaban cerca uno del otro, pero no pareció que se comunicaran. Todos atestiguaron un espectáculo alegre y elaborado, que marcó el final de los Juegos de Pyeongchang 2018.

Aunque el show corrió por cuenta de las estrellas del pop surcoreano EXO, llamaron la atención los políticos, lo mismo que los deportistas.

Mientras numerosos bailarines participaban en escenificaciones relativas a la cultura y la música surcoreana ante una multitud, la oficina presidencial de Corea del Norte emitió un escueto comunicado, en el que indicó que Pyongyang había expresado su disposición a sostener conversaciones con Washington.

El Norte tiene “amplias intenciones de sostener conversaciones con Estados Unidos”, de acuerdo con la oficina. La delegación norcoreana coincidió también en que las relaciones “Sur-Norte y Norcorea-Estados Unidos deberían mejorar en general”, indicó.

Justo antes de declarar clausurados los Juegos, Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, habló de la cooperación intercoreana.

“Los Juegos Olímpicos son un homenaje al pasado y un acto de fe en el futuro”, indicó Bach. “Con su desfile conjunto, ustedes han compartido con todos nosotros su fe en un futuro pacífico. Han mostrado que nuestro deporte une a la gente en nuestro mundo tan frágil. Han mostrado cómo el deporte construye puentes”.

Fue un extraordinario desenlace de unos Juegos que incluyeron excelencia deportiva, sorpresas y un atisbo inesperado hacia una distensión en la Península de Corea. Deportistas emocionados entraron desfilando en el estadio, rodeados por banderas de todo el orbe, y relajados después de mostrar sus mejores capacidades a ellos mismos y al mundo.

Estaba previsto el hecho de que el tema político resultara relevante durante estos juegos, en vista de las rivalidades en la región.

Corea del Norte, Corea del Sur, Japón y China son vecinos con historias milenarias y conflictivas, que en el mejor de los casos mantienen relaciones algo incómodas.

En la ceremonia inaugural, una marcha del Norte y del Sur en su ingreso al Estadio Olímpico dejó sorprendido e inspirado al mundo. Cautivaron también las animadoras norcoreanas, que acudieron por decenas y aplaudieron en el graderío, con una sincronía asombrosa. Lo que siguió fue una dosis fuerte de diplomacia deportiva. Dos semanas de exposición global para el equipo coreano, particularmente el de hockey de mujeres, que entrenó durante semanas con jugadoras del Sur y del Norte.

Presencia latina

Algunos compartieron historias novelescas, que inspiran o hacen llorar. Muchos persiguieron sus sueños sin importar la adversidad. Y todos aportaron esfuerzo y colorido en Pyeongchang.

Pero otra vez, la participación de los latinoamericanos en unas Olimpiadas de Invierno no pasó de lo anecdótico. Difícilmente se puede esperar algo más, por motivos que comienzan con lo climático y terminan con lo económico.

“Para nosotros la medalla es la calificación. Ir por una meta tan inalcanzable, creo que es lo que representa el auténtico espíritu del olimpismo”, dijo el mexicano Germán Madrazo, quien ocupó el último puesto entre los 116 participantes de la prueba de 15 km del esquí de fondo.

Madrazo, de 43 años, fue el único de los cuatro representantes de México que nació y se crió en el país. La delegación mexicana se completó con Sarah Schleper y Robert Franco, originarios de Estados Unidos, así como con Rodolfo Dickson, nacido en territorio mexicano pero adoptado desde pequeño por una pareja de Canadá.

Otros países también fueron “creativos” para encontrar alguien que haya practicado un deporte invernal en forma competitiva.

Entre los participantes por Argentina figuraron Verónica Ravenna, quien hizo su carrera deportiva en Canadá, y los hermanos Nicol y Sebastiano Gastaldi, nacidos en Italia. Bolivia volvió a unos Juegos tras 26 años, gracias a Simón Breitfuss, de origen austriaco, y a Timo Gronlund, nacido en Finlandia.— AP

 

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