A la Selección de México le habrá dolido ayer más la reacción de su enorme legión de seguidores que la derrota 2-0 sufrida ante Honduras en la Copa de Naciones de la Concacaf. Perder, era una probabilidad. Sin duda. Pero ni Jimmy Lozano ni los encargados de diseñar el programa de trabajo del Tri se deben haber tragado tan fácil la oleada de comentarios negativos, destructivos incluso, sobre una selección mexicana que ayer se vio descolorida, sin mucho enfoque, en un duelo que, cuando el árbitro silbó el final, para los hondureños habrá sabido ganar una Copa del Mundo.

Los planteamientos fueron en función de ir a ganar en este duelo de ida de los cuartos de final, en busca de un boleto para la Copa América del año próximo. El lleno en el Estadio Nacional de Tegucigalpa era una fiesta para los de casa.

Los hondureños salieron con mucha confianza y seguridad ante los mexicanos, en un primer tiempo que fue de más trabajo en el medio campo y de mucha marca personal y fuerza, lo que restaba vistosidad al juego.

Al minuto 6, Anthony Lozano en una llegada al área ganando la espalda de dos defensas, estuvo a punto de anotar en una jugada que terminó con un encontronazo con el portero mexicano, Guillermo Ochoa.

El choque afectó a Ochoa en el pecho y al minuto 10 fue relevado por Luis Malagón.

Honduras, que controlaba las partes más esenciales del juego, se puso en ventaja al 29 con gol de Anthony Lozano, quien tras recibir un pase de Luis Palma controló la pelota con el pecho y con toque suave de derecha, pero bien colocado, superó a Malagón, que dos minutos después le tapó otro disparo a bocajarro al “Choco” Lozano.

Y ya no pudo México, ni marcar, ni tener confianza. Jaime Lozano se veía con cara de incrédulo desde la banca Mexicana. Su planteamiento hizo agua.

Y es allá donde viene la crítica severa: ¿qué necesita México para, al menos, no perder ante selecciones con las que era improbable una derrota? Tiene todo: a los jugadores que están en Europa jugando al tope, a los mexicanos en mejor nivel… y todo el apoyo financiero

Cuando cayó el segundo tanto de los cátrachos, Jimmy y sus once en la cancha, más la banca, no hallaban dónde esconder la cara. Ni siquiera el debut de Julián Quiñones pudo pesar.

En el ciber espacio, arreciaba la lluvia de comentarios. Profesionales de la comunicación, futbolistas, entrenadores y, más, aficionados, dieron rienda suelta a la frustración de ver caer a su Tri de esta forma.

Van a salir a vengarse, de eso no hay duda, cuando se midan el martes en el Estadio Azteca. Caso contrario, Lozano estaría firmando su sentencia de muerte.

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