Ni en el más osado de los pronósticos aparecía una barrida monumental como la que aplicaron ayer los Diablos Rojos del México a los Sultanes de Monterrey. Humillante, en toda la extensión de la palabra.

Jonrón de José Marmolejos con dos en base coronó una ofensiva de cuatro registros en el primer episodio que encaminó al México a una victoria 4-2 sobre los Sultanes, completando una limpia histórica.

De esta forma, los pingos, llamados los “Súper Diablos” con gente como Trevor Bauer y Robinson Canó, rompieron un maleficio que se prolongó por una década sin poder ondear el banderín de la Liga Mexicana. El club que ganó su primera corona en 1956, a las órdenes de Lázaro Salazar, levantó la Copa Zaachila con un róster construido por Alfredo Harp Helú para ganar.

Y tras una Serie de Campeonato de polémica, levantándose de un 3-0 ante sus hermanos Guerreros de Oaxaca, llegaron a la Serie del Rey crecidos y la ganaron sumando, en total, ocho éxitos en fila. Su pitcheo brilló intensamente, o el bateo de los regios fue una caricatura. Trevor Bauer fue pieza clave ganando el Juego 3, pero todos los abridores se lucieron, hilvanando 29 actos sin tolerar carrera.

Anoche, ante 16 mil espectadores en el Estadio Monterrey, Brook Hall lanzó para dos hits y siete ponches en siete actos. Los bateadores sultanes se vieron sin alma, sin espíritu. En las redes sociales se dejó leer más de una vez que parecía que los vendidos eran los Sultanes, no los Guerreros, por la forma en que perdieron. Fue muy triste el papelón de los campeones del Norte.

Marmolejos, el “Más Valioso” de la Serie del Rey, fildeaba un elevado que era el out 27 del Juego 4 y, como respetando jerarquías, se lo dejó a Canó para que sea el “Champion bat” el que ponga fin a una temporada de ensueño para el México, con 71 triunfos en el rol regular y las 16 que se necesitan obtener en playoffs para ser monarcas.— Gaspar Silveira Malaver

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